tag:blogger.com,1999:blog-76693502895054701402024-03-05T21:06:22.215+01:00ESPIRADOR ECLÉCTICOLeo del Marhttp://www.blogger.com/profile/02326129496122944418noreply@blogger.comBlogger415125tag:blogger.com,1999:blog-7669350289505470140.post-91856388900025532082015-04-30T00:29:00.001+02:002015-04-30T00:29:16.451+02:00Murders, I don't believe you (Your life's on the line)<div style="font-family: Georgia, 'Book Antiqua', 'Souvenir Lt BT', 'Times New Roman', serif; font-size: 13px;">
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<div style="font-family: Georgia, 'Book Antiqua', 'Souvenir Lt BT', 'Times New Roman', serif; font-size: 13px;">
<u>David Mardaras</u></div>
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Ya no suelo comentar libros en este cuaderno de escritura, pero la ocasión merece un humilde aportación por mi parte, pues considero que Schattenboxen es un oasis en el desierto de este comienzo de siglo. Quiero dejar escrito aquí que <em>esto es</em> lo que yo considero <em>buena poesía</em>; que tiene <em>todo</em> lo que mi gusto lector, producto del más egoísta, implacable y desconsiderado deseo de satisfacción, puede pedir a la poesía. Y lo más extraordinario: se trata de un libro contemporáneo y cercano, escrito recientemente, probablemente en Gijón.<br />Calificaría esta poesía de muy estética y muy lúdica, y no por ello (es que no habría ni que decirlo) frívola en absoluto. La poesía debe ser verdadera; nada más, amigos.<br />Schattenboxen posee una esencia musical que hace del poema un hecho magnético, un objeto que existe, que gravita, que es, en un cosmos, siendo en perfecto acuerdo con las leyes naturales que lo rigen. Un objeto a menudo de formas limpias y básicas, geométricamente claras (a menudo 4 ó 5 versos), perdurable, mineral, de una sólida, densa, natural estructura hecha de sílabas, métrica y prosodia de alta precisión, que confunde su articulación con el propio dictado y acontecimiento de las leyes naturales de la gravitación de los cuerpos poéticos en el poema. Hecho magnético también el poema como enigma a veces y como expresión y autoafirmación de una poética propia, como debe de ser, que se manifiesta, brillante e inmanente, en medio de la nada de la página en blanco y de la nada del mundo (donde tanto se escribe, tanto se emborrona) como página en blanco y ruido. Poesía que hace del significante, la palabra –rico y bello léxico el que se da cita en Schattenboxen–, materia física del arte, unidad no obstante descompuesta en sílabas, en letras, materia plástica y materia musical, jugando, tentando el significado y significando, representando, es decir, desvelando, descubriendo, cincelando, en fin, poemas nunca antes encontrados, raros, singulares, propios de un tiempo, un lugar, una persona, y sin embargo reconocibles, indudables, apreciados por su misterio, y sobre todo por su belleza y preciosidad, su singular presencia en relación con el mundo que han vendido a habitar. Hacer eso de la palabra es ser poeta, amigos.<br />Este es un libro de hoja perenne.<br />El carácter lúdico al que aludía al principio, el esteticismo, la centralidad del lenguaje como materia de la poesía, el discurso metapoético que recorre el libro, son aspectos novedosos, por una parte, en el panorama actual (al menos en el que yo conozco), dominado por la economía, la coloquialidad, el realismo autobiográfico y un yo demasiado civil y poco dado a la aventura, combinación que a menudo desemboca en lo prosaico (es decir, lo contrario de lo poético) y muy tradicional y propio de la poesía en castellano por otro (pienso en la herencia de simbolismo y parnasianismo, en las vanguardias, en César Valllejo, en la generación del 27, en la del 50, en Gil de Biedma). La rima es fundamental en esta poesía, como lo es en la tradición castellana. No así en la anglosajona. Menos aún en la anglosajona traducida al castellano. Menos aún en Carver y Bukowski traducidos al castellano.<br />Bien, la poesía es amplísima, puede adoptar múltiples perspectivas poéticas. Pero como decía, esta es la poesía que más me gusta a mí y lo que yo considero buena poesía.<br />Y lo es, para mí, por sus rasgos pero sobre todo por cómo me hace sentir, es decir –no quiero dar la impresión equivocada–: no se trata en absoluto de que el libro corrobore o no presupuestos teóricos, sino de que te haga gozar de su lectura, por los medios que sea. Yo sólo he apuntado superficialmente algunos, que acaso acierto a discernir, aquí arriba, pero me quedo muy corto en el análisis. Más allá de esto, y en lo que a mí concierne, Schattenboxen lo consigue. Leo del Mar lo consigue. Este libro es una joya.</div>
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<a href="http://editorialbalduque.blogspot.com.es/2014/12/schattenboxen-leo-del-mar.html" target="_blank">Enlace a Editorial Balduque</a></div>
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<a href="https://davidmurders.wordpress.com/2015/02/10/schattenboxen-leo-del-mar/" target="_blank">Enlace al blog de David Murders</a>Leo del Marhttp://www.blogger.com/profile/02326129496122944418noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669350289505470140.post-19928142651768538002014-12-16T17:10:00.000+01:002014-12-16T17:11:10.071+01:00OKKO<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFY6fSKrsCM6EtkFfOpcVGd8jdLKTlkJ9gQ6glcsogKeeFITy6Wc1UktD4SXppVe5qfgkwZVpbiDsKcwAxAT-TSk8-uiVx-rUHiXMeT8zuxAUF2kNGXbcS3tQXWnycutHMiscB3gEkexTR/s640/10857823_1514529062156121_4572796679576606986_n.jpg" /><a href="http://editorialbalduque.blogspot.com.es/2014/12/schattenboxen-leo-del-mar.html" target="_blank">http://editorialbalduque.blogspot.com.es/2014/12/schattenboxen-leo-del-mar.html</a></div>
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<a href="http://editorialbalduque.blogspot.com.es/2014/12/schattenboxen-leo-del-mar.html"></a>Leo del Marhttp://www.blogger.com/profile/02326129496122944418noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669350289505470140.post-4706659598634141032014-11-14T00:07:00.001+01:002014-11-14T00:07:27.840+01:00Vida<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="//www.youtube.com/embed/JwvxQlKhNmI?rel=0" width="575"></iframe>Leo del Marhttp://www.blogger.com/profile/02326129496122944418noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669350289505470140.post-6246451642605738802014-10-04T11:37:00.001+02:002014-10-04T11:43:24.950+02:00Unnecessary redux of a recent review by Vicente Luis Mora about Alejandro Hermosilla's Martillo published by Balduque<div class="MsoNormal" style="background-color: white; color: #666666; font-family: 'Times New Roman'; font-size: 13px; line-height: 18px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
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<i><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="color: #38761d;"><br /></span></span></i>
<i><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="color: #38761d;"><br /></span></span></i>
<i><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="color: #38761d;">Martillos neumáticos palabra e imagen bioavance explosivo</span></span></i></div>
<i style="font-family: 'Trebuchet MS', Trebuchet, Verdana, sans-serif; text-align: left;"></i><br style="font-family: 'Trebuchet MS', Trebuchet, Verdana, sans-serif; text-align: left;" />
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<i><span class="Apple-style-span" style="color: #38761d;"><span lang="ES">William Burroughs, <i>Nova Express</i></span><span lang="ES"><o:p></o:p></span></span></i></div>
<i style="font-family: 'Trebuchet MS', Trebuchet, Verdana, sans-serif; text-align: left;"></i><br />
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<i style="font-family: 'Trebuchet MS', Trebuchet, Verdana, sans-serif; text-align: left;"><br /></i></div>
<i style="font-family: 'Trebuchet MS', Trebuchet, Verdana, sans-serif; text-align: left;">
</i>
<div class="MsoNormal" style="font-family: 'Times New Roman'; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<i style="font-family: 'Trebuchet MS', Trebuchet, Verdana, sans-serif; text-align: left;"><span class="Apple-style-span" style="color: #38761d;">En el mundo de Goethe el crujido del telar era aborrecido como un ruido ingrato; en el tiempo de Ulrich comenzaba a hacerse agradable el canto de las máquinas, el de los martillos y de las sirenas de las fábricas.<o:p></o:p></span></i></div>
<i style="font-family: 'Trebuchet MS', Trebuchet, Verdana, sans-serif; text-align: left;">
<div class="MsoNormal" style="font-family: 'Times New Roman'; font-size: 10pt; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="color: #38761d;">Robert Musil, </span><i><span class="Apple-style-span" style="color: #38761d;">El hombre sin atributos</span><o:p></o:p></i></span></div>
</i><br />
<br style="font-family: 'Trebuchet MS', Trebuchet, Verdana, sans-serif; text-align: left;" />
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<span lang="ES" style="font-size: 12pt;"><br /></span></div>
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<span lang="ES" style="font-size: 12pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Si bien no todo el monte es orégano, creo no desbarrar demasiado al sostener que buena parte de la mejor literatura en castellano está siendo publicada en editoriales independientes. Acaba de sumarse al numeral <i>indie</i> el sello Balduque, con un deslumbrante comienzo: la novela <i>Martillo</i>, primera de Alejandro Hermosilla (Cartagena, 1974), una obra reticular y absorbente que no cabe sino aplaudir por su madurez, quizá ayudada por el hecho de que su autor haya publicado su <i>opera prima </i>en la cuarentena.<o:p></o:p></span></span></div>
