Equivocándose de salida. De por qué parte por todo. A tomar por culo λιτότης, que no metonimia (ya digo, los lunes...) ¿Volumen 1º de más nada?
Giro a la derecha con parada obligatoria en ese árbol que me va a hacer pupa. Todas esas ramificaciones están muy asentadas en los países modernos como éste, ya lo veo.
Volantazo a la izquierda y me evito el descalabro mayor. Siguiente venida desde el escroto: ocho kilómetros me llevarían a su casa. Su casa y la de la polla que toque el timbre fundido.
¡No me deis las largas o giro diestramente al revés otra vez, leches!
Aeropuerto, ¿eh?
Coherencia primo, a lo que vamos: Winstrol, una rula podrida, farlopa de la de siempre, un chute de Deca y la cerveza en tu regazo. No te caerán ni dos años. ¡Dios, gracias por mi inteligencia y desgracia por mi decencia creída! Mal trueque, esputo al parabrisas.
Ahora sí: chiiiii, cronk, puruplúm.
Hale, a lo que era mi casa, grúa, que sólo era un conejo.
Dos horas a su puerta y nada.
Vale, al bar.
Cerveza y tiro, la tiro dentro y todo este rato sin pensar en lapislázuli. Otro tiro y me voy a gastar treinta euros en esa máquina que ya hubiera querido Da Vinci.
Esta camisa me costó quincemil y la he rajado sin querer porque esto no es un alfiler precisamente lo que me rasca el ombligo.
Años después Matt Dillon encarnará a Jank, pero porque no conoce mi historia, no se crean, nada de lo que diga podrá ser utilizado en mi contra, ni tan siquiera en una mala peli americana, que también he rajado. Menos mal que es por dentro y no se ve.
Sin coche, sin pela y con un colocón del doce. Así va el país de los siempre muertos.
Buen fin. O no.
Ya medirán lo grande que soy.
Uno y ochenta y cuatro ya por entonces, y dos cojones como los dos camiones que eché a la cuneta de camino aquí, en el quicio de la muerte.
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Principal dogma a aplicar por un guionista, o político o conductor ebrio o empresario o mejor aún, usted misma, pajillera o profiláctica
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Bang, baby, bang
not only when she looks for the right one
She stands right and tall through the night
but goes down to the ground twisted in the light
Understand it's not you who has been blind
it's she who dazzles a restricted and so, so limited life
Bang your heads my babies
don't waste your time trying to become ladies
bang your head my lady
your lover lies oh when he calls you baby
I've been kindly asking her to stop
the triggering and figuring out what I've done
the time I've spent doing crap
can't compensate the scarves that she'll leave on my back
and I don't wanna fall in amusement
but baby doesn't laugh when she gets it all double packed in a movement
Bang your heads my babies
don't waste your time trying to become ladies
bang your head my lady
your lover lies oh when he calls you baby
And to finish this, holy mess
she should smile and asume that this distress
as it's something cute to the soul it won't go
no, no, no, no, no, no my baby doesn't know even one good lady
so get crazy lady-baby, you've gone to far baby, babe, baby-lady
bang, bang swallow the fellow's
don't follow your shadow
out of time, time, time, time
Bang your heads my babies
don't waste your time trying to become ladies
bang your head my lady
your lover lies oh when he calls you baby
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Ya sé, no es literario, personal ni siquiera musical, pero es que...
We are the world, we are the children.
Seguro que Bono ya ha firmado.
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Palabras que se pierden
En un aparte del maquinar de mi cabeza gatearé a su lado.
Retiraré el cabello delicadamente de su espléndido oído, el izquierdo a poder ser.
Evitaré su desafiante, casi amenazadora, mirada, tan honda, despistándola con una zurda abierta y vacía a pesar del insinuar de una prestidigitación ya antes, de todos modos, mil veces errada.
Mis labios, sin escorzos, humedecidos y temblorosos, se perfilarán ante ese otro agujerito negro de un poder de atracción muy mayor al necesario.
Volarán las palabras hacia allá en un viaje obligatorio por más que los momentos nunca se sincronicen al tono de lo que quieren decir.
Harán la labor del martillo impactando en el yunque ser de un placentero que las vibraciones estremecerán la parte más expuesta de su piel y su rubio vello querrá huir hacia donde acabo de perder la palabra que buscaba en un fogonazo y esto se convierte en un momento de luz que me hace reconocer no querer a nadie más que a mí mismo.
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Los domingos, bueno, lunes, ni siquiera llego a putaprosapoéticapretenciosa
Asarme quiero bajo el sol que huy, huy, huy, cómo quema. Apagad el aire acondicionado por favor.
Luis Fernando, la maldita marea no viene, y las cartas siguen llegando a mi buzón, Jank.
No me queda ni el Segundo Premio y jamás conoceré a Michi Panero.
Como Conductor de Taxi en Nueva York no me parece que tuviera un final feliz y Qué bello es vivir es una frase hecha.
Neruda nunca estuvo enamorado, el menor de los Machado cartografiaría para Google hoy en día y Dios sabe dónde estará enterrado Benedetti.
El pulpo sabe a la gallega, bien o mal, y del espejo no recibo más que risas.
Hay inocentes en la calle que cantan hablando y condenados a vivir que se entristecen con canciones en francés.
El hedor sigue expandiéndose igual que el programa de LHC ha desaparecido de la parrilla atacado por otro tipo de viruses.
Sólo me faltan bemoles, es lo único.
Razones aquí.
Perdones ya recibiría allí.
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Efectos poemados de la falta de inspiración hasta que vino a mi mente una canción
Es esto cuando digo ah. (griten cuando reciten)
"No, esto es verde y font arial.
"Mamá, no te rías más,
estoy solo y no descanso.
No respiro ya fuerte,
me falta el hálito del ánimo
y la punzada parietal;
no, los dedos no me van.
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Dame Romero gitana (Cosas de Blanca)
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Tres horas, quince minutos, un puñado de segundos y contando
Sin ofender. O no.
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¡Joé, otro que le tira a Blanca!
Antes de que la pistola cayera al suelo dejándolo con un testículo al aire, lanzó una mirada despectiva a su esposa y entonó un reproche como una maldición: "nunca me entenderás, ¿verdad?" Y salió por la puerta de su casa en calzoncillos, tras recoger el arma, marcando pistolón.
Bajó los cuatro pisos andando por la escalera chiflando una vieja canción de Jimmy Hendrix mientras su mujer negando con la cabeza recogía los pedazos de una revista del corazón en el salón. Los más pequeños pedazos de cuché que ésta tiró a la basura eran unos en los que se veía a Blanca Romero abrazada en la piscina de un hotel mejicano a un apuesto joven.
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Dame Romero gitana (Cosas de Blanca)
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18. La última noche en el parque
A ver, la golpearía fuerte en su estima cuando se lo mereciera, la lanzaría al espacio exterior en ondas expansivas atronadoras si necesario, pero por contra también la encumbraría sin sarcasmo como canon de belleza ibérica superior o como no va más de la élite artística española, cosa por otro lado sólo entendible al escritor, que será también lector de su propia obra y esto es un aviso para navegantes, como habitante de un país en el cual se les dice artistas a los toreros y famosas a las putas.
Todo valdrá a partir de aquí para captar la atención de una flor de romero tan blanca como nunca se ha visto.
Pero, anyway, como aquí el protagonista es lo que importa, pero aún, o mejor dicho, otra vez anda sin nombre, lo mejor sería que alguien se lo pusiera y quien mejor que este escritor o mejor aún, otro escritor, u ora.
Una escritora o poetisa de las buenas, acostumbrada a caminar angostos senderos hacia un faro que evita que las desgracias e infortunios caigan sobre la ciudad sin nombre. Y ella, aparte de rebautizar a nuestro protagonista, aunque a los nuevos por estos lares les pueda parecer un ejercicio de endogamia amistosa, continuará el relato indeterminado que echa el vuelo en su propio espacio de expresión llamado la ciudad sin nombre como epílogo al festejo de la mayoría de edad del propio relato indeterminado..., ampliando las posibilidades del mismo con un abanico que sólo puede atraer nuevas brisas.
19. La última noche en el parque que lleva hacia el faro de la ciudad sin nombre.
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El relato indeterminado echó el vuelo
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Apunte catódico
Blanca y su buenísimo personaje: atractiva (faltaría más), culta (por supuesto), liberal (no referido a sus valores político-económicos, supongo, o sí), moderna (perdón por ello, pero cómo no), de comportamiento autodestructivo, vida promiscua y fiestera. Desea escribir sobre sus filósofos favoritos, ha nacido para enseñar y a mayor gloria de su bella y eterna juventud, le quitan cinco años.
Si sintonizara correctamente la televisión de este país haría un seguimiento minucioso de esta serie, se lo aseguro.
Háganlo por mí. Yo entretanto seguiré escribiendo sobre ella mientras mis escritos se lo permitan a sus abogados.
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Dame Romero gitana (Cosas de Blanca)
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Esto iba a ser un viejo blues, pero no va más allá de otra postulación a mi reinado underground (El faquir y sus cristales)
aguas de un tembloroso
cristal roto en tu mano.
En ella rojos surcos
prolongan mi una vida
frente a tu mirada al mar.
