La espera terminará cuando al fin vuelva por aquí. Demasiado tiempo esperando, cualquiera lo diría, ansiando su regreso en esta casa tan pequeña con cocina integrada en la salita, un solo dormitorio, un baño. Treinta metros cuadrados de soledad envuelta en mantas sucias como el suelo y muebles, que no quitan el frío. Sólo el porno que emiten a estas horas hace un poco de compañía. Que no podía llegar antes, que necesitaba arreglar, poner en su sitio ciertos asuntos pero que ya estaba de camino, le dijo, y que esto tampoco lo había hecho nunca por nadie, que siempre era la otra parte la que volvía, que así debía ser dadas las circunstancias, pero que bueno, lo haría, alterando sus planes por sus ganas, necesidades, según se mire.
Hasta el porno aburre llegados a ese punto, tres veces ya, y se decide a poner un disco, de esos clásicos, atemporales por el momento, que hable de ellos, sobre todo esa canción. Siempre tuvo mucho amor o similar que dar, y recibir, aunque no es comparable a lo que recibe y da quien está a punto de llegar, es otra cosa, menor siempre, que acaso le sirve para llenar el vacío de la espera. Bendice la noche en que lo conoció.
Ya ve el coche aparcar, ahora que viene la canción, su canción.
Lástima que no le pidiera traer también cigarrillos. Va a ser una noche larga.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
me ha gustado mucho.
abrazo
Me alegro Pepe.
Le dejé un comentario a la mitocondria, a las 5 AM, sobre los orígenes de las mitocondrias y lo mucho que se parecen a las bacterias. Eso sí, copiado de la wikipedia.
Un abrazo y ánimo.