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<div class="MsoNormal" style="margin: 0cm 0cm 0.0001pt;">
<span lang="ES" style="font-size: 12pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Podría parecer fácil presentar esta novela, pero en realidad es bastante complicado. Se solucionaría el expediente con rapidez aludiendo a tópicos narrativos como el juego de espejos, las muñecas rusas, el <i>trompe-l’oeil</i>, la metaficción (p. 163), etcétera. La palabra “fragmentarismo” también sería apropiada e inoportuna a la vez para acercarse al libro. En realidad, podríamos decir que uno de los símbolos que mejor explica la literatura del escritor murciano es el caleidoscopio que nos conduce irremediablemente a observar sus creaciones desde las más variadas y, por momentos, insólitas perspectivas. Basta animarse a hacer girar el caleidoscopio y, continuamente, aparecen nombres de escritores como Lovecraft, Artaud, Ali Bey, Pitol, Potocki, Borges, etc., que podríamos conectar con la estética del escritor cartagenero en un proceso que se revela, aparentemente, infinito. De esta forma, comenzamos a sentir la presencia del caleidoscopio lingüístico construido por Alejandro Hermosilla como un órgano vivo, perteneciente a un amplio cuerpo (la literatura) en el que todas las partes se encuentran conectadas entre sí. Pues basta que el caleidoscopio se desplace levemente hacia un lugar u otro para que todo lo sostenido hasta entonces sobre un escritor quede en entredicho y el arte de continuos equívocos que este objeto propicia continúe extendiéndose. En este supuesto, el tejido central de<i>Martillo </i>se arma mediante tres tipos de citas: las implícitas, que son las intertextualidades apropiadas de las obras enumeradas en la nota final (p. 223); las explícitas o remisiones, que son citas de autores explícitamente mencionados en el texto; y, por último, las apócrifas, referentes a libros ficticios, como el <i>Necronomicón</i>. De modo que ambas capas textuales se entretejen, creando un sustrato límbico del que se irá alimentando la narración como si de un inconsciente narrativo se tratase. Hermosilla se procura un <i>ello </i>textual, epicúreo y promiscuo, del que tirará el superego constructivo.<o:p></o:p></span></span></div>
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<span lang="ES" style="font-size: 12pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Dicho de otra forma, un <i>temblor dionisíaco</i> afecta tanto a la semántica del libro (cuyo gran <i>asunto </i>es el deseo y los apetitos rabelesianos, pues <i>Martillo</i>es una novela carnavalesca en todos los sentidos), como a la estructura. Estructura textual que, además, se plantea como un remedo de la ciudad de Fez y su doble mitológico y fantástico, Ubar, posible alusión al Uqbar borgiano. De ahí que la forma más precisa de definir esta novela -árabe, dionisíaca y urbana a la vez-, es, por supuesto, mediante el concepto de <i>texto-medina</i> de Juan Goytisolo, fundado sobre el de <i>ciudad-palimpsesto</i>, como decía el autor de <i>Makbara </i>en un trabajo sobre la obra de Orham Pamuk. Por cierto, es extraño que en una novela innovadora, fundada en un gran trabajo sobre el lenguaje, ambientada en Marruecos, que defiende la ruptura del ritmo narrativo como herencia de la cultura árabe (p. 151), sexualmente provocadora y que sostiene una visión pro-arábiga, no aparezca por ningún lado el nombre de Goytisolo, sobre todo porque precisamente <i>Makbara </i>ha venido en más de un momento a nuestra mente durante la lectura (también el <i>Vathek </i>de Beckford, minuciosamente obliterado).<o:p></o:p></span></span></div>
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<span lang="ES" style="font-size: 12pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Frente a la idea “occidental” de bien, Hermosilla convoca al travieso <i>efrit</i> o demonio de la mitología árabe como vehículo rector de las transformaciones de los personajes. Novela de la carne y la reencarnación, de la pulsión sexual, al fin y al cabo, <i>Martillo </i>es un libro dichoso (p. 164), celebratorio, de ansia vital. Por ello, Hermosilla, como Nietszche, resemantiza en su novela el concepto de Daimón, siendo su concepción, coaligada con la de Mal, una fuerza positiva que equivale a creación, producción, vitalidad, mientras que el Bien sería mediocridad, placidez, sacrificio inútil. Las fuerzas maléficas (representadas en la novela por los <i>primigenios </i>lovecratianos) son convocadas para descubrir su fuerza regenerativa tras la destrucción (destrucción de la sociedad, del texto, del párrafo). La revelación surge del hachazo en la cabeza (Kafka, <i>Diarios</i>) o del martillazo a los conceptos (Nietzsche, <i>El crepúsculo de los ídolos</i>). Algo parecido a lo que le sucede al hombre contemporáneo, incapaz de reunir los fragmentos de su ser dispersos alrededor de los más incógnitos parajes y regresar al Edén (p. 91), y que encuentra en la <i>reordenación asistemática</i> de esos pedazos rotos su identidad. Es el <i>efrit </i>malvado y fértil, en consecuencia,<i> </i>el que permite hilar el libro a través de las transfiguraciones y metanoias de los mismos personajes a través de las épocas, como esa princesa cristiana medieval que se convierte en Scherezade y después en una bailarina de rasgos latinos (cf. pp. 119, 156 y 180). Repeticiones, arquetipos, giros, apariciones y reapariciones (de párrafos y de personajes), metamorfosis textuales que revelan trasvestismos, eso es <i>Martillo</i>, que recuerda en su monocorde prosodia textual al martinete flamenco, pero que se eleva, semántica y estilo mediante, a la más compleja y sensual de las composiciones musicales árabes, puesto que el narrador reverbera aspectos de la trama en medio de digresiones que nos desvían de la narración central, haciéndole a uno sentir que se encuentra en medio de una calle con varios asnos obstaculizando el tráfico (p. 163).<o:p></o:p></span></span></div>
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<span lang="ES" style="font-size: 12pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">El único problema de este sistema de composición, donde no todos los materiales son originales, es que resulta difícil saber a quién hay que achacar la responsabilidad por los fallos. En este caso, y tratándose de una especie de homenaje al <i>otro</i> cultural, manifestado por lo árabe en general y por lo árabe marroquí en particular, se comete algún desmán, como hablar de “Oriente” (p. 46), concepto huero y ideológicamente connotado en términos generales, pero además impropio para hablar de Marruecos, que es tan occidental en el mapa como España (y si el término “oriental” se toma en otro sentido que el geográfico, el error queda bien explicado por Edward Said en <i>Orientalism</i>). Amén de esa confusión exotista sobre Oriente en Marruecos, también se comete otra no menos preocupante para quien localiza o ambienta una novela en un país del norte de África: no distinguir <i>árabe </i>de <i>musulmán</i>, error bastante extendido (hay árabes que no son musulmanes, como muchos tunecinos, vgr., y muchos afroamericanos estadounidenses son musulmanes sin ser árabes), como el de identificar indios con hindúes. El problema, como digo, es que seguramente Hermosilla sabe estas cosas, pero alguno de los autores de los textos apropiados, remezclados o sampleados lo ignoraba. En tal caso, surge una curiosa problemática intertextual: ¿es el autor que remezcla obras <i>responsable </i>de los errores de los textos que incorpora? ¿Debe elegir fragmentos libres de errores? ¿Debería acotar los mismos y depurarlos en la traslación, mediante aclaraciones, puntualizaciones o ironías? Interesante problema, al menos para mí, que dejamos para otra ocasión.<o:p></o:p></span></span></div>
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<span lang="ES" style="font-size: 12pt;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Para terminar, podría decir que este mosaico, este conjunto de cristales rotos en reordenación sistemática, esta potencia esquirlada que recuerda a la primera novela de Javier Pastor, este “viaje chamánico a los confines del yo”, como lo describe J. F. Ferré en su prólogo, esta otredad berberisca injertada a la fuerza (por la fuerza del estilo) en nuestra literatura, con sus aciertos y fallos, manes y desmanes, merece ser leída por la simple y poderosa razón de que es uno de esos pocos experimentos narrativos que salen bien.</span><o:p></o:p></span></div>
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<span lang="ES" style="font-size: 12pt;">NOTA: Me parece justo indicar que en determinados pasajes de la reseña se copian –utilizando las técnicas del <i>sampleado</i> tan extendidas en el contexto musical– fragmentos, frases, palabras, acentuaciones o modulaciones de diversos artículos y trabajos de Alejandro Hermosilla, como <a href="http://pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/numero45/pantera.html" style="color: #888888; text-decoration: none;">éste</a> o <a href="http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2596218" style="color: #888888; text-decoration: none;">éste</a>, o la propia <i>Martillo</i>.<o:p></o:p></span></div>
