Noche de encuentros
Me acuerdo de David G., de los bares que suele frecuentar y voy. Con suerte, si lo encuentro, puedo decirle que tengo traducidos tres o cuatro poemas más de Loser al alemán y después nos iríamos de fiesta a pasarlo en grande porque sí, porque somos de Gijón, porque el es más poeta que yo, porque estamos vivos y es de noche o por lo que sea.
En el primero, el XIZ, no tengo suerte. David G. no está. Un pintor bohemio me tira los trastos para compensar. Echo tres euros a una máquina tragaperras. Juego al Trivial Pursuit. Logro el récord en la última partida. Aún puede ser mi noche y eso que tuve que cambiar a A.K. (August Kuentzmann) Damm, la cerveza que sacó la casa Damm por sus ciento veinticinco años.
Doscientos sesenta años cumpliría Göthe hoy viernes veintiocho de agosto dos mil nueve, porque le fueron propicios los astros, decía.
Werther por ahí andaría en el Wirrwarr que fue el Sturm und Drang dirigido contra el tedio vital que suponía la novela de por entonces en los reinos, principados y palatinados germanos y que me recuerda a la de la España de hoy en día.
Ayer leí las desventuras del joven Werther, lo siento, ya que yo, como Göthe, tras probar el corte, él probó la corte, ahora quiero probar el ejército y así sucesivamente. Ahora caerán.
Ayer también leí Reza lo que sepas de David G. (Eclipsados, 2006), al que ya busco en otro de sus habituales bares, el 4.70. Tampoco. Ni pido nada (siempre pensé que algo pega más). Trato de acordarme de más sitios por donde para David G. pero sólo me doy cuenta de lo solo que estoy, porque quiero en última instancia, o eso me inculco, pero solo al fin y al cabo, y triste, ya ven qué cosas.
Decido irme a casa a llorarle por el prepucio que no tengo a un blog argentino recién descubierto (pregúntenle a mis chicas por el motivo de esta nueva fijación) y subo la cuesta de la Colegiata que no me lleva a tu casa sino a la mía, donde lo más estúpido que ha ocurrido recientemente es esto, cuando diviso Escocia, el bar, al final de esta primera cuesta de Cimavilla.
Chanca será mi salvación como otras noches en que como en esta iba tocado, estará allí currando, de buen rollo con todo el mundo, sirviendo copas, sirviendo humanidad y lo que haga falta. Entro al bar y me doy cuenta de lo borracho que estoy cuando veo a un maromo con gafas y sin gracia y a un par de camareras sosainas tras la barra del último bar de copas donde me encontré con Chanca, que por si no quieren pinchar en el enlace se lo ahorro con esto: murió en abril, el mes más cruel, pasado, y no por propia voluntad, amigo Werther.
Un rosario me apetece ahora (no confundir con rosarino, amiga de la plata) y hacia esa calle de Cimata me encamino. No sé si el TNT, donde descubrí mediante voces como de ultratumba a Los Suaves hace más de tres lustros, seguirá abierto. Ni me molesto.
Me repite el grasiento Döner Kebap, al nivel de los de Berlín, que zampé entre concierto y concierto hace un par de horas mientras recorro Rosario (la calle de Cimadevilla no la ciudad de Argentina) y en una de estas semiarcadas recuerdo a mi primo. Que digo primo, hermano, que trabaja en el Habana (otro bar, claro) y me apetece verlo. Una cara conocida, apreciada, de un ser que adoro y al que conozco desde que nació. Al que cambié pañales y convertí en zurdo de pierna a la fuerza. A ese quiero ver ahora para que me ayude, para que me diga que la mierda la llevamos todos dentro pero que hay papel, joder. ¡Coño ya, Werther!
No me percato de más y más piernas depiladas mientras cruzo la Plaza de la Corrada (pinchen y recuerden a Blanca Romero en esta plaza) hacia Olavarría y en un rodeo, para bajar la cuesta del Cholo del tirón, como si yo mismo fuera la lava incandescente de amor fraternal que baja del volcán hacia los aposentos de los hombres, comienzo a descender, tras doblar la esquina de El Planeta (un restaurante, para variar), el afamado sitio de recreo vespertino de tantos gijoneses en épocas no lluviosas. Al tercer paso he pisado, y roto, un vaso vacío y desamparado, al quinto casi caigo al resbalar sobre restos de sidra. Tres pasos más abajo, la entrada al Habana ya se ve desde arriba de la cuesta, observo como mi primo, mi hermano, con el dedo índice levantado recrimina, vete a saber qué, a un paisanón visiblemente borracho y de exagerados aspavientos. Intento arrancar, no fuera a ser que la cosa vaya a mayores, pero caigo, culpa a medias de mi embriaguez y de la del suelo. Según me levanto, nadie percibió mi ridículo, pues la gente, abundante, presta atención a las crecientes voces que se dan más abajo al pie de la cuesta, a la entrada del bar, e intento reemprender la marcha, veo como otro forzudo individuo, vestido al igual que mi familiar de negro riguroso y sin lugar a dudas compañero de mi primo, o hermano, sale por algún lado y encaja un directo digno de Kid Guadalupe en toda la cara del paisanón que se desploma del golpe mas no de golpe. Cae hacia atrás y los lados, ya digo, despacito y queda tendido sobre la carretera tras golpearse la cabeza con un coche que en esos momentos pasaba por ahí.
