Hoy como menú tenemos la especialidad de la casa

Tal como fueron las cosas no esperaba que regresara a mi lado tan pronto.
El uno de abril, cuando en medio mundo están de broma, de hace tres años, se me ocurrió contárselo todo. Cenamos en Pino's, yo odiaba la lasagna de allí, pero la pedí de todas modos. Quería ir entonándome, ponerme en situación, desagradable por decir así, pues ya tenía de antemano pensado confesarme esa misma noche. Por completar, para su delectación, avine también en el gasificado al extremo lambrusco rosado de Reggia Emilia, specialità della casa.
Era lunes, o martes, no recuerdo bien y había pocas mesas ocupadas, tres o cuatro, y espaciadas entre sí, en el restaurante, suficientes para no estar solos. Entre semana no solían, ya cerró y ahora es una delegación comercial y almacén de una firma mobiliaria que se publicita en suplementos y revistas varias, abrir más que la sala principal que aún así se antojaba exagerada para tan poca clientela a esos manteles ajedrezados en rojo y negro. El amarillo de la pared y los neones tan blancos a su vez, tampoco ayudaban a crear ningún atisbo de intimidad, pero a ella siempre le gustó ese restaurante. A mí me vino de perlas su elección, una vez mis segundas intenciones iban a materializarse en otro relato, o mejor aún, poema, ya que este no iba a ningún lado.