Este... marramiau

Si tu constante decir sí
me fascinó al comienzo,
cómo culparte de ello
si se lo dices a otros,
aún menos bellos.

No hay corazones rotos.
Es la mentira la que tala
confianzas de todo deseo;
separa el tronco de la verdad.
No amor, eso no está feo.

Parte no obstante si quieres pues, allá.
O me voy yo si prefieres,
aunque yo por mí me quedo (acá donde enterré un gato).
Si no confías, iré por mis sombras
de las que sólo tú me puedes sacar.

Libres somos para dejar
al amor su camino encontrar.
Y seguirá su andar erguido
sin pasos cambiados,
soportado por nos, los queridos.

Adiós,
pero,
hija de la gran puta
como me hayas pegado algo
juro que iré a juntarte el ano con el ombligo
para que puedas también cagar por donde tus hijos no serán paridos.