Deiyu, un fracasado romance, mejor
cesar el cante en los idus.
Temías por la Numancia
y ya hasta cayó otro fíu.
Calló el Bueno de San Pedro,
un nonplusultra de ficus,
a tus instancias censoras.
Tú es que naciste con ictus.
Mas, de Hilario en tv funeral,
cuánto llanto, cuánto rictus;
lo intuía Su Majestad,
a la Lola, y a mi Santi,
los dejó muertos Raska-Yu.
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Magistral lección técnico-práctica de poesía (Yoyamelasé en japonés ordinario)
Da igual, rima con gorda.
Vale:
Gracias dice la morga
a la (hmmm...) oliva más gorda.
Este ejemplo nos baste hoy como guía. Su técnica es aplicable a cualquier palabra que nos sea desconocida y deseemos integrar en el poema, pues la poderosa magia del códice indescifrable extraviado de la poética hará armonizarse al resto del conjunto a poemar.
Esto es así y lo demás también (mira, al final ha venido la paremia, ya no la esperaba, qué bueno, lo sé).
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Blanca en la playa (3 a. m. Eternal, remezclada por DJ Leo)
Y para todos ustedes también, que sé que cada vez son más y más y más y más los que vienen a espirar aquí (mira que hay unas cuantas conjunciones copulativas en esto, pero no se me antojan suficientes, mira tú por donde)
Era una tarde cualquiera de agosto. Calurosa sólo hasta donde se lo permite Norteña. La playa de San Lorenzo a rebosar, con marea baja, imagínense. K. y L. me acompañaban (yo hoy seré la F. sólo para completar, que es lo que le falta a esta de hoy tres de la madrugada eterna, que a las alturas en que sucedieron los hechos que estoy relatando había dejado de sonar hacía cosa de tres años) en el voltio vespertino repasador a la carne que se abrasaba alegremente embadurnada en sus otros aceites que los salvaguardaba de morir atrapados en la maquinaria dominante durante como mucho dos meses, en el mejor de los casos. El caso nuestro por entonces. Bueno, no tanto, y la canción comienza ya si quieren.
K. en concreto lleva 18 años sin trabajar. Se ríe de todos nosotros de un modo que ni se pueden imaginar. Él sabrá.
L. tampoco curra desde hace unos años, sólo que lo suyo es forzado por un accidente laboral que nunca le ha impedido seguir colocándose o practicar el folleteo luminario. No puede decir que le vaya mal del todo aunque a algunos el que nos faltara una mano nos dificultaría quizá en exceso, sin ir más lejos, el escribir a estas horas, este texto.
F. (bueno yo, otra vez a partir de ahora) por entonces era un tipo virginal en muchos sentidos, en casi todos en realidad, salvo en el del dolor que produce en uno el taladrar de lo vacío en el espíritu, es decir, el no taladrar ningún otro espíritu vacío es lo que le jodía a ese adolescente que una vez seguí siendo.
3 jóvenes pues, sin nada mejor que hacer, caminábamos por la playa de San Lorenzo.
Al llegar a la altura de la escalera ocho nos detuvimos a observar más detenidamente a un par de chicas en tetas.
Mi asombro al percatarme de que era ella, Blanca, una de las dos hermosas que retozaban, reían y se hacían carantoñas tiradas en la arena fue enorme, inmensurable en términos vocabularios.
En los últimos tres años no había coincidido con ella más que una noche en la cual al bajarnos del único coche del que disponíamos prácticamente en comuna para irnos de farra sin tener que subir y bajar desde la parte alta de la ciudad a patita aún a riesgo de la que nos caería de pararnos la policía, puesto que nadie de nosotros poseía carnet ni de coña, la vi de lejos bajarse de un cochazo a su aún tierna edad, en otra noche a las tres de la mañana.
Tampoco en esta tarde de la que les hablo me acercaría demasiado, pero ni falta que hizo.
