La actividad cult. definitiva del Encuentro Interestelar Blogger con Leo


Llegué al encuentro interestelar blogger un poco pasado. Pasado en cuanto al horario, me refiero.
Ya habían comenzado las presentaciones de los bloggers participantes.
Hablaba Camilo de Ory, que hacía reír, cuando me acomodé en uno de los incómodos sofás dispuestos en la blanca sala designada para las mismas del Centro de Arte y Creación Industrial de Cabueñes, Gijón, esa ciudad de la que Kiko Amat dice que es una de las mejores ciudades del universo. Allá él.
Para saber dónde se encontraba la dichosa sala, puesto que estaba un poco perdido al entrar, tuvo que preguntarme una guardia de seguridad si iba yo a lo de los globbers. Globbers dijo la señora, sí.
Las presentaciones, bien, paraditas pero bien. Salvo la última, del primer tramo, la de Superwoman (no encuentro enlace, no sé por qué, sorry), que se extendió demasiado a mi parecer. Interesante me pareció la de Alvy Singer, que intentó, en una analogía afortunada hasta donde pueden serlo, comparar las vicisitudes de edición de los diarios de John Cheever con los inicios de la blogosfera.
Pero como aquello de las presentaciones, en general, iba un poco sin chicha y uno de los organizadores (camiseta roja y barba) al anunciar el descanso reveló que Juan Mal-herido no iba a presentar su personalidad tampoco en el segundo tramo de la puesta en escena del primer día, viernes, en que nos encontrábamos, decidí llamar por teléfono, de la que echaba fuera del recinto un cigarrillo natural liado, a un poeta de mi barrio, por si le apetecía subir a Cabueñes, y de paso recoger un libro que se me había olvidado.
El poeta era David González (aquí en su nuevo blog narra a su manera el Encuentro Interestelar Blogger) y le apetecía subir más que nada por ver el espectáculo de Spoken Word de Eloy Fernández Porta, de quien era el libro que me había olvidado y el cual en extraño detrimento había sido sustituido por Matadero 5 de Vonnegut en un bolsillo de mi chaqueta de nobuk con forro de piel de borreguillo marca Quiksilver, junto a Agustín Fernández Mallo.
Eso sí, tenía que ir en coche a por ellos. Y eso hice.
Agarré mi Honda HR-V 4x2 Full Equip, año 2004, de un rojo fuego metalizado, con cinco puertas, de 105 caballos, con la correa de transmisión recién cambiada, unos 130.000 kilómetros recorridos, radio-cd-mp3 de reserva y un par de rayones a la altura de la puerta trasera derecha (se vende, razón: leodelmar@gmail.com, también pueden interesarse por la chaqueta, está guapa, y abriga) (y ahora mismo suena esto. Se recomienda abrir pestaña nueva y regresar a la lectura sólo si apetece) y fui a Cimavilla y volví a Cabueñes, ya con poeta incluido, y libro (Afterpop, Berenice, 2ª edición).
Llegamos a LABoral, yo por segunda vez, y dado que David conocía a Eloy y no sé bien si también a Agustín, nos sentamos junto a ellas (perdón por lo de ellas, es una errata sin ninguna mala intención que simplemente no he corregido) en otro de esos sofás raros a los que había que habilitar, como había instruido previamenta el chaval aquel de barba y camiseta roja, pasando el elástico que unía los extremos de los respaldos de cada sofá por debajo de la parte acolchada bajo nuestras posaderas. Todo era, a todas luces, un mobiliario de ascendencia soviética en lo funcional, pero en plan molón.
