Perro, El

Respete y trátese humanamente al perro.

No se le dé nombres indignos tal que
Pérez Troika, Juanicola o Pepeperro.
El cánido es harto sensible a tales
epítetos que diría Belloc, Hilario.

Ningún animal que mueva el rabo
retornará mejor el cariño que un perro,
tu perro.

Y de paso miremos a ver si también a los pollos
se les puede mostrar un poquito más de cariño,
que pobres pollos...

24 de febrero, según J.L.C.

Me puntualiza Virginia que se asomó a ser achuchada y a charlar pero 
dio conmigo en el suelo con los vaqueros resbalados, como muerto, 
desencajado y lívido, empuñando mi pene con las manos y unas 
gotitas entre amarillentas y blancas sospechosas en la cúspide, con
lo cual ella ponderó que habría sucumbido a un orgasmo laborioso 
y fulminante. Nos reímos ahora porque podemos reírnos sin moles-
tar a nadie que si no… Ella, desnuda como lo suele estar en el relax 
que media entre cópula y cópula y barullos, los barullos de Virginia 
son ecuánimes, puso a la Casa putas arriba y recurrió con despar-
pajo a un Samur. Laura, campechana y feliz, no se lo creía. Charlotte 
únicamente exclamó ohlalá que estamos apañadas… Betty, deshecha en 
llanto, observaba con lágrimas sinceras el paisaje y tuvo el aplomo 
de jabonarme los devueltos y arreglarme el pantalón. Me daban por 
difunto todos, incluidos los clientes de mis casquivanas que cedieron 
en la rudeza del flirteo al avistar la batahola y los del gas ciudad. Más 
adelante, ya en esa casa de locos que tildan de Residencia Sanitaria 
Virgen Blanca, le notificaron los doctores que el fatal desenlace, tal 
como ella les aseguraba y ellos confrontaron, no se había producido. 
No se demorará, descuida. A grandes rasgos fue este el argumento 
de Virginia. 
 
Elogio del proxeneta, Luis Miguel Rabanal
Colección Trayectos, Ediciones Escalera, Madrid, 2009

A Hallervorden-Spatz, por favor

Hermosas y verdaderas, rubia y morena. Alemanas, jóvenes, sonrientes. En diagonal a mi diestra vista. Hay otras tres parejas de chicas sentadas en este local. Parece que los hombres no tuvieran ni para pagarse unas cañitas, aunque, hoy hay fúbol en abierto. Las seis son morenas-morenas tirando a poco-nada guapas. Son lesbianas, fijo que son lesbianas. Las anteriores dos no me han mirado ni una vez, ni siquiera cuando advirtieron la pegatina de dictador egipcio adherida a la contrapantalla de mi ordenador. La morena, la más guapa, resplandece cuando escucha a la otra que no deja de ser menos guapa que la otra no-rubia. Puedo decir que hay pocas mujeres en mi vida pero no puedo decir que raptaría a estas ninfas sabinas para fundar con ellas una nueva estirpe, un nuevo linaje bárbaro proario, o probético, ya que no hay finalidad imprevista por el tiempo, et caetera. El último disco de Arcade Fire ha entrado en bucle. Es la cuarta vez que comienza Ready to start. Ha entrado una conocida en el bar, con su novio y otro maromo. Vaya ojazos. Actriz ocasional que está tremenda. Nos hemos besado en un par de ocasiones platónicas y tal. Otro amor imposible por improbable. Mañana madrugo de nuevo. Es guay trabajar. Mola escribir. No mola describir. Del escribir no tengo nada que decir. Me sacan aún más ventaja, las teutonas, con la tercera ronda de cerveza española que se piden, por no hablar de las patatas chips que engullen. He tomado un té verde y agua mineral, del tiempo. Eso sí, yo, como mínimo, les saco quince años. Que nadie se preocupe, que este breve lapso de tiempo que han empleado aquí valdrá la pena por este verso, o sentencia, epigrama o verdad final, que sigue, y seguramente proclamado por muchos anteriores o incluso contemporáneos a mí y que mejor haría en no pronunciar aquí.
Les dejo con otros plastas:

Selbstbildnis

Estar parado. Quedarse quieto.
Quédate paralizado. No hagas nada.
Niégate, incluso tres veces.
Velo pasar. Solo, tú solo. Te tienes.

La reciedumbre de un delicado e histórico rigor posado. Parnassius apollo. 

Qué más. Nada más. No existes; no eres.
Alguna vez quisiste ser: lienzo.
Autorretrato (sin el paisaje de Durero).
Was sonst, amigo?