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<span lang="ES" style="font-size: 12pt;"><span style="color: blue; line-height: 22px;">(Relación con autor y editorial: ninguna)</span></span></div>
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<a href="http://vicenteluismora.blogspot.com.es/2014/07/resena-mash-up-de-martillo.html" target="_blank">Enlace</a></div>
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Leo del Marhttp://www.blogger.com/profile/02326129496122944418noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669350289505470140.post-55995394428817406512013-10-24T21:31:00.001+02:002013-10-24T21:31:28.186+02:00El redentor<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="350" src="//www.youtube.com/embed/FB84Q4eYMl8" width="500"></iframe>Leo del Marhttp://www.blogger.com/profile/02326129496122944418noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669350289505470140.post-46384159973552083352013-07-22T22:05:00.001+02:002013-07-22T22:06:36.014+02:00Die Moritat von Mackie Messer gesungen von Bertolt Brecht<iframe width="550" height="400" src="//www.youtube.com/embed/_QXJ3OXWaOY?rel=0" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>Leo del Marhttp://www.blogger.com/profile/02326129496122944418noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669350289505470140.post-87819959950034130672013-06-12T21:46:00.000+02:002013-06-12T21:52:31.661+02:00Más pus<br />
<br />
En un altar deshabitado, como un coágulo de la periferia,<br />
ahí se puede quizá estar ausente.<br />
<br />
Invoca tu miedo pero mantente liviano ante la incipiente galvanización.<br />
Un objetivo.<br />
<br />
¿Podrá oír también aquella aquello?<br />
<br />
Fricciones, un parpadeo vencido demás. Sí a esos ojos.<br />
¿Qué cuervo, de qué color podría ser y será?<br />
<br />
Una matutina proyección. Un charco. Suciedad. Reflejo de otro.<br />
<br />
La fístula que supura. Mas sola la sangre no está.<br />
Está en ti, de mí vino.<br />
<br />
El adiós quizá se espere.<br />
Un te quiero horrible.Leo del Marhttp://www.blogger.com/profile/02326129496122944418noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669350289505470140.post-81127740066417061292013-05-23T20:50:00.000+02:002013-05-23T20:50:28.431+02:00Toma fallida<span style="font-size: large;"><span style="font-family: 'Times New Roman';"><br /></span></span>
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: 'Times New Roman';">Creía que era un bebé abandonado en un contenedor de basura, bueno, deseaba que lo fuera. Que ese llorar quejumbroso fuera un gato atrapado no me sorprendió, me decepcionó. Profundamente. A cualquiera le puede confundir un llanto. Había bajado los nueve pisos corriendo porque el ascensor parecía estropeado y también tenía prisa, tanta, que ni cerré la puerta de casa, y abierto con cuidado la tapa del contenedor, asomado la cabeza con precaución y muy lentamente, dando tiempo a mi mente para formular el deseo, diáfano, sin ambigüedades, de hallar en ese gran caja metálica hedionda una razón para ser buena persona. Desde el momento en que oí los primeros lloros desde el salón unos treinta metros más arriba que me obligaron a activar el </span><i style="font-family: 'Times New Roman';">mute </i><span style="font-family: 'Times New Roman';">del televisor desde donde se me relataban audiovisualmente los avatares de la última jornada liguera de fútbol, la decimoséptima, creo, para poder distinguir sin interferencias, mirada por la ventana mediante, de dónde procedían los aullidos, mis pensamientos comenzaron a girar en torno a esa idea: el héroe anónimo que salva a una pobre criatura recién nacida de morir congelada de frío. Ya me veía quitándole importancia a mi acción cívica de bonhomía en los programas de sucesos del día siguiente. "Lo hubiera hecho cualquiera", me oía decir, "qué otra cosa se puede hacer, ¡por favor! Ha tenido suerte de que me acuesto tarde." Pero no, ahí dentro no estaba esa razón, sino un gato atigrado que brincó hacia su libertad en cuanto se lo permitió su instinto y el alejamiento de mi persona del contenedor. El gato me había mirado con acritud, como si me hubiera demorado demasiado en acudir a su rescate, cuando ojeé el interior de su provisional prisión. O no, a veces malinterpreto gestos, muecas, miradas, sensaciones e incluso palabras, y es que no soy buen intérprete de casi nada. En fin, pensé, la gratitud no es condición sine qua non de la vida en la calle, seas gato o perro, y me dirigí de nuevo hacia el portal con la firme intención de ascender los nueve pisos andando; un poco de ejercicio nunca viene mal, ya que no era deportista, pero me mantenía en forma por auto-impuesta, y necesaria, obligación. Arriba, de nuevo en el salón, fatigado, con los muslos ardiendo, le di voz a la tele. Ya había terminado lo del fútbol. Me preparé unas tostadas de Nutella y un gran vaso de leche apurando el tetra brick, previendo bien que se me antojarían tras fumar el porro que se me había quedado a medias. Puse una película. Fumé, di cuenta de las tostadas y ocurrió. Otra vez.</span></span><br />
<div style="font-family: 'Times New Roman';">
<span style="font-size: large;">Hacía años que no me pasaba, pero ahí estaba de nuevo. </span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman';">
<span style="font-size: large;">Me gusta Paul Giamatti, es decir, sus películas, o mejor, cómo actúa. "Entre copas" es mi favorita. A veces me veo como su personaje dentro de unos años, sólo a veces, aclaro. Pero la película en general, en si misma, me encanta, la banda sonora es perfecta en casi todas las secuencias<i> </i>del film, de manera especial cuando los personajes están en movimiento, el amigo es especial y la disertación de Virginia Madsen en el sofá acerca del vino es de una belleza real insuperable, pero a lo que voy, que no soy crítico de cine. Ya no volveré a ver sus películas. Le tengo miedo. Sí, como oyen. Y es que la película que estaba viendo, "American Splendor" cuando me sucedió esto, está protagonizada por él, Paul G. Me había parecido extraordinaria la primera vez, con esos bocadillos geniales, ese personaje del dibujante Pekar torturado en lucha diaria contra la desazón de su vida y por ende de su país en su dimensión con menos glamour, a través de sus dibujos y reflexiones. Es la lucha épica intrínseca en las maneras del ser humano por sobrevivir, bañada en enfermedad de vida. A ver, otra vez que me fui. Pero perdonen, es que tampoco soy escritor y no sé muy bien cómo contarles esto. No pude terminar de verla. Le tengo apego a la vida a pesar de todo. El terror se apoderó de mí en una precisa escena, y eso que la estaba viendo en versión doblada. El terror, ese terror. Y adjunto, el frío. Apagué la tele. Agarré el radiador y lo transporté rápido como el viento a la habitación, lo encendí y regulé a temperatura máxima (es un radiador eléctrico viejo, grande y muy potente que calienta en menos de cinco minutos un dormitorio como este sin problemas), agarré todas las mantas que pude y me lancé a la cama abrigado además con un forro polar y un chándal eterno negro de Arkapén. No era suficiente. Mi cara ardía de estar tan cerca, inclinada sobre el radiador, pero todo mi cuerpo temblaba de frío, de miedo. La sequedad de boca era atroz aun tras vaciar media botella de agua de tamaño familiar, la última, de un sólo trago que casi me provoca el vómito. Entre canturreos sin sentido y a viva voz luchaba por pensar en otra cosa que no fuera aquello. Tampoco se me da bien cantar. Era inútil, no podía. Temblaba y temblaba. Un chirriar y retumbos alcanzaron mis oídos. Oí cómo el ascensor se puso en movimiento. Pensé, no, no puede funcionar si está estropeado. Y además sólo tenía un vecino en nueve plantas. Las urbanizaciones por estos lares son gigantescas colmenas sin abejas hasta el verano. Eran pocas las probabilidades de que fuera él. El ascensor subía. Salté de la cama, tropecé hasta la cocina, abrí el frigorífico. Zumo. Del trago. Arranqué con los dientes la tapa del último yogur que restaba en el cartón de ocho rasgado por dos sitios y lo absorbí violentamente, la boca aún llena de pulpa naranja mientras cerraba la puerta del frigorífico de una patada. Mi otra mano blandía ya una zanahoria con manchas grises de tamaño considerable que a pesar de esto fue cercenada lastimeramente una vez finiquitado el yogur al frenesí. Un sobre de queso parmesano en polvo fue lo último más o menos <i>engullible </i>al instante que hallé, tras abrir de nuevo, desesperado, el frigorífico, muy agobiado por sólo haber encontrado unas latas de michirones precocinados en el armario sobre el frigorífico que habitualmente es la despensa. No había tiempo de calentar nada, y además tampoco soy cocinero. Abrí el grifo del fregadero para succionar el agua metálica, asquerosa, que corre a escupitajos primero, marrón, terrosa luego y siempre caliente después, para que arrasara con la, acentuada por el queso rallado, sequedad de boca. Bebí y bebí de ese líquido sin llenarme. Era yo un pozo sin fondo en ese momento. No era bastante. El ascensor seguía subiendo.</span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman';">