Doy media vuelta, apresuro el camino a casa, abro una bolsita blanca y escribo esto.
Ahora, creo que llueve. Aquí siempre es invierno (escuchar abajo) y hace viento (más abajo).
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εὕρηκα, al fin (que no Bing)
Arquímedes
cabía en su vagina y en algo más;
en su cama sobraba por poco
lo mucho que fui molesto en el sofá
en el baño ni un pelo mío
en el fregadero nunca vi mi taza
ni ropas mías hallé en el armario, jamás
mis libros no cupieron en las baldas
ni mis apuntes habrían sido ciertos
de haber sido esta
una relación de verdad
(¡bah!)
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Todesfuge
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El poema que no se cita es
Sobre este poema se han vertido caudalosos ríos de tinta (qué expresión) y no seré yo quien aumente sus corrientes. Únicamente pido, por si alguien que leyera esto careciera de humanidad adquirida, posea simple desconocimiento acerca de lo que significó el holocausto, o más allá todavía, se dieran lectores, casos aún más difíciles de subvertir, creyentes de Ahmadineyad o de teóricos adláteres que los hay y hubo (pregúntenle en el cielo cuando lleguen a Celan por Heidegger si no), que se informen con ni siquiera estricta rigurosidad sobre lo que puede hablar este poema. Vayan corriendo espiradores, eclécticos o no, da igual, a ver
TODESFUGE
Schwarze Milch der Frühe wir trinken sie abends
wir trinken sie mittags und morgens wir trinken sie nachts
wir trinken und trinken
wir schaufeln ein Grab in den Lüften da liegt man nicht eng
Ein Mann wohnt im Haus der spielt mit den Schlangen der schreibt
der schreibt wenn es dunkelt nach Deutschland dein goldenes Haar Margarete
er schreibt es und tritt vor das Haus und es blitzen die Sterne er pfeift seine Rüden herbei
er pfeift seine Juden hervor läßt schaufeln ein Grab in der Erde
er befiehlt uns spielt auf nun zum Tanz
Schwarze Milch der Frühe wir trinken dich nachts
wir trinken dich morgens und mittags wir trinken dich abends
wir trinken und trinken
Ein Mann wohnt im Haus der spielt mit den Schlangen der schreibt
der schreibt wenn es dunkelt nach Deutschland dein goldenes Haar Margarete
Dein aschenes Haar Sulamith wir schaufeln ein Grab in den Lüften da liegt man nicht eng
Er ruft stecht tiefer ins Erdreich ihr einen ihr andern singet und spielt
er greift nach dem Eisen im Gurt er schwingts seine Augen sind blau
stecht tiefer die Spaten ihr einen ihr andern spielt weiter zum Tanz auf
Schwarze Milch der Frühe wir trinken dich nachts
wir trinken dich mittags und morgens wir trinken dich abends
wir trinken und trinken
ein Mann wohnt im Haus dein goldenes Haar Margarete
dein aschenes Haar Sulamith er spielt mit den Schlangen
Er ruft spielt süßer den Tod der Tod ist ein Meister aus Deutschland
er ruft streicht dunkler die Geigen dann steigt ihr als Rauch in die Luft
dann habt ihr ein Grab in den Wolken da liegt man nicht eng
Schwarze Milch der Frühe wir trinken dich nachts
wir trinken dich mittags der Tod ist ein Meister aus Deutschland
wir trinken dich abends und morgens wir trinken und trinken
der Tod ist ein Meister aus Deutschland sein Auge ist blau
er trifft dich mit bleierner Kugel er trifft dich genau
ein Mann wohnt im Haus dein goldenes Haar Margarete
er hetzt seine Rüden auf uns er schenkt uns ein Grab in der Luft
er spielt mit den Schlangen und träumet der Tod ist ein Meister aus Deutschland
dein goldenes Haar Margarete
dein aschenes Haar Sulamith
FUGA DE LA MUERTE
Negra leche del alba la bebemos de tarde
la bebemos a mediodía de mañana la bebemos de noche
bebemos y bebemos
cavamos la fosa en los aires no se yace allí estrecho
Vive un hombre en la casa que juega con las serpientes que escribe
que escribe al oscurecer a Alemania tu pelo de oro Margarete
lo escribe y sale de la casa y brillan las estrellas silba a sus mastines
silba a sus judíos hace cavar una fosa en la tierra
nos ordena tocad a danzar
Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos de mañana a mediodía te bebemos de tarde
bebemos y bebemos
Vive un hombre en la casa que juega con las serpientes que escribe
que escribe al oscurecer a Alemania tu pelo de oro Margarete
Tu pelo de ceniza Sulamit cavamos una fosa en los aires no se yace allí estrecho
Gritad hincad los unos más hondo en la tierra los otros cantad y tocad
agarra el hiero del cinto lo blande son sus ojos azules
hincad los unos más hondo las palas los otros seguid tocando a danzar
Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos de mañana a mediodía te bebemos de tarde
bebemos y bebemos
Vive un hombre en la casa tu pelo de oro Margaret
tu pelo ceniza Sulamit juega con las serpientes
Grita que suene más dulce la muerte la muerte es un Maestro Alemán
grita más oscuro el tañido de los violines así subiréis como humo en el aire
así tendréis una fosa en las nubes no se yace allí estrecho
Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos a mediodía la muerte es un Maestro Alemán
te bebemos de tarde y mañana bebemos y bebemos
la muerte es un Maestro Alemán su ojo es azul
él te alcanza con bala de plomo su blanco eres tú
vive un hombre en la casa tu pelo de oro Margarete
azuza sus mastines a nosotros nos regala una fosa en el aire
juega con las serpientes y sueña la muerte es un Maestro Alemán
tu pelo de oro Margarete
tu pelo de ceniza Sulamit
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Noticia: 'ETA armó a la tribu Murle que causó 185 muertos en Sudán'
EEC International.
