Hoy:
Conferencia de Edgar Borges sobre Edgar A. Poe (crónica)
Al despertar sentí apetencia de un café, cosa rara en mí. Como no hay café en casa salí a la calle a tomarme uno. Volví al momento porque no hacía tiempo para andar en calzoncillos por la calle.
Me vestí pues al estilo, que me caracteriza estéticamente,
cool, término de denominación que si no fuera un anacronismo para mí, ya que llevo empleando este palabra más de veinte años, usaría mucho más a menudo. Y otra vez a la lluvia en la oscuridad de la urbe.
En mi cafetería gay preferida donde el periódico que leí, tras rellenar el autodefinido del mismo, que completé, salvo por una lastimera palabra esquinada que buscaba un sinónimo de 'regule' y a mí me quedó en R E _ LE (no andaba muy fino, recién despertado a las siete de la tarde de un martes no festivo no follado es normal, ¡perdónenme!), informaban acerca de una conferencia sobre
Edgar que iba a dar
Edgar a dos pasos de donde me encontraba, y que me pareció atrayente ya sólo por su título: 'Nunca más señor Poe. El fin de los malditos'. Y a salto de mata hay que ir.
El problema se presentó de repente porque no restaba tiempo, ya eran casi las siete y media que era cuando comenzaba aquello, ni para pagar el café con leche descafeinado (es que el café café no me gusta mucho mucho) de sobre con la leche desnatada templada y sacarina que había consumido.
Levanteme, chisté al camarero, le guiñé un ojo y ya girándome hacia la puerta me bajé los pantalones un poco más allá de la hucha, sin vergüenza, porque la depilación masculina está ya gracias a Dios de capa caída, e hice girar mi muñeca izquierda, señalándolo, al camarero, con el índice extendido, en contra del sentido de las agujas del reloj, si se viera de frente, óptica desde la cual él miraba (mi culo o el dedo, no lo sé).
Salí corriendo hacia el
Antiguo Instituto no sin desaprovechar la ocasión de realizar mi buena acción del día (Zipi y Zape son una gran influencia literaria o no para mí) ayudando a mi colega Ben Alí a putear un poco a la SGAE adquiriendo una copia más de la Iberia de Albéniz interpretada, a medio acabar por el repentino fallecimiento de Francisco Guerrero, por la Orquesta Sinfónica de Galicia (han de saber que en Gijón hay mucha competencia en el gremio de Ben, y la especialización resulta perentoria). Tuve tiempo a su vez de mostrarme contestatario quemando una papelera en mi camino al Antinsti (por Antiguo Instituto).
Yo soy así, completo, es que lo tengo todo, soy un buen partido, joder. Por qué no me hacéis caso (+), mujeres de mal vivir, que sois todas, ay, con ser tenéis bastante, ya, y por eso nueve de cada diez de los asistentes, unos treinta en la sala de conferencias, eran, ya voy entendiendo mejor, mujer. Y de cincuenta tacos para arriba, todas, la plena representación sociológica del espectro de lectores de este país que se llama, hmmm, no sé, ¿cómo se llama tu país, Manuel? Si es que me hacen perder los estribos hasta de mis propios textos. Joder ya, hombre.
Me senté en la tercera fila sin nadie delante, y creo que ya supondrán que las de atrás no venían conmigo (paráfrasis homenaje a Vicente Muñoz Álvarez, que parece que tenga que explicarlo todo).
Escuché.
Conferencia del escritor (síntesis):
1.Forma:
técnica bivocal autorreferencial interpretativa,
amenidad y viveza en la narración expositiva de la ponencia
Valoración: notable alto. No puntúo mejor por envidia
2. Contenido:
Partiendo del simbolismo de 'El cuervo' Edgar Borges dialoga
con un álter ego homónimo idealista con aspiraciones de escritor
con el fin de denunciar la fagocitación del arte por la industria
(en una lectura más personal y arriesgada yo osaría afirmar que
arte e industria, valga mercado, siempre formarán oxímoron,
en cualquier presupuesto)
Valoración: ídem anterior
3. Repercusiones (esto aquí es un ejemplo de
false friend ):
tres, dos de ellas insustanciales (preguntaban, dos señoras,
por ejemplo, por la bipolaridad del bicentenario autor),
la última no, que para algo el turno fue mío que me sirvió para
interrogar a Borges sobre si internet no podría servir como
plataforma desde la cual la intelectualidad apuntara al estupidismo
Valoración: insuficiente [sin culpa por parte del ponente, cuyas
respuestas correspondieron ampliamente, salvo quizá en el
último caso, ja y ja (léanlo como si fuera en alemán y verán qué
diferencia), a lo cuestionado]
Ya finalizado el turno de preguntas se dio por concluida la conferencia con una amplia ovación, la segunda, y yo me disponía a interpelar al segundo Borges que conozco para entregarle una tarjeta de miembro honorario de
ESPIRADOR ECLÉCTICO cuando una señora, la que había preguntado, en segundo lugar, a Borges por la bipolaridad de Poe, qué casualidad, me pregunta a mí, ya leerán ahora mismito cómo quien está obcecado en lo superficial está obcecado en lo superficial, si escribo. Si Leo del Mar escribe, preguntó.
Miren, les juro que soy bastante buena persona pero..., bueno, sigo. No contesto, contesto no quiero decir con esto, mierda, me he liado. Que no escribo, coño, le dije, coño.
Es que me había parecido por tu pregunta, y tal, ella dice, yo sí escribo, ella dice, he publicado en internet en XXX y la revista XXX me ha publicado una versión del relato 'El faro' que no terminó Poe, ella dice, y en fasbu y mispás (transcribo literalmente lo oído, ojo) también escribo, siguió, y ahora voy a mandar una novela a concurso y y y ... acabó queriendo invitarme a un café.
Verán, Leo del Mar ni escribe ni concursa pero su no seudónimo sí, fracasando seguramente tanto en el próximo Premio Asturias Joven de Poesía como en el de Narrativa, en los de este año 2009, sí (
metiendo presión nene, di que sí. Fdo: Reo del Mal. Lo llamo presión en negativo, Reo.
Ah, me lo apunto. Mejor no.
Vale.).
A ver, a ver, que aquí está pasando algo raro.
Me parece que está hablando El Mismísimo.
Deus ex machina.
El demiurgo en persona.
Yo, leo, creo, (sí, sí, sí, atención a todos, es él, la minúscula) y escribo para la posteridad, como Bandini, y la mía comienza en 2038, que es cuando caduca esta licencia de Blogger.
-Oh, no, otro engaño. Ya sabía yo que tú no escribes como él.
-Es que ya han soltado a
Jorge de Villabona, ¿o qué? Lo parece, macho. Aquí, saboteando. (Disimulo)
A lo que iba.
La señora, tras soportar mi negativa con carcajada en ristre incluida, creyó (bien) que me estaba riendo en su cara y no se le ocurrió a la muy bruja otra cosa que despedirme con un "
Je te maudis".
Pero es que esta tía era muy fea (y mayor), lo juro.
Y además no tomo café.
Nota de los autores:
Este texto va dedicado a un tal Juan, que tuvo la desfachatez de confesar hoy vía e-mail que no había leído ningún texto publicado por Leo del Mar, aparte de una traducción e e-mails (lo de la cacofonía paso, en serio, paso de explicarlo).