Y ahora es cuando internet se muere (la sevicia, nene, la sevicia)

D
u
e
l
e,

m
a
m
á
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El título de esta entrada es internet pero podría ser novela sin problemas de ningún tipo

1. Una manzana Golden Retriever estática a tope hace rato en un cuenco con otras frutas.

2. Principio de artritis rítmica en el desfile de hormigas (negras) hacia el punto número uno.

3. Cantan los gorriones versos. Qué son versos.

4. La pestaña que se hunde en el abismo juguetea con el aire de la corriente general.

5. Hule, palpo el hule. Nada más que hule.

6. Podría sonar a sinfonía compuesta en el Tirolei. Es el frigorífico 3 más una estrella.

7. Virgen santísima aparece ante ti.

8. Cómo me gustaría ahora un carpaccio de ideas lenificativas sobre ese nimbo.

9. Le Privé es un club de callejuela en el que nunca he entrado. Salvo aquella vez en que yo no era yo pero iba con otro. Puede que te confundas.

10. (I can see clearly now) (the sun is shining, the weather is sweet) (sunday morning).

11. Para los terribles árboles parlantes bonachones que salen en El Señor de los Anillos de Jackson (hay gente que ha leído la versión escrita) y que tienen un nombre del cual no me acuerdo pero no por ello, por supuesto, esto significa que vaya a mover algo más que los dos dedos de siempre, aparte de que no tengo internet, soy un nuevo santo o cómo dirían en arbolero Hummmohhu.

Un abuelo jamás hace la comida que come y ahora tiene internet

Despacio miró a su derecha. Ni una palabra. A la izquierda. Gestos, sin llegar a muecas, por ese lado. A su espalda nada había. Pero enfrente...
Al mismo tiempo le preparaban la cena. Una tortilla de coliflor hinchiendo la sartén en casa. En su casa. Alguien tuvo que esforzarse de no salarla con sus lágrimas. “Es imposible con un teclado en correcto estado manipulativo cometer el error de escribir parkinson en vez de Paris' son”, pensó. “No creo que me dé tiempo a aprender inglés a estas alturas”, previó. Luego, luego en la nadación que quiere decir otro día, en los almacenes que él seguía denominando así a pesar del arcaísmo en un movimiento de manos inesperado por su rapidez cogió el libro marca Vox que quería del estante y trató de ocultarlo con creído éxito por dentro de su chaqueta. En la otra mano portaba un diccionario de sinónimos que sí estaba dispuesto a pagar. “¿Abuelo, es que no tiene intrené?” Discurrió para sí: “Mierda, haberme jugado una falta administrativa en un régimen democrático no es propio de mí.”
Enfrente: madre mía lo que había enfrente.

Por esto se inventó internet

Dios recibía bofetadas a diestro y siniestro. Sin rechistar. Cada vez había más almas allí. Venían de todos los lados -menos del África postsahariana-, de la Guerra Civil Española, de la selva del Amazonas, de los zoológicos. Paul Robeson, Pol Pot y hasta Beato Pablo Borges estaban allí. Pegando a puño cerrado, a mano abierta, cabezazos, de todo. El hijo de Lindbergh arañaba a Dios. Barbieri, el poeta, le daba coces al todopoderoso en contraste con los rabazos del caballo primero de la serie Fury, Furia, en castellano. El Infante Don Juanma mordía la tercera oreja divina. Charly Brown tiraba cáscaras de banana en ubicuo. Alguna mujer también le hacía cosas malas al que todo lo ve. Errol Flynn le ensartaba el pecho con su inconmensurable duro estilete de venas forjadas. Rimbaud, que observaba, gritaba: yo os conseguiré armas baratas. Y a-kbaremos con él, lo apoyó Federico, el realmente Grande. Shere Khan sólo rugía lo cual podría resultar peor pues aquel todo lo oye si bien sentir siente bien poco por mucho que le den pues es un hijo de puta muy duro. Ahí lo tenéis.

Pues por cierto duelo, señores