Epatadísimo por sus nada sospechosos pechos naturales por entonces, ni siquiera era capaz de responder a ninguna de las burradas que mis dos amigos proferían en petit comité acerca de lo increíblemente buena que estaba la jovencísima gachí.
Ra jamás había visto a hembra semejante en todo su esplendor, aunque no fuera en la hierba, entregarse a sus poderosos haces de luz con la naturalidad divina con la que ella lo hacía.
Nada sobre esta Tierra podía comparársele; las cascadas de la viejísima reina Victoria se hubieran secado de tener que competir con sus rizos. El desierto de Gobi se habría visto inundado por los húmedos reflejos de su tersa piel. La completa noche polar hubiera implosionado por efecto de su irradiación estratosférica y por poner fin a esto antes de que me vuelva insoportable paro aquí.
Alabuliyé.
La paja que me hice al llegar a casa fue histórica, como se podrán imaginar.
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El hecho personal más destacable del año 95 después de lo del Maine
Sí, hembras y señores, hablo de la segunda conversación mantenida cara a cara, y hasta hoy última, con la mismísima Blanca.
Un domingo de invierno a la tarde del noventa y dos. ¡Qué gran año para Madrid y su capitalidad cultural europea!
Yo, borracho como un dieciseisañero hinchado de cerveza y pacharán, vamos, exactamente como a quien describo, osé hablarle tras gozar lo mío reinterpretando una coreografía aprendida en mis años aún más mozos en los arrabales del centro financiero europeo de la mano de Marco Ruppel (pueden preguntar al autor original por los pormenores de la danza escribiéndole a este mail, preferentemente en alemán) bajo la base del Infinity de Guru Josh que aquí sigue:
De Guru Josh por cierto, decir que unos años más tarde cruzando yo que estaba la avenida Mediterráneo de Benidorm a altas horas de la madrugada, él, y su mastodóntico acompañante, en un Porsche 911 Carrera (no se pronuncia PORCH) casi me atropellan. Les pedí explications, of course, pero a estos descendientes de otra estirpe también incomprensiblemente dominadora del mundo en su día, es mejor golpearlos antes de razonar con ellos, y se alejaron tras un par de voces sin más, no sin antes, no me van a creer mas mucho me da igual, subir el volumen del radiocasete o CD del cual todo el rato, ahí caí en la cuenta de quien era ya que sus pintas eran las mismas que acaban de ver, sonaba el audio del arriba visionado vídeo.
Al caso.
Había hecho las pertinentes adaptaciones necesarias a la coreografía con el fin de sincronizarla con el Kiss de Prince, que no me pregunten por qué, estaba sonando en la discoteca de la Guía de la cual era así, así, asiduo en las lluviosas tardes de domingo de esos, sin ser hijoputas del todo, jodidos inviernos de Norteña, y disfrutaba llamando la atención sobre la pista vacía a pesar de las risas de mis coleguitas, cuando la descubrí sonriéndome.
Sus amigas se descojonaban despatarrada y abiertamente de mí, al igual que el resto de los tardíos presentes, pero ella no, ahí estaba, de pie y sonriendo como sólo a otra persona lo he visto hacer (siendo el destinatario mi bajeza, me explico).
Una pena que mi retentiva sólo sea visual y musical pues les juro que no sé de qué hablamos Blanca y yo en aquel oscuro reservado.
La memoria no me da para nada más que esto y para admitir que esta película de Bud Spencer y Terence Hill que están dando por la 2 la he visto antes.
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¡No Michi!
Ni caso. Este gato que viste como si fuera de la Juve es un poco ciego. No ve un pijo en realidad. Su patita debe golpear en jabs velocísimos los objetos que se va encontrando en su camino. Lo llamo Michi Panero Suputamadre Carter. También es un poco sordo a estas alturas, por los gritos que le pego. Me hace reír a menudo, como cuando con la puerta cristalera corrida lo llamo para que salga al jardín y el infeliz se estampa a doce kilómetros por hora contra el cristal. Menos gracia me hace si 0omjnnnnnnnnrtyyy6essxz asalta el teclado cuando escribo y tengo que volver a empezar a escribir y tengo que volver a empezar a escribir lo que borraron sus pasitos.