Sección: Otros mundos
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NueVos antónimos (anyway, NV is not dead yet)
El pasado sábado 1º de agosto, enmarcado en el reducido Low Cost Festival de Alicante que como cabeza de cartel en su segundo día tuvo no a Vetusta Morla sino a Juliette Lewis sin The Licks, de cuyos berrinches, no por berridos, aquí no osaremos hablar, a Ignacio González Vegas (Gijón, 1974) junto a su banda habitual, excepción hecha de Xel Pereda (imperdonable y premonitoria ausencia), la conclusión expuesta al principio de este artículo debió habérsele revelado ya tras los primeros acordes en grado sumo, como en esa fracción de segundo de lucidez postrera a su decapitación a San Juan Bautista le pareció que no existía Dios, si creó a Salomé, aunque luego llegaría Caravaggio que hubiera hecho dudar al mismísimo buenazo de San JB en tal momento.
Un festival, con rígidos horarios, estrellitas americanas, y al aire libre, no es el hábitat natural de Nacho Vegas & his boys, ni lo será nunca. Va contra natura, simplemente. Un set limitado a diez canciones, de las cuales un par de ellas fueron presentaciones en palacio en el recinto de la Volvo Ocean Race, donde por cierto las colas para ir al baño eran mayores que en el descanso de un partido de Champions en el Bernabéu y eso que estamos hablando de unos dos mil asistentes, inevitablemente será insuficiente aunque deleite con clásicos de siempre como Gang-Bang o la final, no hubo bises, El hombre que casi conoció a Michi Panero (recomiendo la lectura de la novela Los últimos días de Michi Panero de Miguel Barrero en este punto, creo que procede), o instantáneos como Morir o matar, esta última a expresa petición del núcleo duro de la parroquia, y en la cual, a medias entre el despecho por tener que modificar el guión y su proverbial socarronería resguardada por su impostada timidez, coló un fraseo marca de la casa.
A Nacho Vegas siempre se le ha de exigir todo aunque no se le facilite nada, aparte de un buen puñado de euros, por parte de la parte contratante, y valga para esta afirmación la cosificación en ese humo artificial que tuvieron a bien en apagar a tiempo antes de una espantá que por otro lado tampoco hubiera degenerado en revuelta visto el perfil de los asistentes y de lo poco memorable de la actuación.
NV desde hace años es mucho, casi todo, en la patria musical y no debería permitirse ciertos lujos. O se ofrece todo, o no se ofrece nada. Poco no es antónimo, ni sinónimo, claro, de todo, señor G.
*Esta imagen corresponde a la segunda mitad de la fila para ir al aseo. La fila se mantuvo homogénea desde que llegué hasta que me fui. Por descontado, oriné donde me dio la gana.
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Un poema de José Alcaraz. Sí, es amigo mío pero antes, y a pesar de esa tara, es poeta
Materia invisible
Silencio, el aire está de luto.
Luto blanco y abstraído. Bondadoso, alegre.
Emociones del tamaño de un sabor a azúcar
vuelan por el aire que circunda mis pensamientos.
Si mi alma tuviera fronteras, serían de agua,
igual que las de mis ojos, y en ellas habría sueños
montando guardia ahora mismo.
Me evaporo, despavesando las últimas cenizas de mi cuerpo.
Me rezo a mí mismo una oración inventada
por esa parte de mi sombra que no conozco,
suspendido en neuronas sensibles,
imágenes sofisticadas y palabras taxativas.
Duro así lo que tarda en llover. Y la lluvia soy yo.
Y caigo sobre el ruido del planeta,
sonando de la misma forma
que un metal golpeado por el paso de la vida.
Copiado y pegado sin permiso de El coloquio de los perros Nº 20, primavera 2008.
Aprovechando el último verso del Conde Niño, y porque me apetece por un motivo en concreto, me despido por hoy con una inmejorable canción de Nacho Vegas: 8 ½.
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