Resultó que nos habíamos perdido la presentación, exposición o lo que fuera que había hecho I. Berlin, quizá por entretenernos en exceso pidiendo unas cervezas en la barra de la antesala a la sala en cuestión, antesala que luego sería sala, y donde actuarían Fdez & Fdez posteriormente. Puede también que el tiempo que me faltó para ver y oír a Ibrahim B., como hubiera sido mi deseo, se nos fuera ya antes, cuando tomamos una cerveza en Cimavilla de la que recogía a David y a Afterpop. En todo caso el tiempo no se nos fue por culpa de Sofía Castañón (blogger de Gijón invitada) que en la antesala de antes, y sala de después, dubitativa, y ciertamente sorprendida, vino, tras separarse quizá por primera vez en toda la tarde de Alberto Olmos (otro invitado) a saludar y a charrar un rato con David G.
Ya dentro otra vez, estaban Nacho Vigalondo, quien ya en una anterior visita a Gijón había hecho bien el payasete, & Crew (Ignaco Escolar también estaba por ahí) dando la nota de nuevo como ya habían hecho durante las primeras presentaciones que presencié, valga la redundancia, para ellos. Hay que decir que el alboroto estaba justificado viendo algunos de los dibujos que mostraba el de Fauna Mongola.
Y así dio fin esa parte del primer día del Encuentro Interestelar Blogger, como bien hizo saber a todos los presentes el chico de marras ese, el de camiseta y barba roja, o al revés.
Los presentes, no creo que huelgue decirlo, quitando a los invitados y contándonos a David y a mí, no superaban el número de diez ni de coña en aquellos momentos.
El chico del T-shirt rojo y barba negra, venga, vale, lo voy a decir, que se llamaba Iván, al parecer (Tobalina, creo, un beso), de la que dio por finalizada esa parte del encuentro también indicó a los bloggers invitados (“id hacia la luz”, un puntazo) dónde se serviría la cena.
Camilo, quien conocía a David, se tomó la libertad de invitarnos al poeta y a mí, Fdez&Fdez habían desparecido, a cenar con los blogueros con tal mala suerte que de la que nos adentrábamos en el pasillo con mucha luz [de ahí el puntazo de antes del chico de barba rojinegra y camiseta indefinida, Iván (foto de Luna Miguel, comisaria de todo el asunto)] fue interceptado, él, de Ory, por una de las encargadas de LABoral (Lucía se llama, creo también aquí) por no sé qué cuestiones y a los dos pasos que seguimos dando David, poeta, y yo hacia el apropiado espacio de retiro, meditación y reponedor de fuerzas destinado a las estrellas blogueras fuimos interceptados a su vez por otra persona que no era otra que el tal Iván.
Que si esto es sólo para bloggers invitados, que no se puede pasar a cenar así como así, que no sé cuántos le dijo a David González. A mí no me dijo nada pues está claro que no soy nadie. Pero las explicaciones que iba dando no debían convencer mucho siquiera a Iván (el de la camiseta roja y barba negra, ya saben), de modo que un poeta, y blogger, y un blogger, no poeta con jeta (por aquí hay una fotografía de ambos hecha por Laura Rosal, muy maja ella), acabaron cenando junto a lo más estelar de la blogosfera.
El menú consistió sobre el papel de, leo: Dip de aguacate y gambas con crudités y tostadas, de primero, y carne con setas a la jardinera con suflé de patata roja y patatas chip de segundo. Arroz con leche como postre. El arroz con leche se sirvió caliente, lo cual no me gustó nada.
Van más de mil palabras dice mi procesador de textos, y creo que mejor será que lo deje por hoy. Y lo voy a dejar con el vídeo de la canción que antes he recomendado, que sé que ustedes no han tenido las ganas de escuchar, y que termina con un: “And you don't know me yet”.

3 espiraciones

  1. Leo del Mar Says:

    Muy oportuna tu recomendación. Gracias, Nicol.
    La tendré en cuenta pero no te prometo nada.
    Un saludo.

  2. Anónimo Says:

    Hola, muy interesante el post, muchos saludos desde Mexico!

  3. Anónimo Says:

    Buen post, estoy de acuerdo contigo aunque no al 100%:)