17. La última noche en el parque

Y el peso enorme bajo el que le aprisionaba su injusta pasión se aligera. Más y más. Tan liviano se siente desprovisto del lastre que resultó ser su amor por esa Tía, que jura y reperjura que ninguna otra mujer jamás volverá a hacerle daño. Pero, ¿cómo conseguir ese objetivo que no es tal? ¿Cómo lograr alcanzar a alejar el amar? ¿En qué debe él ahora no fallarse a si mismo ni recaer en viejos vicios y así evitar el amargor de un siempre último y fugaz beso?
¿No enamorarse? Esto es una ilusión.
¿Entregarse a alguien tan inalcanzable, tan fuera del radio de su influencia, que no le permita veramente aspirar a ser respondido? Una opción válida como cualquier otra.
¿Debiera esta mujer ser alguna diosa humana o figura cuasi o no mitológica como Helena de Troya, Juana de Arco interpretada por Mila Jovovich, Liberace, Summer Nyte , la Remedios de Gª Márquez o quizá incluso la inevitable Reina Sophía?
Puede que tampoco sea esto lo que necesita y no lo tiene nada claro.
Y es grande la confusión en este momento de nuestro protagonista y le afecta más allá de lo aconsejable hasta el punto de ni siquiera querer recordar los nombres que una vez tuvo...
No, no consigue recordar, cree haber sido Juan, y con Julio se equivocó y de todos modos ya acabó, y lo que una vez fue deja de existir cuando deja de verse. Liándose a cada pensamiento escurrido de su esponja hoy muy seca por los excesos de la última celebración a cuento de su recuperada libertad festejada la última noche en el parque de toda la vida, persigue la metamorfosis necesaria para enderezar nuevamente su destino sin obtenerla. No acaba de dar con la combinación de teclas que se lo permitan de manera coherente y entendible siquiera para él.
Todo este, su rollo, se le antoja inutilizable como el papel de váter que se precipita por descuido hacia su destino prematuramente. Con lo fácil que sería todo si simplemente se convenciera, quitándose más allá esas pajas, de que en realidad todo lo que necesita a día de hoy es una mujer blanca por fuera, blanca por dentro y blanca alrededor.
Blanca, Romero digamos, y tendría, por ejemplo, esta pinta: