A modo de recordatorio

La frase II (chsst, este título le sirve de escondite a La verdad)

a veces estoy tan cerca que no me lo creo
todo todo tiembla a mis ojos
ventanas paredes muebles suelo
puertas
abiertas
hacia fuera
desde dentro
Y traspasa el frío los quicios del umbral.

A pesar de esto no me recupero mal (¿no?).

En tal día una trilogía pregenésica, una triada mito-literaria, tres muestras de sátira que ni Monterroso y un pequeño parecer al coste de una entrada

Tánato llegó, vio y se fue imbatido.
Eros llegó y se fue solamente.
Adán y Eva llegarían tarde.



Sísifo solo para cuando te lee.

Las euménides escriben sobre estraza contra Orestes como tú.

Io debería alumbrar las noches a partir de 451 grados Fahrenheit.



Las ninfas lloran desconsoladas hasta formar charco.


El samurái debe penetrarse la pluma para poder dar con el ombligo del mundo.


El globo voló tan alto que nadie recordará quien sujetaba el pliego de cordel.



(Si Vila-Matas no fuera tan feo le adjudicaría a él estas criaturas o a algún meridional con cara de Kerouac. Mas no hay más as en la manga que yo.)
Vayan ustedes a sus senos de Abraham, que se está bien, calentito entre fieles.
No apostate usted que se pasa fatal.
Me pongo los cascos: Tontotontá tontotontá tontotontá...

Esto va con un guiño soberbio, sobre todo, para mis amigos argentinos de minificciones.com, tan boludos como yo.

Hondo en trastorno

El tiempo que resta me gustaría emplearlo en algo.
Algo que sirva de algo; de algo más.
Algo más,
que buscar en vanagloria, poca, o ninguna, para quien se lea.
Andar a la par de grandes hombres, tras grandes causas.
Ir presto a consolar al valle de lágrimas.
Echar a los mercaderes del templo, de una vez.
Ofrecer mi cruz a todos.
Crear ayuda, regalar descanso.
Hacer el bien. Matar al mal.
Ser poderoso, bueno y sencillo, más o menos así
como aquellas líneas de bajo de Hooky desde una réplica Rickenbacker 4001.

Pero ya ven, es demasiada aspiración.


Espectáculo de monstruos

Esto no acabará hasta que cante la señora gorda, que sale al escenario con sus cuarenta y siete años de solterona mal llevados por ese porte de oveja vieja de granja escocesa, coronada bajo el cabezal de fregona por una sonrisa britana endogámicamente optimizada en la escala evolutiva. Vamos, la Doppelgänger reinounidense pobre de Elvira Lindo aunque no se las coma dobladas.
Su patético aspecto no deja indiferente, por empatía supondría yo, a quienes abarrotan el circo, que dejan de lado sus sandwiches y la increpan porque no sabe decir que es de pueblo y también al dejar constancia de su ordinariez incontestable con unos meneos de cadera sonrojantes incluso para estándares commonwealthianos.
La freak, que sería si no fuera por su nacionalidad, comienza a interpretar cuando el televidente macho medio ensueña hace rato con la rubia del jurado embadurnada en esencia existencial.
Y la borbónica acabará por resultar tan o tan poco válida como su ídolo Elaine Paige, y puede que tenga razón cuando afirma que su sueño de convertirse en cantante no se ha realizado por falta de oportunidades, aunque suene un poco marginal decirlo.
Canta al desencanto que ha sido su vida hasta ahora, igual que la pieza del musical Los Miserables que vocaliza a la perfección, y se redime. La redimen. Me redimo con mi polla fláccida en la mano. Perdón, perdón, yo también soy un monstruo.
Nunca juzguen un libro por su tapa dicen en la web de Susan Boyle.
Yo añadiría que tampoco se guíen por su autor, ni siquiera por lo que dice.
Y les dejo aquí y debajo a la señora y sus talentos.