<span style="font-size: large;">Me acordé de la botella de Johnnie en el salón. Allá me fui como un lagarto pegado a las paredes.</span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman';">
<span style="font-size: large;">Algo más de un tercio restaba. Con las manos asiendo temblorosas, llevé el cuello del vidrio hacia mi boca. Mamé de ella como un gorrino de la teta de su cerda madre. Yo no soy un cerdo aunque para ciertas personas mi actividad así me signifique. Mi vida dependía de ello. A cada trago se iniciaban las arcadas. La regurgitada acidez, haciendo acopio de toda mi hombría restante, era reprimida como un hombre. Yo ya tenía amplia experiencia en contener el vómito he de decir, pero nunca es sencillo, aunque fuera prácticamente un alcóholico toxicómano sin tratamiento un tanto sociópata. El ascensor se detuvo. Era esta planta, la última de la torre. Apuré el último trago de whisky. Me provocó el final escalofrío-retortijón propio de cuando te has pasado tres pueblos con la cantidad. Y esperé que sucediera. Esta vez no tendría salida. Y se me ocurrió, no sé por qué, desde que dejé los estudios no había vuelto a tener necesidad de escribir, anotar mis pensamientos en ese momento. Volví raudo a la habitación y del tercer cajón de la mesilla, en los dos primeros están los calzoncillos y los calcetines, amén de lo poco ahorrado y varios objetos de dudoso valor como un reloj Bulgari de imitación, respectivamente, saqué una hoja de una carpeta donde reposan unos mentirosos currícula preparados para cuando hagan falta, y comencé a escribir al dorso de la primera hoja de uno de ellos lo que estaba ocurriendo, intercalado con lo que fuera lo que saliera de mi mano, de forma atropellada eso sí, con un bolígrafo Montblanc auténtico, que no sé de dónde había salido, sacado del mismo cajón. A cada pensamiento o sensación que transcribía me iba tranquilizando. Apenas reparaba en lo que iba escribiendo, simplemente escribía y escribía, como un golpeo sobre el folio, admito que con el sempiterno Larrouse enciclopédico de los años de María Castaña en mi otra mano. Esta letra no es inteligible ni siquiera para mí, pero no importaba, seguía anotando pensamiento enloquecido tras otro mezclándolos con una especie de cuento psicótico de lo que sucedía en ese momento. Y menos mal que topé con un ladrón y asesino ocasional con ciertos, digo yo, desórdenes mentales ducho en letras, esto último sin duda sí que lo soy ahora, si no este relato nunca hubiera tomado la forma necesaria, tras acabar de ver tranquilamente la película que en realidad se reproducía mientras tanto en el televisor en la nochevieja de 2009, en la cual no fui el único que decidió no salir por ahí, del segundo canal de Televisión Española desde las 2 y pico de la mañana: Caché* (Escondido)<i>.</i></span></div>
Leo del Marhttp://www.blogger.com/profile/02326129496122944418noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669350289505470140.post-27482139576652532122013-04-11T22:27:00.000+02:002013-04-11T22:27:15.812+02:00Hay que rasurarse<br />
<br />
<div class="page" title="Page 26">
<div class="layoutArea">
<div class="column">
<span style="font-family: 'TimesNewRomanPSMT'; font-size: 12.000000pt;">Pelos.</span><br />
<span style="font-family: 'TimesNewRomanPSMT'; font-size: 12.000000pt;"><br /></span>
<span style="font-family: 'TimesNewRomanPSMT'; font-size: 12.000000pt;">
De tu barba y cabeza, </span><br />
<span style="font-family: 'TimesNewRomanPSMT'; font-size: 12.000000pt;">de tus pobladas cejas, </span><br />
<span style="font-family: 'TimesNewRomanPSMT'; font-size: 12.000000pt;">nariz y orejas, </span><br />
<span style="font-family: 'TimesNewRomanPSMT'; font-size: 12.000000pt;">nucaespaldaculo<br />
y el del resto<br />
de tu cuerpo.
</span><br />
<span style="font-family: 'TimesNewRomanPSMT'; font-size: 12.000000pt;"><br /></span>
<span style="font-family: 'TimesNewRomanPSMT'; font-size: 12.000000pt;">No me dirás </span><br />
<span style="font-family: 'TimesNewRomanPSMT'; font-size: 12.000000pt;">que te molesta </span><br />
<span style="font-family: 'TimesNewRomanPSMT'; font-size: 12.000000pt;">que lleve lo mío,<br />
un poquito,<br />
a la francesa. </span><br />
<span style="font-family: 'TimesNewRomanPSMT'; font-size: 12.000000pt;"><br /></span>
<span style="font-family: 'TimesNewRomanPSMT'; font-size: 12.000000pt;"><br /></span>
<span style="font-family: 'TimesNewRomanPSMT'; font-size: 12.000000pt;"><br /></span>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUhQiC_QassmJ5rFKFnCfGo0dwhjtn_rZ7L19dV3vCIw3FT25kmbp3VLBnBdEMQuoKWiZ4lzadD_rZ0yf7SBglwIeTXq_5Qc_bwuDimduRroIesSCv4aXk_fx6xqlecri2Is_sT60ISNK9/s1600/fb38f22c-7116-11e2-915e-5d530602b429-493x328.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="140" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUhQiC_QassmJ5rFKFnCfGo0dwhjtn_rZ7L19dV3vCIw3FT25kmbp3VLBnBdEMQuoKWiZ4lzadD_rZ0yf7SBglwIeTXq_5Qc_bwuDimduRroIesSCv4aXk_fx6xqlecri2Is_sT60ISNK9/s200/fb38f22c-7116-11e2-915e-5d530602b429-493x328.jpg" width="200" /></a></div>
<span style="font-family: 'TimesNewRomanPSMT'; font-size: 12.000000pt;"><br /></span>
<br />
<span style="font-family: 'TimesNewRomanPSMT'; font-size: 12.000000pt;"><br /></span>
<span style="font-family: 'TimesNewRomanPSMT'; font-size: 12.000000pt;"><br /></span>
<span style="font-family: 'TimesNewRomanPSMT'; font-size: 12.000000pt;"><br /></span>
<span style="font-family: 'TimesNewRomanPSMT'; font-size: 12.000000pt;"><br /></span>
<span style="font-family: 'TimesNewRomanPSMT'; font-size: 12.000000pt;"><br /></span>
<span style="font-family: 'TimesNewRomanPSMT'; font-size: 12.000000pt;"><br /></span>
<br />
<span style="font-family: 'TimesNewRomanPSMT'; font-size: 12.000000pt;">El origen del mundo, Gustave Courbet, 1866</span></div>
</div>
</div>
Leo del Marhttp://www.blogger.com/profile/02326129496122944418noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669350289505470140.post-54113007641009032632013-03-19T20:50:00.000+01:002015-04-30T00:41:22.937+02:00Copos de maíz, marca blanca<br />
<div style="font-family: 'Times New Roman';">
<span style="font-size: large;">Hay una chica tumbada en el sofá comiendo a palo seco, a puñados, copos de maíz. La puedo oír escarbar en el plástico y la oiga crujir esa materia en su boca. Es un ruido ensordecedor. No es que esté del todo bien, yo, aquí, en el suelo, en una esquina, apoyado en la pared, ladeada la cabeza, el hilillo de baba a punto de unirse al suelo con los ojos cerrados y sintiendo a eso venir para quedarse. Le he estado haciendo hueco desde hace mucho tiempo. Venía, se daba un garbeo y volvía a irse ¿por dónde había venido? El caso es que se iba y me dejaba solo otra vez. Yo me decía que entonces nada, si no le gusto no la invito más y ya. Pero es tan seductora. Es capaz de presentarse de cualquier forma y yo, ignorante de quién es, no la percibo hasta que me la encuentro de cara. Ahí, mirándome a los ojos, hablándome al oído, subiéndome las entrañas. En la tele, en el trinar de los pajarillos, en la mueca de un niño, en los garabatos que escribo sobre un papel, en las canciones. Ya digo, de repente, sin avisar, ahí está. Hoy ha venido disfrazada de chica de pelo ceniza, suelto. Guapa, a veces es tan guapa. Ahora está disimulando si no, ¿cómo es que no dice nada acerca de lo que hago tirado en el suelo babeando? Es muy lista, sabe que no puede revelarse demasiado, porque entonces algo falla. Sí. Llaman al teléfono, suena el timbre, se estrella algún coche ahí abajo u otra cosa cualquiera que sirva para interrumpir. Lo tengo todo visto; controlo esos momentos. Ocurre entonces que se aleja un poco y mira de esa forma en que está claro que lo sabe todo pero haciéndome ver que no ha pasado nada. Es un poco difícil, qué digo difícil, es imposible, hablar de ello. Siempre se me da pie pero los latidos de mi corazón se vuelven tan fuertes que dejo de oír otra cosa y el sentimiento espiralado se apodera de mí. Quiero entrar y salir pero no puedo. La turbulencia del sentido de la vida. Arriba y abajo, dando vueltas. Y el frío. Frío, escalofríos, temblor, descontrol. En el fondo sé que puedo, pero me aterro tanto que, si estoy solo en casa, engullo todo lo que pille y me meto en la cama con mil mantas. Puede ser que esto ya se haya escrito. Da igual. Digo que si no estoy solo es más complicado escaparse, pero tengo suficiente experiencia para zafarme del destino. Hasta que el cuerpo aguante seguiré. Ya lo dejo.</span></div>
