"Venga, Nacho, que tú puedes."
Nacho estira los brazos, abre los puños, pero no consigue atrapar el balón de playa que se le escapa entre los dedos.
Carlos lleva toda la tarde lanzándoselo a pesar de que los cuidadores le han advertido que es inútil, que ya lo habían intentado ellos miles de veces y nunca lo agarró.
Pero Carlos no se rinde fácilmente.
Él consigue lo que se propone y con tan noble objetivo no iba a desistir de buenas a primeras.
"Espera a que bote y entonces juntas las manos."
Le lanza el balón muy suavemente,
éste bota y Nacho trata de agarrarlo acercando las palmas de la mano. Tarde.
El balón le golpea en la cara. Nacho se la abofetea con rabia.
"No te enfades hombre. Ya verás ahora."
Carlos recoge una vez más el balón. Se arrodilla a dos metros de Nacho que está sentado en el suelo frío y gris de aquel aula.
Se inclina y tras un ligerísimo balanceo de sus brazos suelta el balón.
El balón va por el aire tan despacio que no parece avanzar. Toca el suelo justo delante de las piernas estiradas de Nacho y asciende de nuevo.
Nacho cierra los ojos y aparta el rostro a la vez que sus manos llegan al balón.
"Bien Nacho, bien" grita Carlos y se abalanza sobre él a darle un abrazo. "Lo hemos conseguido. Sabía que lo cogerías".
Carlos, realmente exultante, grita y da saltitos junto a Nacho, que también ríe desatado, contagiado del éxtasis de Carlos.
"Qué pena que éste sea mi último día", les dice a los cuidadores.
"8 semanas pasan volando. Tenía que haber trabajado con Nachete mucho antes, ahora habría progresado un montón, seguro. Tenemos feeling, lo sé. El lunes empiezan los exámenes, pero cuando terminen me pasaré por aquí a haceros una visita."
Se despide de todos en la puerta principal, donde suelen hacer las despedidas.
"Un placer haberos conocido a todos."
Se funde en un prolongado e intenso abrazo con Nacho.
"Hasta pronto."
"Vamos, Nacho, seguro que puedes".
David lleva toda la tarde lanzándome un balón de playa.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Un rayo de luz no ilumina una habitación.
Acabo de encontrar tus huellas y creo que voy a empezar a seguirlas. Espero volver a saber de ellas pronto. La extranjera