-Usted Sr del Mar va ya por su vigésima publicación: ¿algún síntoma de agotamiento?
-El desánimo, al igual que la temática, puede ser inmensa, agotadora en su presentación ante el sujeto pero en honor a la verdad aún permanezco indolente ante esa visión. No obstante siempre está presente. No, aún quedan muchos hombres por matar en Irak.
-Se ha adelantado a mi siguiente pregunta. ¿Es usted siempre igual de lanzado?
-Me remito a J.J. Benítez para contestarle, que en la última página de su 'Caballo de Troya' decía: ¿cómo?
- Quise decir...
- Creo comprender ahora su pregunta. Verá...
- No por favor, permítame reformularla.
- No es necesario señorita. Mi extraordinaria previsión de los hechos a suceder en acontecimientos que no tienen nada que ver con nada excepto conmigo, especialmente en la escritura, me hacen parecer a los ojos de los demás como alguien intrépido, audaz, vivo, pero eso tiene más que ver con el hecho de la total ignorancia respecto a mi persona como ser social, no diferenciándola del escritor y su obra, y por tanto de su totalmente errónea preconcepción sobre mí.
-Centrémonos pues en su obra. En 'Ausencia de sinalefa' desprecia las creencias orientales, no coincide en su parecer con la de otros autores coetáneos. ¿No le parece ventajista ir contracorriente del pensamiento único del mundo de las Letras, buscar ese hueco entre los malditos sabiendo que será reabsorbido más pronto que tarde por el establishment? ¿Es buscada esa provocación a modo y destino de un Palahniuk o, salvando las distancias artísticas , digamos Nacho Vegas?
-Me alegra que me haga esta pregunta, aunque este otaku no se la piensa contestar.
-La relevancia de su obra poética es ninguneada frecuentemente en ciertos círculos.
¿A qué es debido que en el amplio panorama del universo poético, donde las vanguardias han sido desarolladas siempre, y servido como lanzadera hacia el resto de las Artes, se cuestione ahora su propuesta y la conveniencia de volver a las raíces del sentir poético?
-Mi poesía no es vanguardista, ni pretende serlo. Quizá ahí radique el quid de la cuestión.
Se me toma como un pretencioso pretendiente al trono de la postpoética, cuando a lo que me limito cuando reivindico la poesía concreta es a ser lo más clásico posible. Todo lo clásico que puede ser un artista del Siglo XXI. Bukowski decía que el problema de la poesía concreta es el mismo de la gente concreta, y por ahí me tomo yo el asunto.
-Sus referencias a Bukowski son reiteradas, a mi parecer, a lo largo de su obra. 'Carta extraviada' parece sacado de uno de sus libros de poesía póstumos y la habría firmado gustosísimo, sí se me permite, el mismísimo Hank.
-No es la primera persona que me lo comenta y voy a retitularla para que quede claro que es un homenaje. A veces pierdo la paciencia con todos esos sabelotodo. No es su caso señorita.
Verá, Paco Umbral en una de aquellas intirncadas columnas de 'El Mundo', confesaba que consideraba a Bukowski un Henry Miller analfabeto, antes de haberse adentrado en su obra completa, y eso le pasa a mucha gente. No ven más allá del padrino de la basura blanca y se pierden toda la agudeza de un autor que marcó hitos en la narrativa contemporánea. Si algún escritor se merece los homenajes, y que se le rinda pleitesía, ése es Bukowski.
- Sus 'Paremias' gozan del favor del público y de buena parte de la crítica. "Verdades como canas", dijo de ellas nuestro crítico literario recientemente despedido. ¿Es ahí, en las distancias cortas dónde se encuentra más a gusto?
-Yo pensaba que esto era una entrevista para un medio serio, pero me parece que sólo son medio serios.
-No lo puede evitar, ¿verdad? ¿Cómo lo hace, y hacia qué lado se inclina más en la habitual dualidad que se da a la hora de afrontar una obra? ¿De quién está más cerca, de los que abogan por, y confían en, el talento, la inspiración o de los que apuntan hacia el trabajo, la rutina y hábitos?
-Más en el talento, puesto que a más talento menos trabajo. Disculpe. (se ríe)
Ya paro. No, en serio, creo que el talento, hablando de escritura, es necesario. También el conocimiento de la herramienta, la palabra, es importante, aunque menos. Lo que sucede es que mayormente muchos creen que por dominar la herramienta tienen talento para emplearla y esto no es así aunque tendría su lógica. Aparte de esto adquirir una rutina puede ayudar al acto de creación, aunque tampoco esto es aplicable a todo el mundo. Depende de cada uno o incluso de cada una de sus obras. Yo por mi parte estoy en los dos lados como buen ecléctico.Tengo mis horas fijas de escritura diaria, pero no dudo en posponer cualquier cosa que esté haciendo, incluso dormir, para volcarme de lleno en lo que se me antoja un, aunque sólo sea en pequeña proporción, posible germen de una idea. Me han llegado a poner de patitas en la calle sólo con los calcetines puestos. Con eso se puede hacer una idea de lo en serio que me tomo cada visita de las musas.
Leo del Mar no ha publicado recientemente, o anteriormente, ninguna obra.
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