Sum Pater


1. Supe del dolor una noche. Era verano. Había estado corriendo en serio por primera vez con vistas a prepararme para la vida. La primera de las lecciones que tuve que aprender fueron los calambres.

2. Del mejor amigo la mayor pedrada.

3. Viendo lo que ocurría en devenires tales a los míos decidí encontrarme con el Absoluto y explicarle algunas cosas, más que preguntar.

4. Hola.

5. Mi soberbia fue correspondida con el don de la visión temporal.

6. La mejor de las lecciones sin pretenderla. Ahí una clave.

7. Por supuesto que había pegas.

8. Acabé por encontrarme en otro cielo de varias cavidades que debían obrar en mi propiedad, según yo. Que conociera el desenlace a mi pensamiento se le antojó inexplicable como es de suponer.

9. No hay forma de evitar la multiplicidad de los ciclos. Comprendilo cuando acudí de nuevo a Él y me dijo: Adiós.

10. Tiempo que pasa.

11. Me angustia pensar que el dolor se herede. Procedo de inmediato con la castración manual.

12. Mi hijo será más feliz que yo.

Who makes the nazis?

buuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuruupupubuuuuuuuuuuuuuu
y
o
y
e
s
l
a
m
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s
i
c
a. lo sé
uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuruupupubuuuuuuuuuuuuuu

El coloquio de los perros 28

Del autor que iba a escribir una crónica de un concierto de Nacho Vegas y le salió esta diatriba financiera por causas ajenas, o no tanto, a ciertos pagos a afrontar

Sueño con banqueros muertos.
Sueño con banqueros empalados por los espolones de sus yates.
Banqueros desollados inmersos en ácido chungo.
Banqueros perforados por mil clavos clavados a mano por mí mismo, por ejemplo.
Banqueros a punto de morir dolorosísimamente por siempre jamás.
Banqueros hombre, banqueros mujeres y niños, todos sufriendo lo inefable.
Un banquero bueno es un banquero a punto de morir atrapado en la hélice de un jet privado.
(Banquero, banquero, sufre hasta la extenuación, cabrón.)
Qué dulce sería tu cruenta muerte, banquero nazi, judío, americano y cántabro.
Banquero de mis banqueros, oye a la muerte adentrarse en ti para reventarte por dentro
con la guadaña de tus intereses, las explosiones de tus comisiones y la metástasis de tus recargos.
Ve como cada moneda tuya cobra su tributo en forma de mamadas de tu mujer a tipos en tu nómina.
Siente, huele el hedor a finanzas putrefactas que emana de bajo esas tetillas carcomidas de avaricia.
Banquero de mis banqueros creerás que el mundo es tuyo hasta el fin de los tiempos.
Pero no es así.
Ya van formándose los escuadrones de la muerte bancaria;
matones sin sueldo dispuestos a cobrarse lo suyo que todavía es tuyo.
Oh banquero, la que te espera.
Disfruta mientras puedas de las Masdivas y la Plaza Véndome,
de San Murezzan y del Waldofaldo-Astoria.
Y de tu filantropía porque...,
hay que joderse, sois benefactores de la humanidad con vuestras fundaciones socio-culturales,
(¡SOCIO-CULTURALES!), esas becas de estudio y el 0 con algo para países en vías de desarrollo;
en desarrollo como tú, pequeño ciudadano, que ya me dirás por qué tuviste que comprarte 
a crédito un piso y un coche de paquete, de un rojo tan bonito.
Ahora hay que pagarlo, claro. 
Y la otra no sé qué de qué que no le viene la regla.
Pero la culpa es de los banqueros, por supuesto. Yo opino igual.
Matar a un banquero es lo mejor que puedes hacer
después de darte un montón de cabezazos contra la pared.

Te quiero yo no, me quieres tú no

Uno de los míos

Perro, El

Respete y trátese humanamente al perro.

No se le dé nombres indignos tal que
Pérez Troika, Juanicola o Pepeperro.
El cánido es harto sensible a tales
epítetos que diría Belloc, Hilario.

Ningún animal que mueva el rabo
retornará mejor el cariño que un perro,
tu perro.

Y de paso miremos a ver si también a los pollos
se les puede mostrar un poquito más de cariño,
que pobres pollos...

24 de febrero, según J.L.C.