Un desvanecimiento o
resonar final de un Mi,
donde cedo el testigo
a mis pies más desnudos,
como el suelo que piso
lleno de cal, y sangre,
derretida, diluída,
entre restos de licor.
Un abrazo a mi cara,
de tierra tan violada,
con un muy seco gesto.
Yo no huía por cobarde,
corría gallardo un hombre
que no puede ni quiere.
"Leo: son tus ojos la mar,
tus manos las vasijas
y tus pies del caminar.
No leo más que miradas,
de mequetrefe hirsuto
acomplejado y demás.
Repliques al destino
no ensancharán senderos
"Recuerda el yo no quiero
"Olvida el tu no puedes
y esa vieja melodía
está muy oída en Mi
tú, oh, mi rey del desplante
victorioso y pírrico.
Anuda ese corazón
a tu alma sin reposo
y tendrás mil razones.
¿Acaso no está claro?
Todos somos para tí
y tú para nosotros.
"¡Que no quiero, ni puedo!
¿Quién es vosotros todos?
No soy más, sois vosotros:
¿miles con o contra mí?
Ni uno ni otro me temo.
Deja que me retuerza,
una más, ahí mi fuerza.
Así hasta que fallezca.
Así hasta que fallezca.
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La 'S' en Cortázar es más un mal chiste que otra cosa, aunque podría ser también traición a la nación, o no, o sí
no me importa
que sabe ser suave o duro cuando toca
tampoco
menos aún
que todo sean risas y bailes con él
no tantos ratos de tedio conmigo
podría partirme la crisma
no lo dudo
o batirme en buena lid
quizá
al ajedrez
pero nunca nunca nunca
oye nunca
pronunciará Cortázar como se merece
No seré yo quien siempre lo dice mal, ¿o sí?
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Las intenciones finales tardíamente reconocidas (materializadas en una fregona de barrio) de 'Otro hijoputa'
que arrodillada frotabas nuestra mierda,
escúpela sobre el piso.
igual de sucio,
igual de orgulloso,
que te ensarto
te ensarto y ensarto tu propio palo.
¿Y qué?
Hago el bien sin mirarme,
no os dejaré desangrar de viejas;
porque este ya está aquí,
Magdalena la confiese,
porque reconocer,
no la va a reconocer ni su padre.
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Mujer. Todo un canto concienciado.
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Este... marramiau
Adiós,
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Último coincidir por ahora
Rieron matadores como solo pueden reírse de uno los propios amigos de farra al relatar la cercanía de un golpecito de voz inaudible a oídos necios de un soñado destino.
Mi "me ha saludado" no decía nada de su sonrisa, pero bastó por sí solo para recibir unas palmaditas comprensivas por parte de ellos en mis hombros. Me intentaban retener en su lado, que siempre será el mío según parece, de perdedores eternos y a fe que lo consiguieron una vez más, pues petrificado a partes iguales por la chufla de mis colegas, la propia incredulidad atenuada y el rigor obligatorio de la farlopa consumida que ni la cerveza que fluía cual riada por mis venas hicieron posible esta vez el más mínimo acercamiento que acaso al menos sí realicé la primera vez que la sentí.
Y la vi descender la cuesta de la plaza de la Corrada tras cruzar ésta con sus ojos clavados en los míos y más dolientes que los clavos de Cristo. El último giro expectante de ese hermoso cuello que posee antes de abandonar por completo los dominios de mi visión coincidió con mi abatimiento desazonador total, cristalizado en el reflejo de mis lágrimas confundidas entre el moquillo brotante de mi nariz y el baldeo, que la perenne lluvia norteña había soltado sobre el adoquinado suelo de piedra arenosa del valle por lo menos de por donde Entralgo, de esa plaza durante toda esa noche, víspera de una fiesta de la Hispanidad.
Un incipiente 12 de octubre de madrugada en el cual otros descubrieron América, yo me confirmé como el menos sagaz de mis antepasados, lejos de sus alturas de miras y latitudes, tan cerca del abismo sin embargo que sin duda levantaría admiración entre los más creyentes de aquellos, que Dios sabe los hubo, ya que oteando los horizontes de El Dorado, reculé y volví la espalda a la, para tan pocos elegidos, tierra prometida, prefiriendo quedar a la deriva en el zozobrante mar de aguas residuales de una vida en la cual por más estiércol que le eche nunca se abona más que de deseos y anhelos mentirosos e improcedentes; tan llena de justificaciones ramificadas desde una tierna infancia indolente hasta el día de hoy de esta vida, y sólo para haberse consolidado la misma como astillas de esas ramitas infructuosas que brotaron desde el primer día en, peor aún, hacia, mis adentros. Y esto no puede más que ser llamado vida de mierda.
¿Sabes qué imagino, qué deseo, Blanca, cuando recuerdo esa noche?
Poder darle al rewind para verte descender otra vez esa cuesta y repetir ese momento una y otra vez.
Sin intervenir, por supuesto, igual que aquella noche.
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Dame Romero gitana (Cosas de Blanca)
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No ser de Jujuy es un poema
me pido un lugar donde reirme
de todos los deseos sin cumplir
en todos los agostos mal quemados
Así pues cambia el mate por el daiquiri
mi vida no me creas a mí tan guiri
que otro argentino ya sé que ha aterrizado
nomás para alejarte otra vez de mi lado
pa, pa, paran paún
amor esto no es plan
pa, pa, pa, pa paún
que yo no puedo más
Pero
otra vez insisto
en retenerte más allá de lo previsto
por tu corazón tan sofocado
en esos amores tuyos de verano
Y es que soy un tonto por creerme
que te importa algo más que ser la reina del pete, pete
pa, pa, paran paún
amor esto no es plan
pa, pa, pa, pa paún
que yo no puedo más
Aunque quiero que sepáis una cosilla
debajo llevo una camiseta de Asprilla
y le rezo a un tal Codesal
Tampoco ganarás con él el mundial
pa, pa, paran paún
amor esto no es plan
pa, pa, pa, pa, paún
que yo no puedo más
pará pará pará pará pará
que ya no aguanto más
Pero
otra vez insisto
en retenerte más allá de lo previsto
por tu corazón tan sofocado
en esos amores tuyos de verano
Y es que soy un tonto por creerme
que te importa algo más que ser la reina del pete, pete
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Recantemas
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Una de las características propiedades fundamentales del papel de váter
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Primer encuentro
en una nebulosa tarde.
Julio el mes, Oasis un lugar.
Los catorce rondabas
con tu sonrisa solar.
Caracoles negros caían
engarzados uno al otro
como un poema gitano
que se dice cantar.
Fue la primera vez
en que sentí Norteña
obviar el ser gris,
aún en verano.
Mas no sólo para mí,
sí para todos los ellos,
trituradores de cañas;
ilusionaste fácil el amor:
que a mí al que más.
Acerqueme a balbucear
rígido para sin lengua bífida
ni una palabra rememorar.
Recuerdo sólo tu mirada.
No olvido el color de cada cosa
sólo el de los ojos, hasta el tuyo.
Será que muestran nada,
pero me vieron por dentro,
y juro que esos brillaron.
Pero ahí quedó, como casi todo,
en nada, en la nada de unos versos,
futuros como esos besos
que ni llegan ni se aparecen
donde tú caminas o golpeas.
Sin embargo allí me hallé
el comienzo descorazonado
de un anhelo inasible.
Desde entonces adoro el romero en mi sopa.
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Dame Romero gitana (Cosas de Blanca)
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17. La última noche en el parque
¿No enamorarse? Esto es una ilusión.
¿Entregarse a alguien tan inalcanzable, tan fuera del radio de su influencia, que no le permita veramente aspirar a ser respondido? Una opción válida como cualquier otra.
¿Debiera esta mujer ser alguna diosa humana o figura cuasi o no mitológica como Helena de Troya, Juana de Arco interpretada por Mila Jovovich, Liberace, Summer Nyte , la Remedios de Gª Márquez o quizá incluso la inevitable Reina Sophía?
Puede que tampoco sea esto lo que necesita y no lo tiene nada claro.
Y es grande la confusión en este momento de nuestro protagonista y le afecta más allá de lo aconsejable hasta el punto de ni siquiera querer recordar los nombres que una vez tuvo...
No, no consigue recordar, cree haber sido Juan, y con Julio se equivocó y de todos modos ya acabó, y lo que una vez fue deja de existir cuando deja de verse. Liándose a cada pensamiento escurrido de su esponja hoy muy seca por los excesos de la última celebración a cuento de su recuperada libertad festejada la última noche en el parque de toda la vida, persigue la metamorfosis necesaria para enderezar nuevamente su destino sin obtenerla. No acaba de dar con la combinación de teclas que se lo permitan de manera coherente y entendible siquiera para él.
Todo este, su rollo, se le antoja inutilizable como el papel de váter que se precipita por descuido hacia su destino prematuramente. Con lo fácil que sería todo si simplemente se convenciera, quitándose más allá esas pajas, de que en realidad todo lo que necesita a día de hoy es una mujer blanca por fuera, blanca por dentro y blanca alrededor.
Blanca, Romero digamos, y tendría, por ejemplo, esta pinta:

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El relato indeterminado echó el vuelo
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Y el perdedor es...

Leo durante sus habituales tareas de investigación acerca del camino a la felicidad completa del hombre-oso.