Ahora descansa cual feto feliz en la inopia, acostado en la silla que tengo a mi lado, con las orejas tiesas, intuyendo las volutas de humo. Debe ser duro vivir entre tinieblas. Debe ser duro vivir. No soy consciente de ello, sólo vivo para dormir, comer y correr, según mis posibilidades. Ahora que puedo salir, salgo por donde quepo y apenas oigo lo que me dicen desde casa. Sigo a lo mío.
Piso lo verde,
y se me aviene la luz.
Me fundo en negro.
"No Michi, ¡no!"
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Alea iacta est
Complementa el 15 y reintegra el 7.
Hale, a .(cinco letras) .(tres letras) .(cuatro letras).
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Elogio del proxeneta
Luis Miguel Rabanal, Elogio del proxeneta
Luis Miguel Rabanal
(¿No nos dan ganas de dejar de escribir?)
LLamo POETA a Luis Miguel Rabanal cada cierto tiempo por esta red de redes. No es que tenga ascendente sobre él ni mucho menos, le sobran los motivos. Es por y para mí. Me sirve para recordar, algo así no obstante no se traspapela entre menudencias desentrañadas o no, qué es ser poeta.
El poeta se define por su escritura, claro. En esta definición para nada influyen circunstancias vitales, posturas-imposturas o compañías, e ignorar formatos puede incluirse a gusto propio en cada una de las razones previas, que también quede dicho.
El tal no se guía por otra estrella que no sea belleza y anverso, en la cual cabe, dentro de las innumerables semicircunferencias que la conectan, todo aquello que sea necesario, siendo consciente que no hay diámetro que valga en esta figura. Pero no de un necesario sin más, como el alimento o la evacuación, más bien resulta de un necesario como la luz en la noche o el crujir de nuestras raíces en tierra firme. Palabra de abogado de secano.
Luis Miguel Rabanal es POETA, no sé si lo he dicho antes.
Esto que sigue también es suyo y de, lo recuerdo muy bien y casi de memoria, La última vez, publicado por Ajímez Libros en 2000 (él, a veces, mira la mar):
Mirar el mar con los ojos de mi hijo.
Esperar en cualquier momento el perfecto desvanecerse de las cosas y permanecer
aquí sentado mientras la vida se consume entre las uñas y con exagerada sorna
nos va marcando la hora en el reloj diminuto y fosco de la tarde.
Dejarse de bobadas.
Algún día nos costará muy caro este tiempo oscuro que hemos dejado acontecer
escribiendo palabras, palabras y palabras.
Aunque, tal vez, sea así mejor: desocuparse de todas las ruinas habidas y por haber
y anotar en el negro cuaderno lo que de veras importa.
Mirar el mar con los ojos encrespados de mi hijo.
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La MC Blues espira en este blog
La Manga Club quiere remontar en solitario
La Verdad
Cartagena
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Del gran Langui Dos Goyas (Freestyle Battle 1st round. Se aceptan réplicas de iniciados a estas formas dialécticas.)
los reyes del esperpento
glorifican hoy tu nacimiento.
Tú, Antón y LaDako desde el Panben
enseñadle hoy al mundo el hermoso y pateado gran bullamen.
Cientos y miles de yos y de yos
oídos, gritados en pos de nosotros
los quinquis, los raros, aquellos, los malos,
los desheredados en estos no pagos,
donde tachan las faltas los menos indicados.
Tú no vuelas alto, tú vas hacia el cielo
en que habitan estrellas que no se rellenan
sus dos mamellas o sus polleras.
Con rimas y sin o con papeles
tú bordas tus frases como Frank en Desfase.
Te olvidarán pronto, renegarán esos tontos,
y qué más da ya;
lo mejor de lo suyo en sus morros
es lo peor de lo tuyo en tus forros.
Bendito ese pan que le traes a tu hijo,
bendito ese pan que le traes a tu hijo.
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