Leo del Marhttp://www.blogger.com/profile/02326129496122944418noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669350289505470140.post-88675878423065454792013-03-11T21:17:00.000+01:002013-03-11T21:17:49.177+01:00<iframe width="600" height="425" src="http://www.youtube.com/embed/7idi_5IaMrk?rel=0" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>Leo del Marhttp://www.blogger.com/profile/02326129496122944418noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669350289505470140.post-55869884471240406942013-03-04T21:04:00.000+01:002013-03-04T21:04:55.090+01:00Sin funicular<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Baja de la montaña, descálzate antes.</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Pisa la ladera, rápido, un descenso vertiginoso te aguarda.</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">De lodo hasta las rodillas, corre a abrazar la sombra que te abandonó al elevarte.</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Tírate de cabeza a por ella, sin titubear, la caída no será más dura que aquélla </span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">que te esperaba allá arriba al siguiente paso en falso. </span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Ibas a darlo. </span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">No lo dudes. </span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">No hay sitio para todos.</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Proyecta por una vez a la vez que para siempre lo que merece la pena. </span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Se lo debes a muchos, incluso a ti.</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Que en la meseta no termine tu caída, tampoco ese es tu terreno. Más abajo te has de rebajar.</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Al mismísimo pie donde todo comenzó, ahí te hemos de ver desencajado y exhausto, descoyuntado por dentro. Como una vez fuiste.</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Entonces, por favor, piénsate muy bien lo de volver a subir, porque querrás ascender de nuevo de tan renovado, puro y santificado que te sentirás. Si merece el esfuerzo dejar todo atrás, abajo, porque a alguien oíste decir en cierta ocasión lo bien que se debe estar en una cima como esa.</span><br />
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span>
<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="http://www.youtube.com/embed/FuvWc3ToDHg?rel=0" width="600"></iframe>Leo del Marhttp://www.blogger.com/profile/02326129496122944418noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669350289505470140.post-30164590781728962272013-02-25T22:36:00.001+01:002013-03-11T21:24:16.328+01:00Curiosamente entre semana se levanta a la misma hora que entonces<br />
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">La niña cree aún recordar un tiempo en el cual los que se fueron no venían a visitarla.<br />Una comba se balanceaba sobre trazos de tiza. No había patucos más bonitos que los de su hermano.<br />A hombros de aquel gigante, en brazos de madre. Un auténtico jardín. Sol, nieve, dulces, flores y agua clara. </span><br />
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Y muchos, muchos árboles verdes, amarillos y marrones. Todo estaba vivo de aquella. Las tortugas, los muñecos y los abuelitos. La leche en su cristal. Tantos amigos con los que jugar.<br />Una vez se paró el reloj del comedor, y como por arte de magia lo echó a andar de nuevo el hijo de los vecinos. "Qué guapo es, Juan." Un cuco. Cantaba a todas horas, silbaban ellos. Y petirrojos, ruiseñores y muchos gorriones los acompañaban. Y aquel periquito azul y blanco como el mejor cielo. Hasta la aspiradora sobre la moqueta le parecía música los fines de semana. Dios mío, cuántas galletas comía untadas en crema de avellana y las hundía en el cacao que cosquilleaba, picaba hasta estornudar. Qué risas. Ni sabía escribir. Escribir, por ejemplo, pena. </span><br />
<br />
<br />
<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="http://www.youtube.com/embed/wIDh1xQQEvY" width="600"></iframe>Leo del Marhttp://www.blogger.com/profile/02326129496122944418noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669350289505470140.post-62709432611319970162013-02-05T21:07:00.002+01:002013-02-05T21:08:23.507+01:00Holocausto caníbal<br />
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<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="395" src="http://www.youtube.com/embed/aTd_VDys6FU" width="595"></iframe>Leo del Marhttp://www.blogger.com/profile/02326129496122944418noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669350289505470140.post-55658079375125817252013-01-24T21:02:00.001+01:002013-01-29T23:38:03.774+01:00En mitad del deshielo<div style="font-family: 'Times New Roman';">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman';">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman';">
<span style="font-size: large;">“Buenos días, Ernesto.” </span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman';">
<span style="font-size: large;">Ahí se quedó de pie. Sin decir más. Calzaba botas marrones de piel. Se habían humedecido probablemente al pisar un charco ya que afuera llovía como de costumbre por esta época. También los dobladillos de los bajos del pantalón estaban húmedos y más oscuros que el resto de esa prenda. Estoy seguro que había pisado un charco. Algo inevitable, por otro lado, debido al irregular estado del pavimento del barrio viejo. De nuestro barrio viejo. Algunos adoquines de la calle del mismo estaban separados entre sí por la longitud de dos y hasta tres palmos. En mi opinión, y en la de muchos convecinos, era denunciable esta dejadez en la que nos tenían las autoridades. Las obras de recanalización, pagadas por la comunidad de vecinos, que se llevaban a cabo desde el portal de enfrente hacia este portal, el portal 1, también podía ser la causa de que se salpicaran sus botas y pantalones, ya que los operarios habían convertido ese patio exterior en toda una zona de obra mayor y las baldosas estaban sueltas cuando no directamente rotas por la presión ejercida por la maquinaria de los obreros estos días atrás. Habíamos hecho bien en asegurarnos mediante una claúsula adicional, a la hora en que contratamos a la empresa, que cualquier desperfecto ajeno a las propias labores de readecuación de las tuberías y vaciado iba a tener que ser reparado por la propia empresa. Yo, como presidente de la comunidad desde hace tres meses, había insistido ante los demás propietarios que más valía prevenir que curar en estos casos, y que era preferible aumentar el coste total en únicamente cinco puntos porcentuales por puerta que echarse las manos a la cabeza después. Y créanme, de cuentas, gastos e ingresos y números en general sé un poco, que no son pocos los años que llevo sin fallo los balances en mi empresa. Cuando a los de la contrata les hice la primera visita había visto el tipo de maquinaria que iban a emplear en el trabajo y de ahí que forzara un nuevo pleno vecinal para reevaluar todo el asunto. Y ayer, durante la última reunión mensual, me felicitaron incluso los, llamados con cariño, que conste, tozudos del portal 3, 1º C y del portal 2, Bajo A, el “viudito”, como lo llamaba mi mujer, y las hermanas Garbí Meléndez, respectivamente, que se empeñaban en rotundo a subir su aportación más allá de lo convenido en la segunda reunión que mantuvimos acerca de este asunto. No era de extrañar viendo las condiciones en que vivían, sobre todo las hermanas. Opino así aunque las hermanas nunca me han invitado a entrar pero me he formado mi opinión debido a que lo he observado con mis propios ojos. No lo hice con ánimo de cotillear ni nada por ese estilo, sino que me es inevitable ver al menos el pasillo en su totalidad, parte del salón y toda una pared de la cocina cuando me abren la puerta, ya saben. Se podrán imaginar que en ocasiones el presidente va a casa de sus vecinos a llevar copias de las actas de las reuniones, a notificar algún asunto o simplemente a interesarse por su estado y entonces es cuando, qué remedio, observo el estado de sus casas que es, al igual que la cara, un espejo más del alma, o así lo decidimos mi mujer y yo en una ocasión, no sin ciertas risas, en que nos bebimos las dos botellas de vino tinto que recibe cada puerta de su vecino invisible en el día de Navidad. Este juego, ya casi tradición, lo instauré durante mi primer mandato hace ya veinte años, veintiuno, para ser exactos. Los vecinos que viven, o vivían en alquiler, que en todo este tiempo que llevamos mi mujer, mi hija y yo aquí en realidad nunca han superado el número de tres, se han mantenido al margen del juego, cosa lógica por otra parte, ya que su vino lo siguen recibiendo los propietarios propiamente dichos a través de la presidencia. Incluso los hijos de los Iglesias Iglesias-González Simón, que fallecieron tristemente hace seis años en aquel avión que los iba a llevar a un merecido, bien lo sabe Dios, retiro temporal a Santo Domingo, quisieron mantenerse en nuestra pequeña tradición. Los que se fueron abandonaron no sin tristeza nuestra pequeña comunidad cuando por circunstancias afortunadas de la vida tanto al matrimonio Iglesias Iglesias-González Simón como a los simpáticos, aunque algo atolondrados, Madrid Caño-Yañez Álvarez, les sonrió la suerte en forma de lotería y herencia, respectivamente. Hecho muy comprensible y de entender. El caso de los Ortego Flores-Martínez Sabino fue distinto. Ha sido nuestra mayor desdicha en todo este tiempo de armonioso convivir, digamos, comunal, pues desde que ocurrió aquel malentendido con aquella derrama del demonio ellos son los únicos propietarios que se han desvinculado tanto del juego como de la propia comunidad. Mis tres visitas, una vez los Ortego Flores-Martínez Sabino se fueron de nuestra vecindad, junto a la presidencia de turno que en aquel año recayó en el señor Hinojós Llorente, del portal 2, 1º B, no dieron los frutos deseados. En realidad opiné enseguida, y mi mujer opinó igual, que los problemas se dieron entre ellos dos, y que el problemilla con la derrama fue un pretexto para