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Dos imágenes de un solo tipo dedicadas a quien busque una, u otra, buena razón para no creer en la medicina alternativa

En medio y alrededor un espacio en blanco de 13 años que debiera ser negro.
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Dragan Dabic,
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Radovan Karadzic
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La estúpida no parábola del gato muerto y el principio de una canción de Kid Frost (trans-modern Wilde-Style)
En realidad devenía triste hacía tiempo ya. Sin gana, apagado, flaco-flaco, roto volvía últimamente a la que fuera su madriguera de buen vivir. La vida en la calle no era para él, aunque lo vio nacer, porque fue sacado de allí por ella, su ama. Con ella engordó y creció para ir desarrollándose poco a poco y, ésta era la idea debía pensar él, transformarse en un león que salvaguardara a quien le rescató de una dura vida entre basura, sobras y desmanes de género propio.
Y fue tirando para adelante la cosa. Ella también ganó peso contenta en apariencia de la compartida felicidad. Las vacas gordas parecían que pastarían al menos durante siete años en su jardín, por donde Minou se paseaba orgulloso y seguro de si mismo, ya que no olvidemos sabía, bueno, hasta que dejó de saberlo, que aquél era su terreno y debía someterlo con suficiencia, tanta, que ni se inmutó cuando su ama trajo a casa una pequeña bola negra de pelos, en Uruguay ni siquiera llegaría a la definición de boludo esa cosa, y que apenas respiraba. Al principio aclaro, que ahora debiera ya, por su propio bien, estar preparado para bufar cosa mala.
Minou, en su afán de subyugar todo el terreno del frondoso aún seco jardín de lagartos, ratas de tierra y hasta, tan valiente era, perros sarnosos que pululaban a sus anchas por donde los dominios de su dueña, fue dejando de lado su cometido principal como animal de compañía. Y ésta es precisamente la única tarea que no debió desatender a costa de la seguridad de su hogar. Los sueños de dominación mundial no pegan con un gato doméstico.
Y con su vida lo acabaría por pagar, entregado al infierno del sinsentido de una vida primitiva llena sólo de instintos primarios en la, otra vez su casa, calle.
Sólo el hambre vencía su orgullo de haber sido desterrado por otro más nuevo, más pardo, más gracioso y de maullares más exóticos. No mostraba rencor hacia el joven, sólo generosidad con el nuevo al que dejaba comer primero, como para demostrar su señorío único y convencido de su innata capacidad de seducción y reseducción. También ella comía antes que él, aunque insaciable, repetía los mismos platos con Minou.
Las variables y cambiantes apetencias, y de gusto, de la ama era una hecho sobre el que estaba avisado nuestro gato, ya que el propio Minou forzó a la ama, esto Minou lo recordó demasiado tarde, a enviar al exilio a otro gato que ronroneaba tranquilo y sereno, o no tan tranquilo ni sereno, por esos mismos jardines a la primera llegada del ahora fenecido.
SIDA, sin más, diagnosticó la doctora, gatuno, vale, pero SIDA, conque fue sentenciado a dormir eternamente bajo unas veinte paletadas de tierra a tres palmos de la misma.
A mí lo que más me jodió en realidad fue que mientras lo enterraba en el jardín, sin pico, bruto que es uno, sólo con una pala, primero se formó una ampolla en mi dedo anular derecho que luego reventó antes de terminar la labor de soterramiento del encorvado por rigor mortis debido pero tieso cadáver.
Y es que gatos puede uno llegar a tener muchos, pero dedos sólo tengo diez y me hacen falta para escribir ésta, ahora ya muy desapasionada necrológica, por ejemplo.
O también podría hablarles del día en que para mí nació un nuevo estilo musical latino bilingüe y/o un padre le desveló a su hijo que todo el sufrimiento de este mundo tiene su fin:
"¿Parará papá?"
"¡Parará Pachín!"
Adiós gata, perdón, gato: ya estuvo.
"Ya estuvo. Yo estuve."
"Ya estuvo, ohh, ya estuvo."
Aquí va un vídeo de una canción que hoy en día pervive en mi memoria como si fuera mil novecientos noventa todavía, cuando no había gatos ni ninguna otra mascota más, igual que hoy curiosamente, que mi soledad (mi peluche no cuenta como tal, él es otra parte de mí).
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Cuenta atrás de peluche
32 primaveras
31 balbuceando
30 tropezando
29 amantes
28 no correspondidas
27 euros de ahora pagué por ambas, por la primera y por la eterna
26 años tenía una que me quería cuando la dejé, los mismos que ésta que quiero y se va
25 la primera vez que dije por ahí la hinco
24 semanas medicamentado
23 de agosto (ver el número 1)
22 goles marqué en ligas regionales
21 amigos no he tenido
20 años tenía ella
19 cuando mi otra primera vez
18 años tenía yo
17 mi primer trabajo
16 trabajos
15 años tenía la chica más guapa
14 años, mi primer beso, beso
13 calzoncillos tengo
12 meses me quedan para otro año
11 contaba cuando eyaculé
10 dedos teclean sin parar
9 meses y algo más para nacer
8 días he llegado a trabajar por semana
7 años estuve con pañales
6 semanas ingresado
5 muertos he visto
4 millones de rayas
3 días estuve muy loco
2 veces empuñé un cuchillo
Una mañana casi no la cuento
Todo esto para llegar a la nada
Feliz cumpleaños Leo, estás igual que aquel día en que debí verte por primera vez.
¡Qué cosas! Tanto tiempo, tantos sitios, y tú sigues ahí.
Gracias.
Mi madre dice que fue un domingo como hoy.
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Moratones en la piel
o por exhalar escondido el humo por la ventana
es por acariciarte demasiado entre dedos y pliegues
o por faltarle dulzura a la hora de joder con amor
es por mi habla sin ese yeísmo que tanto gusta
o por mi escritura en mensajes de texto empalagosos
es por arrastar la ese menos que la erre
o por batir el teclado noche tras noche
es por creerte de más y tacharte las faltas
o por estar aquí sin pensarlo demasiado
es por escuchar incansable a este no-poeta
o por silenciar en exceso el alba mediterráneo
es por fantasear sobre lo que te traeré mañana
o por huír del hoy que jamás se nos terminará
es por llorar en exceso lo que pudimos ser ayer
o por en este momento sin ganas reír el final del poema
"no tonto,
es porque ya no te quiero
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Paremia Attack. Hoy: Paranoia
Las verdades de la paranoia quedan ocultas a los demás (eso te crees tú).
Las mentiras de la paranoia no son creíbles.
A mayor paranoia menor es la sorpresa indeseada.
(El clásico 'piensa mal y acertarás' actualizado)
A menor paranoia mayor es el sinsentido.
A igual paranoia gana el más esquizofrénico.
La paranoia es el tránsito de los elegidos.
Paranoia debiera ecribirse en mayúsculas siempre.
La razón recurre a la paranoia tarde o temprano.
La paranoia siempre se impondrá porque sí.
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Paremias
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No relacionado con Blanca Romero ni con ninguna [esta redundancia la empleo sólo por mi, su, costumbre (gregario soy, hoy por hoy)] de sus congéneres
Pero qué les voy a contar que ustedes no sepan.
Cómo no, él, que sabe de qué va todo esto, cantándole.
Él le canta a ella, o a otra quizá, que pudiera ser perfectamente, por qué no, Blanca, u otra, ¡qué más da el tipo de droga!
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Nacho Vegas,
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Another try to a love supreme (África es el sitio)
hearts wanna share the way to Freedom.
We all will pray and raise in Zion.
You don't have to smoke you just need to love,
but if you do so don't get high all alone.
So,
open your fingers and they'll become hands,
open your mind and we'll become friends.
Talk to me peace I will overstand,
punishing men they all be condemned.
Now,
back to the heart, back to the soul,
back to the people, all african born.
Back where the big Selassie's throne,
thrown out the world by rotten Babylon.
So,
let's go on and on, and on, on,
we'll party here and there under the sun.
Then moon shall come and we'll overcome.
You and me, daughters and sons of the same One.
One, One, One, One
One, One, One, One
One, One, One, One
Oohoo (x2)
Jah, Jah
Ooohoo
Jah, Jah
Ooohoo
Jah, Jah
Ooohoo
Jah Jah
(repetir todo)
*
Viene el canto a cuento de un ecléctico del concierto que celebrará Alpha Blondy en Cartagena (España) el próximo sábado 19 de julio, encuadrado en las actividades de La Mar de Músicas, al que por cierto no creo poder asistir, a la necesidad de unión y espiritualidad del género humano, y al hecho cada vez más evidente de que puede ser un genio cualquiera, cualquiera, cualquiera (y así hasta que yo quiera), que se lo proponga.
Y mi, cuasi clásica, muletilla final a lo anterior, a casi todo lo anterior: o no.
P.S:
Griten muy alto, más o menos en inglés, para que hasta el diablo oiga también esto, y nos deje en paz de una vez:
irie.
Otra vez: irie.
No os oigo: irie.
Una vez más: irie.
Significa algo así como supercalifragilisticoespialidoso aplicado a la vida en armonía y en especial, a ese estado de ánimo.
Y ríe
un poco
más,
¡por Dios!
Venga,
me vale con una sonrisa.
Os quiero a todos.
