3. La última noche en el parque
Juan, un tipo recio y joven aún, aunque ni mucho menos de la misma quinta que los jóvenes delincuentes, mantuvo la calma y serenidad a pesar de vérselo venir encima, ayudado por la relajación en que le había sumido el THC. Y bueno, los chavales actuaron conforme a lo previsto por él, empezando con preguntas insidiosas buscando ridiculizarlo, como preámbulo, partientes sobre todo de uno de ellos, que parecía el mayor. Pero nada se hubiera complicado más de lo debido pensaba ahora, encendiéndose otro Chester, de no haber sido por la venida apresurada del Fritz que menos le gustaba, el ladrador agresivo, propio de su raza, y que, Juan no lo evitó, se llevó una considerable patada en su pequeño pecho de uno de los chicos que se vieron ridículamente amenazados por la súbita aparición del cocker rubio y su ladrido tirando a agudo. El perro fue aventado unos tres metros más allá en la misma dirección de donde provenía, e inerte, yacía inconsciente sobre el incipiente talud. Inconsciente como poco, le pareció a Juan.
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