irse de aquí y finalmente separarse, como comprobaríamos todos poco después (un simple descuadre, engrandecido, sí, por no haber sido comprobado <i>dos</i> veces por el administrador de la finca antes de ser enviada a Hacienda, pero subsanado a tiempo, al fin y al cabo; además, en descargo del presidente de entonces el señor Borbalán Íñiguez del matrimonio Borbalán Íñiguez-Novoa Senén, del portal 3, 1º B, a quien yo le presté todo mi apoyo durante el <i>affaire </i>he de decir y constatar que él no hubiera sucumbido a la tentación de cambiar de administrador a mitad de su presidencia si no hubiera sido por la intromisión, sin duda sin mala intención, de la señora del señor Madrid Caño, la señora Yañez Álvarez, a instancias de éste, que mirando por el bien de los gastos y como forma de preparación para el siguiente turno de la presidencia el cual le correspondía a él, que finalmente no llegó a hacerse efectiva por el golpe de la diosa Fortuna en nuestra comunidad que he comentado antes, quiso simplemente ayudar a reducir los gastos de nuestra comunidad, y la intención, y eso fue lo que le dije al señor Ortego Flores nada más iniciar nuestra primera visita al bloque de apartamentos en el cual, ahí lo tienen, vivía solo tras abandonar él y su señora, la señora Martínez Sabino, nuestra comunidad aparentemente aún como matrimonio bien avenido). Nos enteramos a través de un amigo del “viudito”, que trabaja en Sanidad, en altos puestos burocráticos, que el padre de la chica era un eminente cirujano en la capital, el Doctor Martínez Villamil, y que se había enterado por parte de otro amigo en común que también había sido amigo del “viudito” en su día, que la hija del Doctor Martínez Villamil, del famoso Doctor Martínez Villamil, se había separado y andaba en compañía de un entrenador de fútbol de un equipo recién ascendido a primera división, allá por la capital. Una verdadera pena todo el asunto aquel, sólo doy gracias a Dios de que ya pasó todo. Quizá cuando solucionen sus diferencias que estimo serán de índole económica, al fin podamos dar la bienvenida a unos nuevos inquilinos, y a poder ser, ya que pedir es gratis, que sean propietarios y también inquilinos, ya que la integración con arrendatarios nunca será igual de estrecha. De la que empezamos con el juego del vecino invisible todos los vecinos éramos propietarios y los cuatro nuevos propietarios de la última fase, la del portal 1, único por motivos de lindes con una sola planta, que se finalizaron, y ocuparon, claro, con dos años de retraso, también se sumaron con naturalidad a nuestro juego. Obviamente sabemos casi siempre quienes son nuestros vecinos invisibles pero no cuesta nada disimular y mantener ese inocente espíritu, más que infantil, diría yo, humano. Hay una regla transmitida, inocentemente transmitida si quieren, pero regla al fin y al cabo, de presidencia en presidencia de que cuando el número de vecinos es impar, y esto desde el incidente con los Ortego-Flores-Martínez Sabino ha sido así, es el presidente, o presidenta, en su caso, aunque ninguna fémina haya ejercido tal cargo debido a la renuncia en su día de las hermanas Garbí Meléndez, quien ha de hacerse cargo de regalar dos veces el vino. </span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman';">
<span style="font-size: large;">“Buenos días”, repitió. Hablaba distinto. Había envejecido. Y quién no en este tiempo, pregunto. </span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman';">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
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<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
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<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
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<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
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<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggjprlCWBTFs2oVEkqDcoztHPr6_2ug4bRZxzO28gP5s_3MdZHy3SOkYnIW1997lVjCw04PVSeS-FRjrkx0SvyARn3GY7Tcz1g2ogJ3eLNmuhxhADCW4hBU4viT7wwnfgIr_H2zkwewe_w/s1600/awdfki.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="425" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggjprlCWBTFs2oVEkqDcoztHPr6_2ug4bRZxzO28gP5s_3MdZHy3SOkYnIW1997lVjCw04PVSeS-FRjrkx0SvyARn3GY7Tcz1g2ogJ3eLNmuhxhADCW4hBU4viT7wwnfgIr_H2zkwewe_w/s640/awdfki.jpg" width="640" /></a></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; font-size: 12px; min-height: 15px;">
<br /></div>
Leo del Marhttp://www.blogger.com/profile/02326129496122944418noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669350289505470140.post-77237323573143311352013-01-15T23:04:00.000+01:002013-01-16T19:35:00.818+01:00A M. no<br />
Ella estaba, a la vista de anteriores y posteriores acontecimientos, mal.<br />
Él no estaba mejor ni peor. Pero juntos eran dos maestros. En fuga.<br />
Iban y venían. Expertos cazadores de momentos en lo alto, con sus volteretas,<br />
y su caer.<br />
<br />
Iba bien la cosa, el asunto este de estar siempre, dos años, casi, en lo mejor.<br />
Hasta cierto día, que comenzó al levantarse.<br />
Sólo otro más parecía. Se hizo de noche, o ya lo era.<br />
Fría la temperatura, entre sí, se tornó y se vislumbró un claro mental:<br />
"no me gusta esto".<br />
<br />
Quién lo pronunciara da igual, aunque se intuya y le siga un:<br />
"no somos para el otro".<br />
Peor, peor, no se puede decir pero aMar fue amada, de la manera en que se puede amar<br />
bajo algunas, cualquiera, circunstancias.<br />
<br />
Lástima que aquí el deus ex machina aún se crea que le hace un favor recordándola.<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<iframe allowfullscreen="allowfullscreen" frameborder="0" height="315" src="http://www.youtube.com/embed/qaFXrOZDMBA" width="550"></iframe>Leo del Marhttp://www.blogger.com/profile/02326129496122944418noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669350289505470140.post-67826584170159874342013-01-10T20:48:00.000+01:002013-01-16T19:32:24.799+01:00Un poco de La comedia humana de Saroyan<br />
-Más-dijo-. Y más por ahí. Y más. Libros por todas partes, Ulysses.-<br />
Se paró un momento a pensar.<br />
-Me pregunto qué dicen todos estos libros.-<br />
Señaló una zona enorme llena de libros, cinco estantes llenos.<br />
-Y más-dijo-. Me pregunto qué dicen.-<br />
Por fin descubrió un libro que era del mismo color verde de los brotes de hierba.<br />
-Y mira, éste es bonito, Ulysses.-<br />
Un poco asustado por lo que estaba haciendo, Lionel sacó el libro del estante, lo sostuvo un momento en las manos y lo abrió.<br />
-¡Mira, Ulysses! ¡Un libro! Aquí lo tienes. ¿Ves? Aquí dice algo.-<br />
Señaló algo en medio del texto del libro.<br />
-Esto es una "A". Esta de aquí. Y ésta es otra letra. No sé cuál. Todas las letras son distintas y todas las palabras son distintas.-<br />
Suspiró y miró todos los libros que tenían alrededor.<br />
-Creo que no voy a aprender a leer nunca, pero sí que me gustaría saber qué dicen. Esto es un ilustración. Aquí hay la foto de una chica. ¿La ves?-<br />
Pasó muchas páginas del libro y dijo: -Más letras y más palabras, hasta el final del libro. Esto es la vidrioteca pública, Ulysses. Está todo lleno de libros.-<br />
Miró el texto del libro con una especie de reverencia, murmurando para sus adentros como si estuviera intentando leer. Luego negó con la cabeza.<br />
-No se puede saber qué dice un libro a menos que uno sepa leer, y yo no sé leer.-<br />
Cerró el libro lentamente, lo devolvió a su sitio y los dos amigos salieron juntos de puntillas de la biblioteca. Fuera, Ulysses hizo chocar los talones porque le parecía que había aprendido algo nuevo.<br />
<br />
<br />
<blockquote class="tr_bq">
William Saroyan, La comedia humana, Acantilado, 4ª ed., 2010, Barcelona. Trad. de Javier Calvo.</blockquote>
<br />Leo del Marhttp://www.blogger.com/profile/02326129496122944418noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669350289505470140.post-30514744580887907532013-01-08T01:06:00.001+01:002013-03-14T23:16:45.439+01:00Autorretrato #83-Míralo ahí sentado. En su cama. El eterno adolescente. La comedia humana de Saroyan a su izquierda, enfrente el espejo de 115 por 80 que devuelve su imagen colocado en tal ángulo que cada polvo que ha echado allí en los últimos cinco meses le ha hecho formar parte, protagonista, de cada escena de su propia película porno, aunque no tan gonzo como le hubiera gustado, todo sea dicho.<br />
...32 años, escribir, náuseas. 34, vómitos. 36, esputos [ -¿Cómo estás de tu catarro? -Mejor, aunque no paro de esputar. -No es my bonito decirle eso a una chica (rubia, ojos azules; extensiones, lentillas de colores)]. ¿Qué vendrá a los 38? La muerte. Ja...<br />
-¿Qué va a cumplir 5 años su blog ya? -Eso parece.<br />
-Tanto daría que hubiera sido ayer. -Y tanto.<br />
-¿Cuántos autorretratos lleva ya? -Siempre es el mismo. -También.<br />
-Cambiando de tema, supongo que verías el último cepillo de dientes que se ha comprado. ¿No te parece el mejor que ha tenido nunca?- Puede ser. Piensa que nunca antes habían recibido sus encías tales masajes y también que fue económico para ser de marca. ¿Y qué me dices de esas protuberancias, de esos bultitos de caucho que higienizan la lengua? Son una pasada. -Desde luego. Está muy contento con su higiene bucal.<br />