IRIE
Gracias a la Ese y a Jimmy Cliff, y a todos los demás también, porque sí y punto
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El mejor consejo que puedo dar
P.D:
13 de julio
Por supuesto que este consejo va dirigido únicamente a pusilánimes como yo, por si alguien dudaba.
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Extracto de mi, aún hoy día, probablemente, novela favorita. Esto es un blog literario personal, pero no todo iba a ser mío. Además es mi blog,¡coño!

-Armanda -dije-: el otro día me sucedió algo maravilloso. Un desconocido me dio un pequeño librito impreso, algo así como un cuaderno de feria, y allí estaba descrita con exactitud toda mi historia y todo lo que me importa. Di, ¿no es asombroso?
-¿Y cómo se llama el librito? -preguntó indiferente.
-Se llama Tractat del lobo estepario.
- ¡Oh, lobo estepario, es magnífico! ¿ Y el lobo estepario eres tú? ¿Eso eres tú?
-Sí, soy yo. Yo soy un ente, que es medio hombre y medio lobo, o que al menos se lo figura así.
Ella no respondió. Me miró a los ojos con atención investigadora, miró mis manos, y por un momento volvió a su mirada y a su rostro la profunda seriedad y el velo sombrío de antes. Creí adivinar sus pensamientos, a saber, si yo sería bastante lobo para poder ejecutar su «última orden».
-Eso es naturalmente una figuración tuya -dijo ella, volviendo a la jovialidad-; o si quieres, una fantasía. Algo hay, sin embargo, indudablemente. Hoy no eres lobo, pero el otro día, cuando entraste en el salón, como caído de la luna, entonces no dejabas de ser un pedazo de bestia, precisamente esto me gustó.
Se interrumpió por algo que se le había ocurrido de pronto, y dijo con amargura:
-Suena esto tan mal, una palabra de esta clase como bestia o bruto. No se debería hablar así de los animales. Es verdad que a veces son terribles, pero desde luego son mucho más justos que los hombres.
-¿«Qué es eso de «justo»? ¿Qué quieres decir con eso?
-Bueno, observa un animal cualquiera: un gato, un pájaro, o uno de los hermosos ejemplares en el Parque Zoológico: un puma o una jirafa. Verás que todos son justos, que ni siquiera un solo animal está violento o no sabe lo que ha de hacer y cómo ha de conducirse. No quieren adularte, no pretenden imponérsete. No hay comedia. Son como son, como la piedra y las flores o como las estrellas en el cielo. ¿Me comprendes?
Comprendía.
-Por lo general, los animales son tristes -continuó-. Y cuando un hombre está muy triste, no porque tenga dolor de muelas o haya perdido dinero, sino porque alguna vez por un momento se da cuenta de cómo es todo, cómo es la vida entera y está justamente triste, entonces se parece siempre un poco a un animal; entonces tiene un aspecto de tristeza, pero es más justo y más hermoso que nunca. Así es, y ese aspecto tenias, lobo estepario, cuando te vi por primera vez.
El lobo estepario (Der Steppenwolf). Hermann Hesse. 1927
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En la dimensión internAZional del actual problema sentimental, o, haciendo más amigos (ya verán con el alemán), o, mi propia: Canción para ligar
Versión prosaica ampliada a la vez que simplificada, para estudiantes angloparlantes del castellano (a mis lectores hispanohablantes huelga cualquier aclaración, porque además son ustedes muy inteligentes):
I mean to say that, all the beautiful and graceful women that I should meet thereabouts will be rejected stoically, though this comes to sound absurd, but nonetheless this, particularities of the sick, I, metaphorically God (no offense please), could ruin again the promised and wished paradise without doubting, cunningly, with all kinds of selfish affectations in order to my own justification. I'm quite sure this is perfectly possible to happen in the future days, but I swear that it's the last thing I need or want right now.
I just can't give any guarantees other than my poems, to my sweet, now vanishing, love.
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16. La última noche en el parque
Jorge no fue acumulando rencor, ni antes ni ahora lo sentía, más en ese mismo instante, en ese preciso instante en que supo nuevamente de ella se dio cuenta de lo obvio: no era digna de su amor. Nunca lo había sido, pero Jorge empeñábase en su cerrazón, asido fuertemente a unos sentimientos tan sólidos que sólo han podido ser derribados y mortalmente heridos cuando se la volvió a encontrar de frente y la miró a la cara y vio todas esas arrugas de mentiras sin maquillaje fraseado falseador alrededor de sus ojos y cuello, con la celulítis ya alcanzándole no sólo brazos y muñecas, sino hasta los tobillos y tan visible aún aquí entre las medias de rejas de puta manifiestamente barata que la a la par inverosímil mórbida flaqueza de sus carnes esqueléticas no revelaba otra cosa que su alma espuria, tan falsa cómo esos implantes de pecho que le asaltaron a la vista cual taimados trileros. ¿Qúe quedaba ya de su belleza natural? Nada. Toda ella era un engaño, un fraude, una mentira contada millones de veces que en un momento lúcido al fin ha sido descubierta por Jorge cuando se presentó nuevamente ante él. Y a él es a quien se le ha caído la venda de los ojos en última instancia, porque ella, bien lo supieron muchos, antes que él, nunca la lleva puesta. Digan lo que digan, ella nunca ha llevado los ojos vendados.
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15. La última noche en el parque
¿Qué sentirían? No sabe ya cómo aguantar esta tremenda carga, y se pierde en semejantes divagaciones injustas con todos, pero a veces es que no lo puede evitar, y queda bastante justificado además su sentir ante el conocedor objetivo de su desdicha. Se agarra únicamente ya a la ilusión de un posible permiso que pudiera recibir en julio. Su abogado lo ve factible pero tampoco quiere crearle falsas expectativas que pudieran hundirlo un poco más en ese pozo desde el cual en muchas ocasiones no se ve el cielo azul como salida, sino que se convierte en algo irreal o utópico, siendo benevolente, pero por definición, inalcanzable a un pobre diablo como él, sin más recursos que los de su familia que bastante esfuerzo hace ya. Y maldice su destino, fraguado ya desde el mismo momento en que nació, y su pobre condición.
En su fuero interno no obstante, no maldice su propia suerte en última instancia, sino únicamente su pertenencia a esta especie, que no por muchos años más seguirá sin estar en peligro de extinción, aunque bien sabe él que mal de muchos sólo es consuelo de tontos, pero no sin razón piensa: "coño, si a nadie le importo, qué me importa a mí nadie".
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"Jo, jo, sé cómo se come todo, todo el mundo..."
Sólo se le hacía difícil expresarse siendo ¿tartamudo?
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Otra vez ese sentido de la vida
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14. La última noche en el parque
Jorge no es ajeno a toda realidad, y agradece, que conste, lo que haya que agradecerle a sus nuevos amigos, aunque su particular realidad se limite a celdas, patios y economatos, que a su manera de entender incomprensiblemente (y para cada vez más personas, espero) lo ha colocado en el mismo plano, no sólo arquitectónico, de otros con los que Jorge no quiere tener nada que ver. Pero bueno, hay cosas que no hay que tratar de entender si uno no quiere volverse loco. Ese es el consuelo de Jorge. Por el momento.
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'Testo Yonqui' es un ensayo muy recomendable de la filósofa B. Preciado, aunque uno ya no sepa si guardar, vender o tragarse sus fluidos reproductores
"La división sexual (no gestacional) no desaparece, sino que se multiplica y se transforma."
Beatriz Preciado en el apartado décimo 'Pornopoder', subapartado 'Nueva diferencia sexual: orificios penetrables y terminaciones penetradoras' pág. 206. Testo Yonqui, Espasa, Madrid, 2008. ISBN: 978-84-670-2693-1
La filósofa en 'Redes'.
Y con Jodorowsky, sí, no me he equivocado, Jodorowsky empleando dinero público con una filósofa (juas, juas, me encanta el mundo).
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13. La última noche en el parque
Un hombre resuelto a enfrentarse a su destino y una mujer perfecta pero esquiva.
Esa es la trama alrededor de la cual gira el relato indeterminado, no caben más dudas. Una serie de desventuras inexplicadas vividas por el protagonista, le han llevado a prisión de un modo inenarrable, y ha de conformarse a la nueva limitada realidad entre las frías, húmedas y grises paredes del centro penitenciario de un pueblo asturiano, pero con la seguridad de que la verdad está ahí afuera, y ésta es propagada como fuego en un bosque de cerillas por quienes conocen su existencia.
La grandiosa relación sentimental de Tía y Jorge ha encontrado eco hasta en algún periódico nacional de amplia difusión, y provocado el interés de miles de anónimos ciudadanos, que se desvelan ante las nuevas vicisitudes de un amor tan imposible como deseable.
Trovadores musicalizan las andanzas de los dos amantes, tertulianos teorizan con ricas polémicas sobre el porvenir de su amor. En los portales se marujea con cierta inquina hacia "la Tía", que es más querida en ámbitos intelectuales. Los niños, con su inocente y desprejuiciada visión de la realidad, gritan por los patios sus deseos de ser como Jorge, y las suegras lo desean como yerno de sus desafortunadas en amores hijas. En el registro civil no hay más nombres que el de Jorge en caso de varón recién nacido, aunque el nombre de Tía no se acaba por imponer entre las niñas, y es preferida la variante Iustitia.
Nada puede detener el glorioso avanzar de esta historia. ¿Nada?