La Dulce Eva de Otro hijoputa

Ella vivía arriba.
Era joven,
más joven ella.
A ella le gustaba estar conmigo.
A mí me gustaba estar con ella.
Gu gu gu, chiqui chiqui chiqui.
Cómo se reía.
Batía su mandíbula,
vacía hasta de su propia leche,
tan llena de vida.
Solía subir y sujeta de la mano,
cuidadoso, la llevaba al sótano.
Entre tendales y bicis,
rodeados de gruesas paredes grises,
jugábamos sin importarnos;
sin importunarnos, jugábamos.
Al paso vacilante sin miedo,
tropezante, valiente,
agarrada a las secantes telas
escondía sonriente, en escorzo,
su cabecita de seca paja.
Nunca nada esquiva.
Causaron mi enamorar primero
sus ojos claros y pierna fuerte,
su agudo reír,
sus manitas palpadoras...
Comprendí que lo bueno no es artero.
Boquita chiquita rosa roja,
igual los mofletes, sangre viva.
En una de esas, cayó con gracia,
como no caen los ángeles del cielo.
Me lancé forzado a su lado,
yo ya sin garbo.
Allí, enrojecidos ambos,
yacíamos contentos.
Dí el primer paso, torpe como todos,
pero efectivo:
supino acodo acabando en prono.
Repentino blancor de tez,
rosácea otra vez después.
Tintada al ostro al fin:
demasiado peso sobre sí.
Sí y sí,
entonces oí el rechinar celuloso.
Solos, y tan jóvenes,
canjeamos el amor por el morbo,
amoroso, digamos.



Con especial dedicación para el abad insolente

La frase

No necesito el silencio para escribir
Para leer sí
Quizá no crea merecer tanta atención
Quizá los demás la necesiten

De día buena poesía y malas noticias
De noche lo que sea
En sueños logro leer del mar
Despierto la mar me queda lejos

Sigo en busca de esa frase
que hará que todo acabe
pero no la leo ni ya la espero
Y no es cierto que yo la pueda escribir

Murió Chanka

Extraído del blog de David González:

DESCANSA EN PAZ, CHANKA, AMIGO.

Me despierto, enciendo la luz y consulto la hora en mi móvil. Las siete menos cinco de la madrugada. Hay un mensaje. Es de Nieves. Lo abro y lo leo. Dos palabras: Murió Chanká. Quizá no estoy despierto y esto es solo una pesadilla. Vuelvo a leer el SMS: Murió Chanka. Llamo a Nieves de inmediato. Murió Chanka. Murió ayer a las ocho de la tarde. Cuelgo. Chanka se llamaba, en realidad, Juan Carlos Rodríguez, y por más que intento recordar su edad no lo consigo. Sé que era más joven que yo, unos años más joven. Y era un tío guapo, rubio, con unos hermosos ojos que siempre te sonreían. Y era un tío simpático. A veces, lo recuerdo como si le estuviera viendo, se subía la camiseta, se palpaba el vientre y te decía: ¿Viste, fíu? ¿Viste qué cuerpo? Ni un átomo de grasa. La forma en que lo decía era como una semilla que sembraba en nuestras caras una sonrisa. Murió Chanka. Murió una buena persona, siempre dispuesta a escucharte, siempre dispuesta a echarte un cable. Murió Chanka. Y yo, como todos sus amigos, como todos los que le conocimos, solo podemos hacer una cosa: llorarle. Murió Chanka. Y mi corazón está de luto. Y este blog está de luto. Y miro a través del cristal de la ventana y luce el sol. Pero incluso el sol está de luto. Porque como me escribió Nieves: Murió Chanka.
Publicado por David González, poeta en 7:58

Sea pues

escribo
este
poema
y
no
otro
ni
de
otra
manera
y
me
quedo
más
ancho
que
largo
aunque
parezca
un
sinsentido
esto
es
un
poema
sino
dime
quién
me
lo
va
a
negar

Ya estamos otra vez en el cruce de caminos



Dani y Javi, o Javi y Dani, han llegado no se sabe bien cómo otra vez a su particular Cruce de Caminos. Ellos no saben lo que durarán y de momento, como demuestra la ilustración de Sergio Jardón, se han quitado las botas para descansar esos maltrechos pies cansados de patear por los barrizales de la edición fanzinerosa por unos momentos, pero no duden que se las volverán a calzar para, si necesario, morir con ellas puestas.
De mano, José Ángel Barrueco rinde homenaje a las suyas y les aseguro que después, habrá más de una hostia.
Desde aquí darles la enhorabuena por el encomiable esfuerzo y de mi parte las gracias por incluir otro de mis textos en esta edición y que espero pueda estar a la altura del resto de firmantes.

FIFA 2009

Hay niños que se mueren de hambre. Hay niños que tienen sed y no están vacunados. Hay niños que no juegan al FIFA 2009 y hay niñas que no conocen quince capitales del mundo pero están buenas. Hay hombres que caen en el cinismo y hay hombres que ofrecen caramelos sin azúcar. Yo escribo esto y tú a mí no me importas. Tú lees esto y a tí no te importan los niños. Tampoco ellos me importan, si no iba a estar aquí a las tantas de la noche escribiendo.
¿Ibas a estar tú si tu niña no se supiera quince capitales del mundo?
Está tan buena.

Bolivia 6 Argentina 1