-Seguro que le hubiera gustado buscar un sinónimo para esta higiene.<br />
-Mejor hubiera hecho en cambiar el higienizan porque chirría que mete miedo pa' la cabeza.<br />
-Déjalo, que se joda. Si es mongol perdido. -Ya te digo.<br />
-<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgweTTR7k0RcSFH-3sdK53kgD0JEsaKkay6VjDtOKkjMyS9NsSr51NV45Ur9UOn-BlPvuSDRTZjT1l4XlMjb20Nia2vos2cTbPEZOx0BHUM34AtqsZ6mJ-eslcBW4Nl4yCGivaXbpzAtHdQ/s1600/85428.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="360" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgweTTR7k0RcSFH-3sdK53kgD0JEsaKkay6VjDtOKkjMyS9NsSr51NV45Ur9UOn-BlPvuSDRTZjT1l4XlMjb20Nia2vos2cTbPEZOx0BHUM34AtqsZ6mJ-eslcBW4Nl4yCGivaXbpzAtHdQ/s640/85428.jpg" width="640" /></a></div>
<br />Leo del Marhttp://www.blogger.com/profile/02326129496122944418noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669350289505470140.post-28382272211082242022012-12-20T00:16:00.000+01:002013-01-16T19:35:24.375+01:00Bucles sagrados por eternos<br />
<br />
Vine aquí a decir<br />
que no vine a decir<br />
algo que no se haya dicho ya.<br />
<br />
Estoy, por así decir,<br />
de paso, como otros, como todos.<br />
<br />
Vivo una vida mejor<br />
y peor que otras vidas.<br />
<br />
Hay algo, sin duda,<br />
diferente en mí, al igual que en ti,<br />
pero no incumbe a nadie más que a mí.<br />
<br />
Verdad es todo lo que se crea.<br />
Y tus caricias<br />
aunque sólo destruyan,<br />
como mis mentiras, son verdad,<br />
como la poesía.<br />
<br />
<br />Leo del Marhttp://www.blogger.com/profile/02326129496122944418noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669350289505470140.post-7326449682672491712012-12-12T23:00:00.000+01:002013-01-16T19:33:06.502+01:00Back to the beats<br />
Bien, bien, bien, estamos aquí Leo, su propio amor, yo y el otro. Desde el infinito roto y nuevo, a ritmo del diapasón que mando sentir, mezclando a tres platos con una mano. Yep, yep, bip, bip. Bien, de nuevo comenzamos, distorsionados como otros pero distintos al igual que todos. Sí, no hay manera de, no hay manera de, no. Toses, carraspeos, ¿quién iba a decir que hoy volvería Leo? Bum, bum, tu corazón. Bum puede ser un trasero, tú meneo yo bien gustar (de gustar). Y abajo habrá perros más andaluces que otros seguro diría él, el salvador de esta alma magna cua-cua-cuasi sincopada. Ven, deslízate por lo que suelta el aura de arcángel, ese maná de las flores iridisc... Hmmm, me lo pienso mejor y sigo aquí, se nota, las notas, el timbre, las notas y lo que traen esos hombres en su saco, toca, boca. Pitch arriba ya, venga que esto no decaiga-rá, que venga Julián Ríos ya a mortificacarear. Estamos en una nube de comer, de las que no se pueden ver. Sosténganlo arriba, amigos, prosíguelo tú que a mí no me da el gusto para tanto gato que habrá en el. Y hablando de lo que hay arriba, cómo mantendrá un corazón a tantas mentes es una pregunta igualmente encantado.<br />
<iframe allowfullscreen="allowfullscreen" frameborder="0" height="250" src="http://www.youtube.com/embed/qds0zseO1JQ" width="550"></iframe><br />
<br />Leo del Marhttp://www.blogger.com/profile/02326129496122944418noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669350289505470140.post-31051245046992295332012-09-26T20:00:00.000+02:002012-09-26T20:00:42.280+02:00
<iframe width="600" height="480" src="http://www.youtube.com/embed/3cWndm9LXlg?rel=0" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>Leo del Marhttp://www.blogger.com/profile/02326129496122944418noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669350289505470140.post-59110014449092717032012-06-14T19:07:00.000+02:002014-10-04T14:31:23.598+02:00Hermosilla en Ficciones<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZliCc1xg2-Erdffh8LmgYFxJ51czMT2gYpLoZVjnyQgOURLH8_Ex80mUEPzM_fTk43W4W1IvqBUDJKCqiMD23XWq-SHHjDIw5OuyKYJveAv5apQPc8-TCKbkwraFTIMNWmQ5vK4VbkI11/s1600/Cartel+Alejandro+Hermosilla.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhZliCc1xg2-Erdffh8LmgYFxJ51czMT2gYpLoZVjnyQgOURLH8_Ex80mUEPzM_fTk43W4W1IvqBUDJKCqiMD23XWq-SHHjDIw5OuyKYJveAv5apQPc8-TCKbkwraFTIMNWmQ5vK4VbkI11/s640/Cartel+Alejandro+Hermosilla.jpg" height="636" width="640" /></a></div>
Leo del Marhttp://www.blogger.com/profile/02326129496122944418noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669350289505470140.post-15720599025513455512012-05-22T23:30:00.001+02:002012-05-22T23:30:21.799+02:00Gustavo Gª-Gleeson sobre Invernadero, un film de Gonzalo Castro<br />
<br />
<blockquote class="tr_bq">
<div style="text-align: left;">
<span style="font-size: large;"><b>Sinapsis invernaderas</b></span></div>
</blockquote>
<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<b>Previo sinóptico</b></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
Vi <i>El chico del brazo de oro</i> de muy pequeño. De tan pequeño que no la recuerdo.<br />
Muchos años después visioné <i>Invernadero</i>. Era mayor uno ya y era martes, día especial de por sí.<br />
Fui al cine con un amigo quien ese mismo día cumplía años, treintayalgo. Le comenté hará unos días que<br />
necesitaba de sus recuerdos de la película para escribir un artículo sobre la misma ya que mi propio<br />
recuerdo, a pesar de ser mucho más grande que cuando vi en la filmoteca a la que solía llevarme mi<br />
padre, muerto hace tantos años que no recuerdo nada de él, <i>El chico del brazo de oro</i> o <i>El imperio</i><br />
<i>de los sentidos</i>, se había perdido en algún pozo mental negro de tantos desechos.<br />
Yo mismo no creo que pueda serte de ayuda ya que sobre la película en cuestión, aparte de ciertos<br />
cuestionamientos muy personales que se me plantearon aquella tarde, no podría decirte cosa alguna<br />
que te sirviera, pero repasemos aquel día, quizá así vuelva algún detalle válido para lo tuyo, me dijo el amigo, y comencé a relatarle lo que había hecho entonces.<br />
Llovió bastante, entonces, y era oscuro, noviembre, cosas así recordaba. Las Coreas iban a entrar en guerra y casi había telefoneado a una íntima mía para que me acompañara al cine a ver la premiada película<br />
de Gonzalo Castro <i>Invernadero</i>, sobre Mario Bellatin, un escritor al que le falta un brazo y parece<br />
ser que también una tilde, y poco más recordaba, la verdad, le dije.<br />
No es poca cosa, creo que de ahí puedes extraer lo que deseas para tu escrito, me dijo mi amigo Dario, quien últimamente prefiere ser llamado así antes que Darío, por un hit del músico Vitalic; y con esos mimbres esta cesta.<br />
<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<b>No más que una falsa sinopsis comercial de la película <i>Invernadero</i>, en el fondo</b></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
Mario Bellatin sucede como nunca en Invernadero gracias a la portentosa labor de Gonzalo Castro<br />
[Buenos Aires, 1976. Obra previa: <i>Resfriada</i> (2008), <i>Cocina</i> (2009)].<br />
Hacer entendible, asumible, a un escritor raro, de los pocos de verdad “raros” (léase su obra <i>Lo raro</i><br />
<i>es ser un escritor raro</i>), como Bellatin, no está al alcance de cualquier cineasta.<br />
Quizá el hecho de provenir el propio Castro del proceloso mar de las letras haya sido una ventaja, puede ser, pero de lo que no cabe ninguna duda es de la personalísima concepción, cual el tardío Rohmer, pero sin su moral, del joven Castro.<br />
Explicarse sobre Bellatin es inútil. Castro sabe esto y mucho más, y despeja en su film todo vestigio<br />
de arte menor que agrieta la Historia del Cine para configurar una mirada sobre la extraordinaria<br />
belleza de lo cotidiano en la poliédrica vida de un artista único como Mario Bellatin, quien no<br />
deberá poco al, con esta obra consagradísimo, autor (Premio BAFICI 2010, Premio FICXIXÓN<br />
2010).<br />
Si Bellatin persigue la “escritura sin escritura”, Castro obtiene el “cine sin cine”, y eso es impagable,<br />
señoras y señores.<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<b>Un síncope más tarde</b></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
Hay gente que no sabe a qué va al cine y está bien que así sea mas permítaseme una digresión.<br />
Si en la proyección de Invernadero a la que asistí de un festival de cine in-de-pen-diente -no entraré<br />
a valorar los matices de esa independencia- había cien espectadores al iniciarse la película, al acabar<br />
habría una quinta parte menos (si fueron cincuenta personas las presentes, se fueron diez de ellas<br />
antes de la conclusión, según mi hipótesis estadística, para el caso es lo mismo). Un veinte por<br />
ciento de pérdida de público en unos ochenta minutos. Guau, así decía uno de los perros que salen<br />
en <i>Invernadero</i>, pero yo digo, ¿a dónde vamos a ir a parar nosotros, los cinéfilos?<br />
Con esta constante pérdida de asistentes las salas de cine “de verdad”, no las “de mentira”, como esta peli de Gonzalo Castro, por no hablar por el momento de la resta de clase y saber estar de los asistentes,<br />
paguen o no paguen, y no vean, por otro lado, la de invitados por el morro que hay en este tipo de<br />
festivales, inevitablemente, como viene ocurriendo desde hace muchos años, acabarán cerrando una<br />
tras otra y sólo sobrevivirá algún multicine en cada gran núcleo urbano de nuestro querido país, y<br />
esto no puede ser.<br />