Casi nada mejor dicho, puesto que este próximo domingo el mundo se parará por uno de esos acontecimientos que sólo ocurren muy de cuando en cuando y mantienen en vilo a toda la humanidad, y que, todo hay que decirlo, está muy por encima de los dichosos avatares que pueda sufrir cualquier ser humano.
Once atléticos jóvenes vestidos con camisetas rojiblancas tratarán de enmendar una de las más grandes injusticias de los últimos tiempos y devolver al Real Sporting de Gijón a la primera división del fútbol español.
Jorge escuchará los pormenores de semejante hazaña por la radio. Y se alegrará.
Aunque no acabará de entender muy bien el porqué.
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Almuerzo con... Jorge Ortiz. "Y el Sporting a punto de subir"

A continuación me hago eco de la apócrifa entrevista no aparecida en contraportda del diario de Las Naciones del martes 10 de junio del año 2008.
A la derecha, Jorge Ortiz antes de ingresar en la cárcel.
Carlos Lorenzo de la Ermita
"Nada de fotos, que no queremos que les den pistas a los Ultra Boys sobre el módulo en que se encuentra Jorge, que si no el domingo seguro que vienen a liarla tras el ascenso. Si es que suben, claro", comenta el sardónico guardia que me acompañará durante mi estancia programada de una escasa media hora en el penal de Villabona, nada más saludarme y realizar el preceptivo registro de pertenencias, con lo que queda justificada la confiscación momentánea de mi teléfono móvil tras anotar mis datos personales en una especie de libro de visitas en el cual estampo mi firma.
Los denodados esfuerzos burocráticos de este santo periódico para el cual trabajo, no han logrado obtener el permiso para un vis a vis de las autoridades carcelarias, y nos habremos de conformar con la impersonalidad de una entrevista a través de una gruesa cristalera sintética de PVB y unos auriculares, aunque sí se nos ha permitido introducir unos platos de típicas viandas asturianas tales como empanada de merluza, bollus preñaos y cómo no, queso de Cabrales, para que todo ello sea regado, por Jorge y un servidor, con los zumos de la fruta asturiana por antonomasia, la manzana, mayada, eso sí, únicamente para convertirse en sidra dulce.
La que actualmente seguramente sea la más famosa cárcel de España, inaugurada en 1993, dónde el más ilustre interno es Antonio Toro, absuelto en el fallo del 11-M, goza de unas instalaciones cuidadas por lo general, e incluso cuenta con la llamada Unidad Terapeútica y de Educación (UTE) que ha reducido hasta el 58% la tasa de reincidencia de los reclusos, cuando este proporción solía elevarse en otros tiempos hasta cuatro de cada cinco internos.
Jorge (Gijón, 1972) aparece tras el intenso zumbido de una pesadísima puerta a la vez que el reloj marca las doce en punto, puntualidad asturiana, quién lo iba a decir, visto cómo se las gasta la Justicia en este país, vestido con un chándal marca Astore del centenario sportinguista, centenario que ya hace tres años se celebraba. El tiempo que lleva Jorge en prisión condenado por unos delitos de los que nadie le acusa.
La dirección del centro penitenciario de Villabona (Finca de Tabladiello Alto, Ctro. Penitenciario de Villabona, código postal 33480, Villabona, Asturias. Tel: 985 105 222, Fax: 985 105 208) ha procurado a bien no hacer coincidir nuestra visita con las de familiares y amigos de otros reclusos, y nos ha facilitado una sala de "locutorios" actualmente inhabilitado por unas reformas a punto de finalizar.
A Jorge se le vuelven los ojos como los mismos platos en los que se encuentran los pinchinos preparados con cierto cariño por un funcionario al otro lado del cristal cuando se percata de ellos. "Hasta lo de los economatos en Asturias está más rico, y además mi familia me trae cosines siempre que vienen a verme, y como puede ver estoy de buen ver, valga la redundancia, pero muchas gracias por esto", y señala los platos,"todo un detalle".
La autoría de la canción "El Sporting a primera" en la que relata su caso se ha convertido en un éxito inesperado en estas fechas, coincidiendo con la buena marcha del equipo de su ciudad, y se habla ya de una posible nueva versión interpretada por Francisco Nixon, o incluso Nacho Vegas.
"Mi relación con Leo del Mar se basa en la casualidad", confiesa acerca de su vínculo con el gran narrador de orígenes asturianos que ha proporcionado notoriedad a un caso que languidecía, al igual que el de otros presos injustamente encerrados,"leyó sobre mi caso y se interesó. Nada más. Yo siempre he sido muy musical, aunque nunca me había dado por ello de forma seria".
Vamos sentenciando las delicias hasta dejar plato tras plato limpio como una patena, sobre todo el que les habla, que hacía tiempo no disfrutaba de las bondades de la cocina asturiana, aunque sea en forma tan frugal como ésta, mientras comentamos diversos asuntos acerca de la vida en prisión y otros asuntos. Se le ve animado a pesar de todo, e ilusionado por los últimos acontecimientos.
"Mira que empezar a hacerme famoso ahora, en la cárcel. Y el Sporting a punto de subir, vaya coincidencia", se sorprende entre risas y un apurado trago al vaso blanco de plástico lleno de sidra, "si ya lo decía mi abuelo cuando se casó el Príncipe, a partir de ahora, con la Leti dónde está, ningún Ortiz pasará desapercibido".
La media hora pasa volando y al que suscribe se le hace corto el rato en que conoció a Jorge Ortiz.
Un preso y un artista.
Una persona.
Ojalá no haya que volver en otra ocasión.
Tabla de quesos de Cabrales: 12 euros
Dos porciones de empanada de merluza: 6 euros
Surtido de bollus preñaos: 5 euros
Una botella de sidra dulce: 2 euros
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Los mis lobos hambrientos (Jorge y yo, qué más da lo que pase). Una canción de Leopoldo Antonio Marino.
si aún
soy digno de existir o desistir
de intentarme hundir
hacia el abismo
no soy Cristo
es que no veis
que no está bien
hacerme esto
y no pretendáis
ganar adeptos sin afectos
pues salpicaréis
toda vuestra sangre a mis adentros
más que me pese
tanto odio, mi lamento
es no haberme sabido esconder yo a mi tiempo
los lobos hambrientos aúllan su hora
los lobos hambrientos así hasta la aurora
los lobos hambrientos tocan a mi puerta
aquí a mi hoguera se tumban y esperan
a que se desnude y derrita mi alma
cantando a mi vera la lumbre
no cejan, se empeñan
maldicen su suerte
mi muerte no es mi fuerte
me cago en la mar
a patadas les echo
mas no qué no desecho
alabado el Señor por sus caras
distinta la putada (celada descartada)
en cada madrugada
pieles y pelajes, desolles en vivo
y yo sin perder del todo los estribos
extraño mi calma ante Juan Caminante
no sirve el quintante
de noche y con olas
son horas extirpadas
la alegre muchachada
no teme de tan tonta
si no ve me a mí
que no ando muy bien que se diga
aunque aquí
yo siga aguardando
sean lobos o perros
de pardos disfraces
con quien nunca haré las paces
porque
los lobos hambrientos volverán aullando
a mi puerta por siempre del todo ya abierta
traspasan umbrales, penales
malditos animales
desean que se apague la mecha
del fuego de vida
no es menos cobarde
también a tí de mi parte
irán a despedazarte
mis lobos hambrientos
mis lobos hambrientos
mis lobos hambrientos aúllan su hora
mis lobos hambrientos así hasta la aurora
mis lobos hambrientos aúllan su hora
y así hasta la aurora ya no tiene
grrr
mis lobos hambrientos
mis lobos hambrientos
mis lobos hambrientos
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Leopoldo Antonio Marino,
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El Sporting a primera (Canción de Jorge)
los problemas que tengas chico
da igual
a las dos pondrán los Simpson
da igual
si otro juez no es juicioso chico
es más
suficiente tienes
con soportar roncar a ese que te entretiene
y que a pesar de todo dices es buena gente
"pero la mierda es que hoy es viernes
de dolores marcas toda mi frente
da igual
los problemas que tengas chico
da igual
a nosotros nos da lo mismo
tú algo habrás hecho de todas formas
y las normas ya ves son normas
chico
da igual
no te desesperes más ya chico
que da igual
hasta lo cantan los pajaritos
y total
no toda pena sale
por las venas
y a lo mejor te pierdes al Sporting en primera
y eso sí que será la repera
"ay ay ay ay ay lechera
que en Villabona no más tiempo se me muera
y me dejen pasear por favor libertad
otra vez libertad
por el barrio de La Arena
pero,
ya
sé
que
da igual
los problemas que tenga chicos
da igual
a vosotros os da lo mismo
algo habré hecho de todas formas
y las normas ya veo son normas
chicos
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Recantemas
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12. La última noche en el parque
Pero el nombre no era lo único que fallaba en Juan. A él, y a él, le había comenzado a faltar su pareja, pero a Jorge esto no le ocurriría. Ahora, ¿quién? ¿Cómo sería esa chica?
Jorge se estrujó los sesos buscando en su imaginación a la mujer ideal.