Me puntualiza Virginia que se asomó a ser achuchada y a charlar pero 
dio conmigo en el suelo con los vaqueros resbalados, como muerto, 
desencajado y lívido, empuñando mi pene con las manos y unas 
gotitas entre amarillentas y blancas sospechosas en la cúspide, con
lo cual ella ponderó que habría sucumbido a un orgasmo laborioso 
y fulminante. Nos reímos ahora porque podemos reírnos sin moles-
tar a nadie que si no… Ella, desnuda como lo suele estar en el relax 
que media entre cópula y cópula y barullos, los barullos de Virginia 
son ecuánimes, puso a la Casa putas arriba y recurrió con despar-
pajo a un Samur. Laura, campechana y feliz, no se lo creía. Charlotte 
únicamente exclamó ohlalá que estamos apañadas… Betty, deshecha en 
llanto, observaba con lágrimas sinceras el paisaje y tuvo el aplomo 
de jabonarme los devueltos y arreglarme el pantalón. Me daban por 
difunto todos, incluidos los clientes de mis casquivanas que cedieron 
en la rudeza del flirteo al avistar la batahola y los del gas ciudad. Más 
adelante, ya en esa casa de locos que tildan de Residencia Sanitaria 
Virgen Blanca, le notificaron los doctores que el fatal desenlace, tal 
como ella les aseguraba y ellos confrontaron, no se había producido. 
No se demorará, descuida. A grandes rasgos fue este el argumento 
de Virginia. 
 
Elogio del proxeneta, Luis Miguel Rabanal
Colección Trayectos, Ediciones Escalera, Madrid, 2009

A Hallervorden-Spatz, por favor

Hermosas y verdaderas, rubia y morena. Alemanas, jóvenes, sonrientes. En diagonal a mi diestra vista. Hay otras tres parejas de chicas sentadas en este local. Parece que los hombres no tuvieran ni para pagarse unas cañitas, aunque, hoy hay fúbol en abierto. Las seis son morenas-morenas tirando a poco-nada guapas. Son lesbianas, fijo que son lesbianas. Las anteriores dos no me han mirado ni una vez, ni siquiera cuando advirtieron la pegatina de dictador egipcio adherida a la contrapantalla de mi ordenador. La morena, la más guapa, resplandece cuando escucha a la otra que no deja de ser menos guapa que la otra no-rubia. Puedo decir que hay pocas mujeres en mi vida pero no puedo decir que raptaría a estas ninfas sabinas para fundar con ellas una nueva estirpe, un nuevo linaje bárbaro proario, o probético, ya que no hay finalidad imprevista por el tiempo, et caetera. El último disco de Arcade Fire ha entrado en bucle. Es la cuarta vez que comienza Ready to start. Ha entrado una conocida en el bar, con su novio y otro maromo. Vaya ojazos. Actriz ocasional que está tremenda. Nos hemos besado en un par de ocasiones platónicas y tal. Otro amor imposible por improbable. Mañana madrugo de nuevo. Es guay trabajar. Mola escribir. No mola describir. Del escribir no tengo nada que decir. Me sacan aún más ventaja, las teutonas, con la tercera ronda de cerveza española que se piden, por no hablar de las patatas chips que engullen. He tomado un té verde y agua mineral, del tiempo. Eso sí, yo, como mínimo, les saco quince años. Que nadie se preocupe, que este breve lapso de tiempo que han empleado aquí valdrá la pena por este verso, o sentencia, epigrama o verdad final, que sigue, y seguramente proclamado por muchos anteriores o incluso contemporáneos a mí y que mejor haría en no pronunciar aquí.
Les dejo con otros plastas:

Selbstbildnis

Estar parado. Quedarse quieto.
Quédate paralizado. No hagas nada.
Niégate, incluso tres veces.
Velo pasar. Solo, tú solo. Te tienes.

La reciedumbre de un delicado e histórico rigor posado. Parnassius apollo. 

Qué más. Nada más. No existes; no eres.
Alguna vez quisiste ser: lienzo.
Autorretrato (sin el paisaje de Durero).
Was sonst, amigo?

Procrastinación

Reeo de Janeiro

Un consejo de otro malvado


Me encanta hacerlo.
Salgo por las tardes a pasear por el parque.
Varío de escenario según las conquistas.
Suelto a mi bóxer por allí, hembra. No ladra.
No le cortamos las orejas y parece triste siempre.
Creo que está enamorada de mí.
Odia a los niños, pero más a las niñas. Lo sé, aunque nunca les gruña.
No hay nada como un perro para atraerlas, quizá un bebé.
Bueno, un recién nacido funciona mejor con las mayores, pero esas no cautivan a nadie ya.
Kali deja que la acaricien, por hacerme un favor. Es mi otra cómplice.
Si las niñas preguntan por el sexo del animal sé que están a punto.
Empiezo a liarme un porro como si fuera la cosa más natural del mundo.
Les ofrezco. Si aceptan pierdo el interés. Si no, no.
A los catorce, a lo sumo a los quince, están podridas.
Once, doce, trece. No más. Es mi recomendación.
Mi mujer es de la misma opinión.

Tres haikus con un par para un nuevo año

Asimetría.
Peludez infinita.
Toca. Verás.



Etos son dos.
Óvalos invencibles.
Y siempre sean.



Esto son bolas.
Lo que generan ellas
tú saboreas.