0-5 . Crónica que se intentó publicar en un diario deportivo de muy escasa tirada para ser una edición inventada.

El fútbol es una ciencia (exacta) como bien saben todos los estudiosos al menos desde la celebración en Madrid del I Congreso Internacional Ciencia y técnica del fútbol, en Julio de 1989 (interesados ver este libro), y La Manga Asalariados Club no volverá a poner esto en duda nunca más. La historia de este partido estaba escrita.
Corría el minuto 87 y el derbi, en otra estupenda tarde levantina, mantenía contra todo pronóstico el empate inicial en el luminoso.
Los Mangantes Club dominaba con suficiencia a Asalariados sin llegar a plasmar esta superioridad en el marcador, a pesar de haber disfrutado de numerosas e inmejorables ocasiones gracias mayormente a los zapatazos inhumanos de su fichaje estrella de esta temporada, Steroid Andaluz, desde el comienzo del partido, nacidos todos ellos casi sin excepción de las mortíferas combinaciones de la dupla afrancesada Colaso-Federico.
Los milagros no existen en el fútbol como se induce a deducir de lo afirmado al comienzo del artículo, pero la espartana defensa de Asalariados hizo posible creer en ellos hasta ese simbólico minuto 87.
Ni los inverosímiles despejes de sus centrales O-Gullo y Rex Istence o el volador blocar de su portentoso portero local Dihnidá ni el resto de los sacrificados integrantes del team anfitrión serán algo más que reflejos que desaparecen de la retina del espectador cuando no se alcanza la victoria en un partido jugado a vida o muerte, a pesar de todos sus esfuerzos.
Y es que, aún a sabiendas que en este virtual, al igual que otros, periódico deportivo las referencias literarias están a efectos prácticos prohibidos, y yo con la siguiente llevaré ya dos, no me resisto a no citar aquí a M.A. Príncipe y su archiconocido final de El lavatorio del cerdo, "...quien nace lechón muere cochino", pues por más que Asalariados intentaron, y a buena fe hasta entonces, no darse por aludidos a pesar del baño que estaban recibiendo, era tontería luchar contra su propio sino.
En el fatídico minuto 87, en el inmenso video-marcador de última generación de un abarrotado La Manga Park, aparecieron advertidas las últimas variaciones en los demás encuentros de la ERE Liga.
Los equipos grandes iban venciendo.
Los aficionados locales estallaron a coro todos a la vez, exclamando lo que no habían pagado por ver: "RESIGNACIÓN, RESIGNACIÓN, RESIGNACIÓN".
Y acto seguido los Asalariados se pararon, miraron hacia arriba y escupieron contra el cielo. Mangantes marcaría aún cuatro goles más en el descuento del cual el árbitro no perdonó ni un segundo en un alarde de estoicismo profesional.
A este periodista, ya todo visto, no le quedan ganas de seguir escribiendo sobre fútbol, puesto que toda su magia se esfumó para él hace mucho, cuando el soñar con la razón comenzó a producir el monstruo de la verdad.

Al César.

A. Trinidad Lo. de Dios
(traducción original del esperanto)