Debía ser alguien nada superficial, que no se guiara por prejuicios, capaz de tomar sus propias decisiones aunque para ello tuviera que blandear cual espada su sentido común, tan rebosante en la cornucopia que portaría con ella, sin blandear. Una chica fuerte e independiente que no necesitara de la ayuda de nadie para soportar en su mano su propio, en ocasiones, seguramente, tan pesado destino o de quien confiara en ella. También habría de ser resistente, rocosa, no fuera a dejarse arrastrar por la fuerza leonina característica de estos últimos, envalentonados por saberse auspiciados por una mujer como ella. Instruida y con capacidad de discernimiento entre el bien y el mal incluso con los ojos vendados hasta en los asuntos más delicados, pero aún más juiciosa en los simples, que a veces se presentan como los más sensibles por muy incongruente y a la par trillado que esto le sonara a Jorge, el autor.
Habiendo decidido las propiedades de carácter esenciales del nuevo personaje y tomado la determinación de obviar las características físicas en este punto, restaba nombrar a esta hembra, que sin duda debiera ser un ejemplar primus inter pares de ascendente virgo.
La más importante e indispensable, o simple y llanamente la mejor en el duro mundo, ilimitadamente lleno de terror que desasosiega hasta al más ducho en lides con y por sus enfrentamientos fratricidas, apenas soportables ya de por sí por otros lares humanos, en el cual se iba desenvolviendo Jorge a estas alturas de la historia hacía tiempo, tras salir de aquel sendero, que nunca fue recto, del parque verde y oscuro de la muy lejana noche, su última en el parque; y este sueño de mujer está claro que ya existía, cae en la cuenta el autor, y como toda dama de elevado espíritu o no, podía haber vuelto loco a más de un hombre actualmente, se llamara Jorge o Rafael.
Mas aún consciente de esto, no lograba el autor atrapar ese nombre que denominara sin equívocos a la figura válida para tan excelsa como dispar demostración de poder tanto en lo más alejado como próximo a la lógica y por consiguiente también a la demencia.
"Dí qué...", meditaba, "temis...", siguió, y prosiguió así, "te llamarla por su nombre aquí, donde queda tan cerca la antigua Justina, justita también ella de las in iustitia necesarias reformas", intentaba justificarse a sí mismo el autor, por no dar con algún nombre adecuado.
Pero finalmente no es necesario buscar excusas y se decide por el nombre que más se ajusta a sus requisitos.
Y juzga apropiado levantar la sesión y emitir su fallo nominal tras media noche fatigosa a más no poder y estar jodido, pero contento otra vez más de no ser otro Jorge, y haber, entre otras cosas que le permiten el uso y el disfrute de la libertad, podido aprovechar para, entre tanta letra, visionar El Proceso Paradine.
Ah, la chica se llama...tachán,tachán...
Tía.
Tía Qué Fuerte, y vive en Madrid. Cómo no.
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11. La última noche en el parque
Horas y horas perdidas maquinando enrevesadas tramas que le diluían frente a la pantalla según afrontaba a Juan con su destino en el parque. Quizá fuera el nombre del protagonista lo que no funcionaba.
Se hacía hacia esta resolución más y más convencido a cada instante que pasaba.
Jesús quedaba descartado en un jesús y por obvio. Julio Lucas por inalcanzable y Jezabel no concordaba en género. Con Jerdinando tuvo alguna duda hasta que le vino a la memoria Jorge.
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El relato indeterminado echó el vuelo,
Jorge Ortiz
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Muriendo de muchas maneras diferentes (perdonen, creí que querían otra de putaprosapoéticapretenciosa)
Vacila ante las enmarranadas teclas acotadas y lindantes entre ellas mismas tan dispares como inútiles en su eventualidad ulterior a las pulsiones de su propio yo mismo.
Le finaliza por someter la particularidad abominable de su carácter despótico al igual que en el resto de las otras allendes circunstancias ocurriera.
El imperioso rugido ensordecedor de sus entrañas famélicas inseparables de su organismo no más ni menos perecedero, le azuza forzadoramente y sin injustificada remisión a posponer la riada torrencial de su espléndido ingenio sin embargo, y resuelve el poeta precalentar los fogones de su mínimo recuadro para labores y oficios gastronómicos ocasionales, ante la inminente avenida del hambre en su meridiana habitualidad. No hay poesía sin alimento.
Además, la pizza debe estar hecha antes de que empiece el Gran Premio de Mónaco.
(¡Porca miseria!)
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Putaprosapoéticapretenciosa
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Tu complejidad inoculada
y bascula al sol la materia del miedo.
El primer paso sobre las cenizas de otra noche es duro
y eso que la cera caliente parece de la misma vela de siempre.
El reflejo es el habitual de un mortal consciente:
los ojos pequeños por si viera algo diferente.
Narananay, compay,
es la misma mierda de siempre.
La cara sucia y el espejo igual de sucio,
¿cómo iba a ser si no?
La noche terminó
demasiado pronto ayer.
La fiesta ya no es la que fuera.
Sí hay cosas que cambian.
Al menos es sábado y hoy no toca ganarse los cacahuetes.
A ver si esta noche me convirtiera en un tío con suerte,
y te viera devolver importancia por las esquinas de tu complejidad inoculada por tu gusto a los sitios de este barrio de mala, malísima, muerte.
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Aforismo generado por un programa informático no muy complejo
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Abatimiento de una plaga de conejo muy grande y poderosa
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10. La última noche en el parque
No hay más pósteres, objetos o sensaciones que provoquen su genio creativo en ese cuarto. El patio es de luces y nunca le han inspirado ese tipo de vistas, en el mejor de los casos, voyerísticas, más que ganas de saltar por la ventana, que en esta planta baja no le serviría de mucho aunque se tirara de cabeza. Si acaso lograría una brecha, mellarse algún diente. Poco más.
Tiene ganas de volver a ver a su chica, para no echarla de menos, sino de más, lo cual sin embargo significaría el fin de sus correpondientes vacaciones, que a su vez, y por otro lado, le están resultando de lo más aburridas.
Aburridas por la habitualidad, como siempre que vuelve al lugar donde permanece su familia, y eso que adora esa, ahora ya, esa, ciudad: Xixón, el chiquito Londres.
No hubo nada que hacer, incapaz de crear más, espera hasta
esta noche en la que se aburre horrores en su puesto de trabajo, sin ninguna tarea en concreto que realizar, sin darse cuenta de que esto último es una bendición, si se dispone, como es su caso, de las suficientes herramientas de distracción.
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Un nanoplacer como algún otro (alisar el vello púbico, recolectar pelusilla, reventar granos...) para cuando nuestra propia trascendencia nos supere
¡Disfrute!
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Narciso mirando por la ventana que da al mundo
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(se me olvidó titular esto y ya es un poco tarde, me parece)
"Hoy he escrito un poema de quinientas palabras, y normalmente, leer
"Está bien, está bien, no hace falta que lo digas, total, yo ya lo sé
"Bueno, vale, onanismo propio sobre el papel y creer merecer
"No te extrañas entonces de mi aparecer ni de tu sueño cumplido
"Pensaba que sería otra cosa, ya sabe, distintos son sus hijos,
e inmaterial pues, ni me imagino
"Adelante, formula tus deseos de gran pretendiente pánico
"No se enoje señor u ñora, anhelo verle desvanecer
y sé que no es un genio, mas concédame también deseos tres
"No sé hijo, no sé, aún ya está hecho,
yo soy aire y tú rico y sano, y eso, que ni yo logro comprender
Y entonces la corriente me despertó con un golpazo, cerré el ventanal de mi palacio sobre Dalt Vila, tomé un zumo de pomelo tras hacerle el amor a Elle e hice lo de siempre: escribir.
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A mis compadres
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Caca (porque lo soy, o fui, da igual)
digo pedo
digo pis.
No puedo citar a Ludwig
criticar a Kafka
ni oír a Liszt.
Pues odio al mundo
no compro higiénico
si leo un país.
A siete euros la copa
más farlopa
sale caro el amanecer gris.
Me quedas tú.
Satén azucarado en pos del quinto miembro
tú,
de tierras lejanas yermas de sueldos
tú,
que vienes a gatas para seguir a cuatro patas
tú,
treinta follar, diez chupar
tú,
amiga del bueno, del malo y del feo
tú,
siempre quedarás tú.
Hasta que hombres como yo,
sin ser como yo
sigan existiendo como yo (fui, soy o seré, da igual).
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Volvámonos locos pues
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Recordatorio de itinerario
Arrancaría tus pétalos
y los cocinaría con alubias,
te acabaría expulsando por mi esfínter dilatado
para embriagar a los aún presentes con nuestra, esa esencia.
No me ofrezcas tu corazón en la boca
regurgítalo mejor por las orejas,
embadurnado de cerumen: sabrá mejor.
Pero ya avisé, si lo haces,
tú, otra alma en pena serías,
tú como pinchar en arteria, salpicarías.
Yo al empalarte al tronco gozaría;
yo crucificante, no dudaría.
Por ello te pido y ruego,
al fuego mi horror de amor condenes.
Olvídate (olvídome),
el tren al cielo
sale por otros andenes.
