Dedicado a los infieles apóstatas de la retórica

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Comentario recibido en este blog a causa de esto y encontrable casi completo allí mismo
 

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B. Brinkman

Un poema de María Jesús Romero

PC Reset


Un hombre cava una tumba en la nieve.
Cava en la nieve un hombre una tumba.

Sus muertos son lejanos, albiblancos como la nieve;
no oye los búhos ancianos, no ve los zorros albinos cazar.
El cava bajo la nieve que cae y piensa los maestros.

Sus palas, son sus manos rocas que sacan piedras
de tierra estéril. Son suyos los surcos que la vida labra
en tormentos, vientos y en las brasas, cenizas, del pelo de
Sulamit.

Se estrecha en la fosa, su tumba que cava en la nieve.
El hombre de puentes tender no saltó Mirabeau
por Margarete ni por
Sulamit.

El hombre que cava en la nieve su tumba a escalpelo
hace a la nieve blanca, a la tierra oscura con sus gusanos, sangrar
como el plomo argenta tiñó crepúsculo el puro pelo cenizo de
Sulamit.

Y el último trago de la negra leche del alba bebió. Se acomodó y
los copos de nuestras dulces, frías alegrías lo sepultaron quedamente.

De ti, maestro, dependerá el cabello de Margarete, de
Sulamit,
de no volverlo a vivir.




El blog de MJ Romero, ya saben, Alfaro, ya saben, aquí
Y un poco más allá de aquí sus buenos Tiempos.

Oh mon Dieu, je suis vieux!

Más actividades culturales con Leo. Hoy: El hip hop me persigue

Me decidí por el teatro. Hacía más de un año que no iba a función alguna y cuando vi en el periódico local que habría esa misma tarde una representación de Mercado libre en Gijón, obra que al parecer acercaría a los espectadores a los límites de la moral humana dentro del sistema ¡capitalista!, y donde por las fotos que acompañaban el anuncio seguro que se iba a quedar en pelotas la actriz, resolví ir. No me hacía mucha gracia coger el coche para subir hasta el Teatro de la Laboral que queda a las afueras de Gijón, no lejos, pero fuera como fuera arranqué y allá me fui. Tras adquirir la entrada para "el espectáculo de hoy, por favor" me doy cuenta gracias a lo que pone en el ticket que lo que se va a representar en La Laboral es: Bruno Beltrao. H3. Le pregunto a la chica que cómo es posible si yo venía a ver la obra Mercado libre donde una tía se iba a quedar en pelotas, seguramente. "No, no" me dice, "esto es lo que hay hoy. Si no quiere entrar le devuelvo el dinero porque no sé si le va a gustar. Es hip hop." La pobre chica obviamente no sabía con quien estaba hablando pero la excusé ya que en el último momento a pesar de un mechón trasero rebelde no me había decantado por colocarme sobre la cabeza ninguna gorra. Confirmé en el mostrador mismo, en un ejemplar del mismo periódico que había por ahí y que ya había leído por la mañana, que efectivamente estoy como la pija de un mono. No me daba tiempo tratar de dirigirme al Teatro Jovellanos en el centro de Gijón, a tiro de piedra de mi casa, donde escenificarían el Mercado libre y entre eso, y que me mola el hip hop, pues, me quedé. Error. Ya de entrada me pareció extraño que a una función de hip hop no fuera a asistir nadie con gorra, como comprobé en el hall antes de que nos dirigieran a los espectadores al escenario. El espectáculo era en caja escénica lo que significa que los actores, que resultarían ser bailarines, iban a estar a un palmo de mis narices, a las cuales llegarían sin problemas los olores del sudor de los mismos, y que coloqué en primera fila sin repentinamente preocuparme en absoluto de ese mechón de pelo rebelde que me hacía parecer recién salido de una pelea de gallos. Según me senté allí, y esto al igual que el resto de esto que estoy contando no es ficción (P.D: en la medida en que lo vivido no es ficción, no lo escrito, me explico, aunque lo escrito tampoco es ficción nunca, no sé, mejor lo dejo), oigo que el tío a mi lado dice: "Mira Leo."
Me giro hacia la voz y me vuelvo a girar hacia donde mira la persona de esa voz y veo que mira a un tío que acaba de entrar en el recinto y que lleva... ¡BOINA!
Si me dicen que aquello en realidad pretendía ser una representación vigororsa de una mezcla de capoeira y gimnasia artística realizada con atuendo cutre por unos muchachos como de pantalla plana (ya saben, esas teles en las que la gente sale más corta y más ancha que en realidad), me lo creo. No me creo la intelectualización a la que se somete al hip hop en este espectáculo, como rezaba un flyer que volaba por ahí y atrapé al vuelo. En la primera parte del show no hubo ni música. Tsé, tsé, tsé, si ni siquiera llevaban gorra... y ni dios se desnudó en un espectáculo sin chicas (¿sexismo en el hip hop? ¡Ojo!). A punto estuve de saltar a escena y marcarme una tortuga, como hacía a mitad de los ochenta cuando escuchábamos a Afrika Bambaataa y a la Rock Steady Crew. Imagínense lo poco que me gustó, con lo correcto que soy, que no aplaudí (creo que ha sido la primera vez que no aplaudo a alguien en escena), y además no lo hice, aplaudir, digo, mirándoles a los bailarines a los ojos que ya dije, estaban al alcance de un puñetazo. Para más inri fui el primero en salir y para ello pasé entre todos los artistas que aguardaban en el pasillo por donde los espectadores habíamos entrado, para ellos volver a salir a recibir el aplauso de una audiencia entregada. Salí con la cabeza agachada para no fulminarlos con mi mirada. Un par de ellos tuvieron que apartarse de mi camino por su propio bien.
Salí del recinto, me metí en mi coche 4x2, arranqué y sonaron los Beastie Boys. En concreto, esto.
Ya por la noche, y ya con gorra, vi a Nacho Vegas en un bar durante los mismos momentos en que comenzaba a oírse allí Bring the noise de Public Enemy con Anthrax, pero aquí no hay historia.

