Usted no podrá permanecer en casa, hermano.
Usted no podrá enchufar, encender y escabullirse.
Usted no podrá abandonarse al caballo y pasar,
ir a por cerveza durante los anuncios publicitarios
porque la revolución no será televisada.
La revolución no será televisada.
La revolución no le será traída por Xerox
en cuatro partes sin interrupciones comerciales.
La revolución no le mostrará imágenes de Nixon soplando un clarín
y liderando una carga de John Mitchell, el General Abrams y Spiro Agnew
para comer estómagos de cerdo confiscados de un santuario de Harlem.
La revolución no será televisada.
La revolución no le será traída por el Schaefer Award Theatre
y no la protagonizará Natalie Woods y Steve McQueen o Bullwinkle y Julia.
La revolución no le dará sex-appeal a su boca.
La revolución no se deshará de la barba dura.
La revolución no le hará parecer cinco libras más delgado,
porque la revolución no será televisada, hermano.
No habrá ninguna imagen de usted y Willie May
empujando ese carro de la compra manzana abajo dándolo todo,
o tratando de introducir aquella tele en color en una ambulancia robada.
La NBC no será capaz de predecir al ganador a las 8:32
o informar desde 29 distritos.
La revolución no será televisada.
No habrá imágenes de puercos disparando a hermanos en la repetición instántanea.
No habrá imágenes de puercos disparando a hermanos en la repetición instantánea.
No habrá imágenes de Whitney Young siendo echado de Harlem sobre una estaca por un nuevo proceso.
No habrá cámara lenta o naturaleza muerta de Roy Wilkens dando un paseo por Watts en un mono de liberación rojo, negro y verde que él había estado guardando justo para la ocasión apropiada.
Green Acres, The Beverly Hillbillies y Hooterville Junction
no serán tan condenadamente relevantes, y las mujeres no se preocuparán
si Dick finalmente se hace a Jane en Search for Tomorrow
porque la gente negra estará en la calle en busca de un día más brillante.
La revolución no será televisada.
No habrá destacados en las noticias de las las once
ni imágenes de mujeres liberacionistas de brazos peludos
y Jackie Onassis sonándose la nariz.
La canción principal no será escrita por Jim Webb, Francis Scott Key,
ni cantada por Glen Campbell, Tom Jones, Johnny Cash, Engelbert Humperdinck,
o Rare Earth.
La revolución no será televisada.
La revolución no volverá después de un mensaje
sobre un tornado blanco, relámpago blanco, o gente blanca.
Usted no tendrá que preocuparse de una paloma en su dormitorio,
un tigre en su tanque, o el gigante en su taza de váter.
La revolución no irá mejor con Coca.
La revolución no combatirá los gérmenes que pueden causar el mal aliento.
La revolución le pondrá en el asiento del conductor.
La revolución no será televisada, no será televisada,
no será televisada, no será televisada.
La revolución no será una reposición.
La revolución será en vivo.
Gil Scott-Heron, "The revolution will not be televised"
(yo sólo traduzco mientras leo del mar)
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