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"Por lo que más quieras: ¡no lo publiques!" "Vete a la mierda PCPC (putaconcienciapolíticamentecorrecta)"
A lo cual el ultra Testigo de Jehová de los Boixos Nois que andaba por ahí comiéndosela a un doble de Julio Iglesias, éste último estaba protestando a favor de la eutanasia en La Meca mientras tanto, le contestó que no podía porque ya le había prometido a él que iba a realizarle una purga de liendres a su sobrinita neo-hippie que las había pillado jugando a los médicos en el zulo de un venerable ancianito austríaco de la localidad de Amstetten. Al abuelo no le iba muy bien desde que comenzó a releer Tokio Blues y le dio por vestirse como Bono le trajo al mundo pero con el mono de Alonso, a la par que adquría un siniestro acento tejano, mal aznariego más conocido como síndrome del rancho de Bush (mejor lo dejo aquí, ¿verdad?).
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9. La última noche en el parque
Su presentimiento sigue ahí, dentro de si mismo, no ha desaparecido.
Y entonces ocurre.
Mira hacia arriba, y, ligeramente a la derecha de su mirada y tal como si estuviera nadando en la mismísima bahía del Hudson, ve perfilarse ante sus propios ojos la majestuosa skyline de Nueva York.
Las imponentes Torres Gemelas dominan la panorámica y sólo un poco más al fondo asoma casi diminuto, obviamente debido a la perspectiva desde la cual mira Juan, el Empire State Building.
Es un atardecer y el crepúsculo es admirado por Juan desde la parte occidental de la Bahía, y los últimos rayos de sol bañan de agradables reflejos dorados los edificios y una suerte de avenida con cierto movimiento que se halla en primer plano, mientras tras esto, la noche púrpura se apodera de la variedad cromática, atenuada únicamente por un grupo de nubes dispersas y sin forma definitoria, en apariencia aún reticentes a desaparecer del todo y dejar paso a la oscuridad de la noche.
Juan piensa y repiensa, muy contrariado ya, en que si no serán los últimos efectos del porro que se había fumado antes, pero se da cuenta de que de aquello han debido de pasar ya muchas horas, si no días o incluso semanas, y descarta esta opción, aunque su asombro va en aumento cuando le da por seguir girando su cabeza hacia su derecha y observa anonadado como nueve chicas de pie, en sugerentísima ropa interior roja le miran a los ojos con expresiones de deseo, cuál más, cuál menos, logradas.
Están dispuestas unas junto a otras, algunas enfrentadas, otras abrazadas y casi todas amagando bajarse las braguitas. Dominan en número ligeramente las rubias, aunque ninguna parece serlo del todo de forma natural. Los cuerpos son de su agrado y del de cualquier hombre sin desvaríos hormonales, siendo mayoría las del tipo recauchutado, un par de ellas, eso sí, muy en exceso, opina Juan. Él, las que más prefiere son como la segunda empezando por la izquierda, muy delicada en su conjunto, facciones sin dejar de ser marcadas sí matizadas, muy delgada acorde con su estructura ósea, con poco pecho y rubia bastante natural, de aparente fragilidad también en el gesto, más sibilinamente perversa a la vez, o ésa al menos es la impresión que le causa a Juan esa desafiante mirada. Sí, este tipo de lolita es su prototipo de mujer preferido, al menos para alegrarse la vista, que a la hora de la verdad para Juan no hay nada como unos muslámenes bien prietos.
Ante el aluvión de sensualidad Juan casi aparta de su mente la extrañeza de esta nueva y singular visión, pero al momento cae de nuevo en la cuenta del surrealismo en que se halla imbuido todo su ser al oír unas pisadas vigorosos que se acercan retumbantes hacia donde se encuentra.
Juan, en el no va más de la flexibilidad de su cuello, retuerce éste hasta límites insospechados en dirección de dónde provienen los pasos y cae de la silla al suelo en el instante preciso en que su abuela aparece ante él diciéndole que las fabas están listas.
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Animaladas de compañía
al que quería tanto
que lo reventé (a comer).
Otra vez tuve un pez.
Se murió ahogado (extra aqua)
porque lo olvidé.
Hace poco mi gato destripó.
Se fue hacia un coche,
y allí debajo quedó.
Pero mi perico, no,
ni antes ni ahora,
me abandonó.
(que no, que no, que no se va,
ahí se queda y ahí estará,
lálala lálalara)
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Mi cuento de terror habitual
Las sábanas estaban empapadas de sudor.
Miré debajo de la cama, y allí estaba yo.
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8. La última noche en el parque
Recordaba a menudo aún la primera aparición de esa sensación siendo muy niño, aquella llamada telefónica, a horas nada intempestivas de una tarde primera de otoño, apacible y aún de cierto calor en la cual, mientras merendaba tardíamente con su hermana y madre unas tostadas de mermelada, de fresa, siempre era de fresa, en casa, resonó con una para él tan inusitada fuerza el campaneo del timbre del teléfono que en ese mismo momento su pequeño interior, lo que él mismo a partir de entonces no supo más que llamar alma, pegó un revolcón tal que provocó que exlamara un grito de un 'no' tan agudo, primitivo a la vez que sostenido, que su madre tuvo que darle varios sopapos para que se tranquilizara antes de poder ir ella misma a contestar la llamada, ante la atónita mirada de su hermanita.
Dicha llamada acabaría por anunciar la muerte de su padre.
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En busca de la ecuación perfecta
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Una declaración de intenciones, sin ánimo de no ofender, o, tirando piedras contra mi tejado
Reinterpretación personal inspirada en el popular "l'ignoranza è la maggior sorgente di felicità" de mi parcial tocayo Giacomo Leopardi, amén de en otros hechos cotidianos.
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7. La última noche en el parque
Una vez más su necesidad dirige la mirada al teléfono. Una suerte de presentimiento estremece su ser cuando oye el politono de Kill Bill en su móvil. ¡Cómo le gustó aquella película!
Las dos, y eso que Tarantino le parecía un aprovechado listillo de la peor calaña, que había triunfado irremisiblemente por la apatía de los grandes directores durante los noventa, no por talento propio. Pero Kill Bill era de lo mejorcito que había visto en los últimos años.
Permitió al silbido que llegara hasta las notas más agudas, ésas que perturbaban a cualquiera que las oyera, no podía remediarlo, a pesar de los avatares de esta noche, era superior a él. Y de repente cesó de sonar.
Se maldijo a si mismo antes de destapar el teléfono.
El teléfono reflejaba un número desconocido, aunque pudiera ser que lo conociera, puesto que recientemente le habían robado el móvil, y aún no había recuperado toda su agenda de contactos, aparte de que su memoria era la de un ajolote desde hacía años ya, cuando la memoria de los teléfonos sustituyó a la de las personas, al menos en lo que a números de teléfono se refería.
Era el número de un fijo que le sonaba de todas maneras, pero no logró saber cuál hasta el instante en que leyó el sms proviniente de Elena, unos treinta segundos después de apagarse la inconfundible sintonía.
El número que le había llamado antes era el de su suegra, estaba claro ahora, y es que su novia le decía lo siguiente en el mensaje: "m ido de casa ya n soy feliz contigo y m mresco ser feliz".
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El relato invisible
No es muy difícil.
Ahora se complica un poco, porque sólo lo hago con los dedos de una mano.
Pero voy a rizar el rizo.
A partir de ahora
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Posible definición de amistad
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6.La última noche en el parque
De algún modo pues, tuvo que ocurrir lo que ocurrió, aunque él ahora mismo no tenía muy claro lo que realmente había pasado, y ahora no hacía otra cosa que mirar su móvil constantemente.
Juan es bastante freak en el sentido moderno de la palabra. Todo lo que tenga que ver con tecnología punta de uso doméstico ha de ser suyo y cuando hace poco tiempo al fin tuvo la opción de disponer de correo electrónico en su móvil no se lo pensó dos veces.
Y ahora, preocupado por ni siquiera recordar bien lo sucedido hace sólo unos pocos minutos, mira la pantalla del teléfono móvil absorto, y como esperando alguna revelación, o para ser exactos, parece como si esperara las indicaciones de alguien, y que esas indicaciones le llegaran a través de un sms o incluso un e-mail.
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A mis lloricas tristes (1ª estrofa)
ay, que no queda almax.
Sufres tanto al máximo
que lloras cante por dentro.
La vía lacrimal
orina donde tu genital.
Una vida, tanto mal.
Ah, tu alma abismal.
No hay palabras ni versos
que sacien tus cuentos.
Ni ópera o, (en español) roca
que sangre en tu copa.
A la joven bella vuelves vieja;
no abarca tu única grandeza.
Y la siguiente huida acaba:
otra más se vuelve fea.
Nada es bueno solo el frío,
por las esquinas de tu barrio,
que no es el mío,
triste llorica, falso y desagradecío.
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Extra, extra. De viaje (...siempre juntos tú y yo, y estar siempre juntos tú y yooooooo...)
Es decir ahora mismo circulo a unos cien kilómetros por hora, aunque la velocidad de mi conexión es de casi un gigabyte, lo cual debe ser bastante más rápido que lo primero aunque no me pregunten sobre qué científica base me apoyo para estimar esto. Es un suponer solo.
Generalmente suele suponer bastante esto de suponer.
Sin embargo sé seguro que este viaje es mejor (sí así, mejor, ya está) que el primer trans-ibérico que realicé por mi cuenta, con esta misma compañía por cierto, allá en el noventa.
Aquél no tenía ni váter e iba más petado que unas alcantarillas que ví una vez en Valencia (en las alcantarillas sólo había cucarachas, no vayan a pensar).