Carta interceptada de manera ilegal a un padre de un compañero de instituo de Najwa (la niña que no dejan entrar en clase estos días por llevar velo, ahí, por Madrid) dirigida a ningún periódico en concreto

Yo,
como verdadero creyente de la religión del hip hop
tengo que manifestar mi más energética y sinco-
sincopada protesta por la actitud de los padres de la Najwa esta
cuando hablan de discriminación en ese centro educativo
donde también, para que lo sepáis, estudia mi hijo.
Mi hijo también,
mi hijo también tuvo que renunciar a una seña de identidad propia de nuestras creencias,
la gorra, y no fue fácil ni para él ni para mí que se quitara esta, la gorra;
pero soy un buen gipjopero y educo a mi hijo como tal,
e ir de gangsta a estas alturas opino que sería algo fatal,
y por eso, repito, educo a mi hijo como tal.
Grandmaster Flash es mi profeta,
Chuck D mi ángel Gabriel y Kase-O es para mí mucho más que el mahometano aquel.
Así que dejen de joder y así su hija podrá aprender
que aquí entre otras cosas se lucha por el fin al fin del pisoteo de los derechos de la mujer.
Y una cosa más os digo, ya bastante nos costó sacar de allí a los putos crucifijos.
Prohibición religiosa en los coles, prohibición religiosa
con una base de Dj Griffi, ¡oh, qué cosa más (chk, chk, chk) hermosa!
Ni moros ni cristianos, ¿y todos Ronaldos al fin? Lo que hay que ver, ¡ay, por dios Rakim!

Pieza nueva de Mario Bellatin (trad. de Solange-Marie Lamêrge)

CACAO. CUANDO ATISBA LA MIASMA

Tomó aire, su opérculo vibraba.
La gelatina protectora en pleno resquebrajo daba miedo verla. De la madera en tratos sobre la que se
sustentaba en ese mismo momento no cabría posibilidad alguna de esperar nada bueno una vez surtido el
efecto diríase deseado por no se sabe qué instancias. Temblaba la roca por el húmedo material orgánico,
ensartado           con una fuerza descomunal en sus            pretéritas entrañas. Cedería. Sin duda. Clamaba el
abono de una tierra sin penuria verdadera hasta entonces. Una repetición más que circular abierta sucedía.
Se desconocía desde las eras       de Ek Thien Bos semejante reflejo de dolor. Vino el agua. Hebras de la
misma enredaban y enredaban la espaciosidad con el momento intuido. Hubo frío y hubo calor. 
Lo dulce se acabó.                                             Oídlo, se acabó.

Mario Bellatin, L'herbe et les plantes et les arbres, Éditions Gallimard, Paris, 2010

Mi novio de Zaragoza, en el 98

To know is to win. To win is to flow. Yo.

Renuevos tiempos

El tiempo que me tira de la manga.
Luis Miguel Rabanal.

Vuelta al azul, tirando a gris, asturiano y al verde de la Guardia Civil que le dio el alto antes de entrar en Gijón. Gijón.
Con la perilla de Coque Malla en la cara y un nuevo corte de pelo lo único destacable que logró en su primer día, y quizá en muchos años, fue rozarle la oreja con disimulo a un niño cuando lo sobrepasaba en una céntrica calle.
Sonrió al suelo ese niño con los ojos cerrados buscando dentro de sí a quien le acarició. Cómo se maravilló él de que aparentemente no todo esté ya perdido. Luego Santiago Carrillo en la tele.
Quince folios curriculares ha entregado hoy. Sigue siendo un gran escritor.
Hace un rato que hay una pareja sentada enfrente de donde escribe. Jóvenes, 22, veinticuatro años, medianamente guapos. Toda la vida por delante. Todavía no se han dirigido la palabra.
Gijón es una ciudad hermosa. Probablemente sea una de las ciudades españolas donde más aseos públicos por habitante haya, y donde más gente mea en la calle. En Cimavilla (Gijón) se mea mucho en la calle. Él vive, y mea, en Cimavilla.
David González vive en Cimavilla y ha pedido en su blog que se dé cancha a La manera de recogerse el pelo. Generación blogger, y como buen vecino que es cumple con esto.
Ha pasado una niña ante esta mesa y uno de los dos ha intentado sonreír al otro.
Me he perdido cuál de ambos ha sido.
Hoy también habrá fútbol. Se siente de tal manera que permitiría que le llamaran Leandro Meandro
Igual que la parejita de enfrente, que sigue sin hablarse (a ella le tiemblan los ojos, a él él no lo ve), hoy creo que la vida es un poco triste. Pero está en Gijón.
Los dos se han ido.
Sigo en,
sigue (en),
Gijón.
En Gijón, casi con seguridad,
las llamas
.
Luis Miguel Rabanal & Leo del Mar