No puede ser, como las hijas de Bellatin, pero es. Hemos de actuar, como Bellatin en este largometraje, y rápidamente, y ser tan veloces como el propio Mario afeitándose en <i>Invernadero</i> para revertir esta decadencia multicinefílica.<br />
Lanzo desde esta plataforma un desafío a nuestros gobernantes que tanto subvencionan a los creadores de cultura, como por ejemplo, Almodóvar, que no sale bien parado en Invernadero, y tanto se despreocupan de quienes tanto les dan. Aparte de auspiciar cineclubs como Dios manda, y desde luego no en centros sociales.<br />
No sé, dennos entradas gratis para esas nuevas ágoras (ahí) a quien pueda demostrar haber visto cine de autor desde hace años sin descargarse nada de internet. O a quien certifique que se ha apuntado a la<br />
escuela de idiomas (academias privadas no valdrían, amiguistas) para no tener que leer los pésimos<br />
subtítulos de las versiones originales. Condiciones de este tipo.<br />
Y si no quieren ver en las sesiones de festivales de cine pelis raras donde sale Margo Glantz, por favor, infórmense antes de entrar en la sala que molestan a los demás cuando se levantan para irse, que de eso trataba de hablar.<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<b>Narración de hechos fantásticos de índole sico-sinestésica durante la proyección de <i>Invernadero</i></b></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
Fue comenzar la película y empezar a oír cosas. A oír más cosas de lo normal, y no me refiero al<br />
sonido de la peli ni a la escarbación en lo más hondo de la bolsa de maíz frito de mi vecino de sillón,<br />
sino que empecé a oír los pensamientos de ese mismo hombre junto a mí.<br />
Debido al ruido que su mano producía por fricción en las paredes de plástico de su bolsa de quicos lo había mirado un tanto molesto y como consecuencia de posar mis ojos sobre él se transfirieron, porque sí, pero no me pregunten por qué, sus pensamientos, en mi propia y conocida voz interna, eso sí, a mi interior.<br />
“Poca sal. ¿Y el agua? Parece que está buena. Sólo tiene un brazo el tío. Vaya putada. ¿Y es<br />
escritor? Joder, sí que está buena. Me mola ese acentillo...”, pensaba el tío.<br />
Obviamente no le presté ninguna atención a la película.<br />
Esto hay que aprovecharlo, pensé ligeramente excitado y nada nervioso, sin decirme nada a mí<br />
mismo y desvié mi atención visual hacia un objetivo menos previsible que el chaval que estaba dos<br />
butacas a mi derecha.<br />
Un par de filas más adelante, nadie ocupaba los asientos en la fila inmediata, había una pareja. Me fijé en el pelo raramente ondulado de la chica y la transmisión se inició:<br />
“Naturalista, puedo decir después. Personal. Mucho plano fijo. Sonido muy Tati, sí. Fotografía<br />
sencilla, efectiva, eso, como uno más en la puesta en escena. A las 10 tengo que ir a la otra, ¿de<br />
quién era? Ya está rozándome. Está tremendo. Godard, tengo que decir Godard. Bonita chilaba.”<br />
Desactivé a la mujer desviando la vista hacia el pelo corto de su acompañante que me pensaba:<br />
“Me voy a ir como esos. Vaya mierda. No hacen nada. Se parece a Bruce Willis. Esta ni caso. Que<br />
dure poco. Esa está como un tren, uf, me pone hasta su voz, como Silvina. A ver ahora. Sí, no,<br />
ponme mala cara encima. Ya me valió decirle a la friki esta que me encantaba el cine. Tías con<br />
gafas. Luego me dirá que si la estética entrópica del fiiiiiiiiiilm. Ya me vale. ¿Hoy hay Champions?”<br />
Era divertido, divertidísmo, pero al rato me cansé de la parejita y en uno de los barridos en busca de<br />
entretenimiento con lo ajeno mi mirada quedó clavada en el actor, en Mario Bellatin, y aquella<br />
suerte de mimetismo cerebral con los demás empezó a no tener gracia alguna.<br />
A ver, todo fue muy rápido y duró poco aunque no podría precisar cuánto, pero el caso es que<br />
cuando sintonicé con Bellatin él comenzó a rezar, en la pantalla, emitiendo unos vocablos en creo<br />
que algún tipo de árabe, pero por dentro él no estaba rezando.<br />
Eso no es lo extraordinario, al fin y al cabo es lo usual, supongo, porque yo rezar he rezado poco en mi vida, y siempre sin método. Y tampoco, no se crean, proviene de ahí el dicho aquel de “eres más falso que un Bellatin”, no. En su cabeza había miles de voces.<br />
A cada segundo, o a cada fracción de segundo, no sabría valorarlo con exactitud, se cristalizaba dentro de mí una voz distinta en un tono que no era el mío, como ocurriera con los presentes en el cine, sino el propio de cada voz.<br />
A un niño que gritaba “Papá, Papá” le seguía la voz de una mujer que se lamentaba dolorosamente.<br />
Después una voz de anciana clamaba por su gato o un hombre gozaba lo indecible, y a las tantas<br />
voces distinguí la mía que, al igual que las anteriores, luchaba por salir.<br />
Un miedo inexplicable a la vez que un sentimiento de piedad inenarrable se apoderaron de mí, y<br />
agaché la cabeza, me levanté y salí del cine, como antes había hecho un montón de personas, lleno<br />
de incomprensión.<br />
<br />
<i> Gustavo García-Gleeson</i><br />
<br />
<br />
Fuente: <i><a href="http://www.elcoloquiodelosperros.net/numerobellatin/beportada.html" target="_blank">El coloquio de los perros. Monográfico 2011. Mario Bellatin: el experimento infinito </a></i>Leo del Marhttp://www.blogger.com/profile/02326129496122944418noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669350289505470140.post-41565496050523430202012-02-22T21:36:00.002+01:002012-02-22T21:39:50.764+01:00I will never, por David Murders<blockquote class=""><br />
</blockquote><br />
I will never explain my poems.<br />
<span style="color: white;"></span><br />
I will never explain myself.<br />
<span style="color: white;"></span><br />
I will never even make them explicable.<br />
<span style="color: white;"></span><br />
I will never even publish them.<br />
<br />
<br />
<br />
<a href="http://davidmurders.wordpress.com/" target="_blank">David Murders'</a> blogLeo del Marhttp://www.blogger.com/profile/02326129496122944418noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7669350289505470140.post-12356586249108041372011-06-29T21:00:00.000+02:002011-06-29T21:00:05.176+02:00Sum Pater<div align="LEFT" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm;"><br />
1. Supe del dolor una noche. Era verano. Había estado corriendo en serio por primera vez con vistas a prepararme para la vida. La primera de las lecciones que tuve que aprender fueron los calambres.<br />
<br />
</div><div align="LEFT" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm;"></div><div align="LEFT" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm;">2. <i>Del mejor amigo la mayor pedrada. </i> </div><div align="LEFT" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm;"></div><div align="LEFT" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm;"><br />
3. Viendo lo que ocurría en devenires tales a los míos decidí encontrarme con el Absoluto y explicarle algunas cosas, más que preguntar.</div><div align="LEFT" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm;"></div><div align="LEFT" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm;"></div><div align="LEFT" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm;"><br />
4. Hola.</div><div align="LEFT" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm;"></div><div align="LEFT" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm;"><br />
5. Mi soberbia fue correspondida con el don de la visión temporal. </div><div align="LEFT" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm;"></div><div align="LEFT" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm;"><br />
6. La mejor de las lecciones sin pretenderla. Ahí una clave.</div><div align="LEFT" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm;"></div><div align="LEFT" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm;"><br />
7. Por supuesto que había pegas.</div><div align="LEFT" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm;"></div><div align="LEFT" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm;"><br />
8. Acabé por encontrarme en otro cielo de varias cavidades que debían obrar en mi propiedad, según yo. Que conociera el desenlace a mi pensamiento se le antojó inexplicable como es de suponer.</div><div align="LEFT" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm;"></div><div align="LEFT" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm;"><br />
9. No hay forma de evitar la multiplicidad de los ciclos. Comprendilo cuando acudí de nuevo a Él y me dijo: Adiós.</div><div align="LEFT" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm;"></div><div align="LEFT" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm;"><br />
10. Tiempo que pasa.</div><div align="LEFT" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm;"></div><div align="LEFT" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm;"><br />
11. Me angustia pensar que el dolor se herede. Procedo de inmediato con la castración manual.</div><div align="LEFT" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm;"></div><div align="LEFT" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0cm;"><br />
<span style="font-size: small;">12. Mi hijo será más feliz que yo.</span><br />
</div>Leo del Marhttp://www.blogger.com/profile/02326129496122944418noreply@blogger.com