Quince horas en la Ruta de la Plata, tocándole una teta de estrangis a mi vecinorra de entonces, que seguro sólo se hacía la dormida por miedo, gusto o vete tú a saber, y que ahora no sería capaz de realizarme un empalme aunque se lo montara con tres gorilas ante mis propios ojos, no por nada, si no porque lo supongo yo (¡lo ven!).
Me acaban de servir un bocata de chorizo y una cervecita, he léido el 'AS' y 'La Razón' (cosas de los autobuses, y no voy a hacer el chiste fácil, que les veo venir, como decir que me llevó más tiempo leer el primero que el segundo, ¿vale? ), además de agenciarme un ejemplar de 'Las Naciones' que pienso fangar como está escrito, escucho "En el jardín de la duermevela" en mis auriculares (por tercera vez) y escribo en mi blog a un gigabyte y cien kilómetros por hora, en un asiento individual, dejando atrás Albacete camino del centro de mi universo, en el cual a todo esto nunca he estado más que para ver un par de partidos de la antaña Copa de Europa. [¿Hay vida fuera de Madrid? (quien dice Madrid dice BCN, peculiaridades lingüisticas al margen)]
En algo hemos mejorado, o al menos yo, creo, aunque no sé en qué realmente.
En resumen, concluímos: el progreso del hombre es el del mundo, y es inevitable desde nuestra perspectiva, porque ésta es nuestra.
Aquí suena ya "Gang-bang", después vendrá "Stanislasky" y casi acaba con "Historia de un perdedor", aunque antes a mi gemelo Ezequiel lo suicidarán.
Parece ser que (va a llover cuando pase el Pajares, seguro) este es mi disco preferido de Nacho Vegas.
ESPACIO PATROCINADO POR:
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Limbo Starr
y
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Conversaciones con A (para V)
-Sí. Quiero ser escritor.
-¿Y eso?
-Mamá me ha dicho que tú lo eres.
-Para ser escritor hace falta algo más que tu madre lo diga.
-Pues...para ser como tú.
-Mira. ¿Lo ves? Éste fue escritor.
-Es muy viejo y muy feo.
-Ya no. Está muerto y lo llamaban Jank.
-El perro del vecino se llama así. Mamá dice que está loco.
-De éste también decían que estaba loco. A veces ladraba.
-¿Tú ladras?
-A veces, ¿tú?
-No, no ladro. Soy un niño.
-Ya veo, ya. ¿Ya no quieres ser futbolista?
-Sí también, pero después, ahora no. Mamá dice que los escritores son muy listos, pero que nunca están contentos. Yo a veces tampoco estoy contento. Cuando me pongo el jersey que pica no estoy contento, pero no le digo nada a mamá.
-Pues los escritores sí se lo dicen a sus mamás. No aguantan nada que no les gusta.
-Pero si se lo digo a mamá a lo mejor se enfada o se pone triste, porque es un jersey muy bueno y me lo compró para Reyes. Y el traje del Sporting también. Es mejor no decir esas cosas. ¿Por qué dicen esas cosas los escritores?
-Es porque creen que es mejor decir las cosas, y creen que así ayudan a sus mamás o a quien sea que se lo digan.
-Entonces los escritores siempre dicen la verdad.
-Bueno, no siempre. Muchas veces mienten para contar después una verdad más importante para ellos que las pequeñas mentiras.
-Ya entiendo. Como cuando le digo a Raúl...
-¿Quién es Raúl?
-¿No te acuerdas? ¡Si estuvimos jugando al fútbol cuando viniste la otra vez, hombre! Ese que llevaba la camiseta del Madrid.
-Ah, vale, vale.
-Pues a Raúl le digo a veces que le voy a pegar porque me hace de rabiar en el patio, pero se lo digo porque no me gusta que me haga enfadar. Una vez me empujó aposta y me caí y me hice daño en el culo. Y se fue corriendo porque sabía que lo iba a pegar.
-Sí, sí. Eso es lo que hacen los escritores, se defienden de los que los hacen de rabiar.
-¿Aunque sean sus amigos o sus mamás?
-A veces.
-Vaya, vaya.
-¿Que pasa?
-Pues no sé si yo quiero hacer eso a mamá. Mamá me quiere mucho y yo también. ¿Tú haces enfadar a la abuela cuando no te gusta lo que te regala?
-Ahora que lo dices...pues no, claro que no.
-Si fueras escritor se lo dirías, ¿no?
-Ya te he dicho antes que no soy escritor.
-Pero no te enfades, tío, que ahora te pareces a ese del libro.
-Es mejor que seas futbolista, ¿sabes? A ellos el entrenador no los pone si se entrenan mal.
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5. La última noche en el parque
Jamás se hubiera imaginado acabar hasta las pelotas de esa chica que tanto tiempo le llevó conquistar. Ésa que tenía que caminar con el mayor de los cuidados cuando se bajaba de la tarima de la discoteca donde bailaba cuando la conoció, para tratar de no resbalarse en los rastros de baba que se acumulaban a sus pies como decía él, en los buenos y, decididamente, lejanos tiempos, cuando la pasión entre ellos se desbordaba noche tras noche.
Tampoco con su trabajo de jardinero estaba contento, jardinero industrial se llamaba muchas veces a si mismo, puesto que ni siquiera era un jardinero de verdad, sólo trabajaba para una subcontrata del ayuntamiento en la que cuidaba de los jardines de la capital de su región de manera nada artesana, que es como él consideraba era el modo ideal en que habría que proceder siempre en este oficio.
Ni con su coche o piso, pendientes ambos de ser pagados, y si se ponía a pensar tampoco estaba a gusto con su propio ser, pero bueno, durante la mayor parte del tiempo lo tenía asumido como inherente a la existencia del actual ser humano. Era generalmente de la opinión que en realidad casi nadie se encontraba conforme consigo mismo o su vida, si exceptuaba a los futbolistas o actores de éxito, a los cuales tenía en alta estima por poder dedicarse, y ser ampliamente remunerado por ello en metálico y en especie del género femenino, a aquello que más les gustaba en la vida. No concebía la realización personal a través del trabajo, del amor, hijos, posesiones, solidaridades o asuntos parecidos. Eso para Juan eran comecocos que mantenían a la gente distraída, mansa y complacida. Aunque cuando escarbaba, cosa que por alguna limitación de su entendimiento no le agradaba en absoluto y aún así le resultaba imposible de evitar, un poco más en su análisis de la situación, incluso vislumbraba lejana pero visible, la conclusión de que ni aquéllos, futbolistas, actores y demás farándula, sus héroes, debían estar contentos del todo a pesar de sus hembras, lujos y demás privilegios, según él.
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4. La última noche en el parque
Lo había adquirido de su amigo Antonio no por otra cosa que, según pasó el tiempo se fue dando más y más cuenta, tener un pretexto por el cual poder salir larga y distendidamente a pasear por las noches y fumarse un porrito en el ínterin. Luego descubrió este parque a unas ocho manzanas y dos descampados de su casa donde el perro lo dejaba en paz durante un buen rato dejando de ser una carga necesaria que llevar encima para proporcionarle esos momentos para sí mismo que tanto necesitaba, y así Juan podía meditar reposadamente, en casa no podía ni por asomo, acerca de su vida. Más bien, meditaba acerca de todo menos de su vida, en un estado digamos feliz, aunque, a pesar de la agradable sensación que provocaban en él los efectos propios del buenísimo chocolate que solía consumir y sus consecuentes pensamientos evasivos sin el lastre del perro, acababa habitualmente por deprimirse un poco hacia el final. No podía evitarlo.
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Trastornos mentales y de comportamiento debidos al abuso de cocaína
Otro.
Ella se arrastra hacia el baño. Él sigue dormido. Se durmió mientras lo hacían.
Ha llegado hasta el lavabo. Se enjabona la cara.
Un vistazo al espejo que refleja lo obvio: "esto no puede seguir así", rumia a sus adentros.
Alcanza el sofá. Se enciende el penúltimo cigarrillo.
Sobre la mesa del salón dos ceniceros colmados, dos vasos de tubo vacíos y el mando del televisor. También hay una bolsita blanca abierta.
Aún queda un poco.
Lo suficiente.
Él se ha despertado.
"¿No queda?"
Montan en el coche. Conducen veinte minutos. No se dicen nada.
"No nos fía más". Sobran palabras entre ellos.
Ahora entra ella. Sale tras media hora.
Vuelven.
Él habla.
Ella no dice nada.
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3. La última noche en el parque
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2. La última noche en el parque
Sí, en el tiempo que ha estado viniendo a este parque sólo se había tropezado a lo sumo con un par de personas, hoy han sido seis de golpe, y siempre había sido en los límites del mismo con lo que denominaríamos zona residencial, no como hoy, en su rinconcito preferido escorado en la loma central, pero aún así, no hay nada raro en encontrarse a seis jóvenes a medianoche en un espacio público en una ciudad como ésta. Y que le pidan tabaco estos jóvenes pues tampoco es de extrañar, ni ahora ni antes ha sido algo inusual, con crisis económica o no, además vio claro desde el principio que no restaba mucho tiempo para ser desplumado, sobremanera, cuando fue rodeado estudiadamente por los jóvenes elementos, aunque trató de ignorar este último pensamiento con el fin de reprimir el inevitable pánico nervioso que acechaba en aquel instante en su cuerpo.
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